Siete millones de personas padecen la lepra a principios del siglo XXI
Alrededor de 2.000 personas contraen diariamente la lepra en todo el mundo
La lepra tiene hoy cura, pero los tratamientos m¨¦dicos no son suficientes y todav¨ªa la ignorancia, el miedo, el aislamiento y la pobreza son los principales responsables de que m¨¢s de siete millones de personas sufran en el mundo los efectos de este terrible mal.
Hoy se celebra el "D¨ªa Mundial de Lucha contra la Lepra" y las organizaciones que trabajan contra esta enfermedad, que fue durante muchos a?os una tragedia contra la que no se sab¨ªa c¨®mo actuar, recuerdan que en 15 pa¨ªses del mundo, sobre todo de Africa, Asia y Am¨¦rica Latina, es un importante problema de salud.
Desde comienzos de los a?os 80, existe una triterapia que permite detener el avance de la enfermedad y, en abril de 2000, un grupo de investigadores del Instituto Pasteur de Paris descifr¨® el genoma de su bacilo.
A pesar de los esfuerzos en investigaci¨®n y el gasto efectuado, especialmente por parte del grupo farmac¨¦utico suizo Novartis, que ofrece gratuitamente la medicaci¨®n y se ha comprometido a hacerlo hasta finales de 2005, la enfermedad sigue causando m¨¢s de 750.000 nuevos casos al a?o en todo el mundo.
Ocultaci¨®n de cifras
Los seis pa¨ªses m¨¢s afectados son India, Brasil, Myanmar, Madagascar, Nepal y Mozambique y, seg¨²n denuncia la ONG Anesvad, en estos y otros pa¨ªses los organismos gubernamentales han llegado a reducir las cifras de afectados por intereses tur¨ªsticos, comerciales o de pol¨ªtica exterior.
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) pretende hacer llegar los tratamientos a todos los pa¨ªses afectados, muchos de ellos con situaciones de guerra, con comunidades aisladas y con muchos problemas de infraestructura que dificultan el acceso de la multiterapia, que se basa en un eficaz tratamiento que cura definitivamente y que existe desde hace m¨¢s de 15 a?os.
La situaci¨®n actual, a pesar de las optimistas previsiones de la OMS hace unos a?os, es que s¨®lo un 30% de los afectados reciben tratamiento.
Adem¨¢s de los tratamientos m¨¦dicos, las organizaciones de lucha contra la lepra destacan la importancia de las campa?as de detecci¨®n precoz y de sensibilizaci¨®n en las zonas de riesgo para que los afectados puedan recibir tratamiento antes de que se produzcan secuelas.
El 15% de los nuevos infectados son ni?os y en muchas ocasiones sus condiciones de vida son duras y dif¨ªciles porque son obligados a huir hasta zonas alejadas de la comunidad, donde la enfermedad progresa sin ayuda m¨¦dica.
Deformaciones irreversibles
Si el mal no se detecta pronto y comienza el tratamiento, los afectados sufren deformaciones irreversibles en el rostro o en sus miembros que llegan a dificultar su vida normal y provocan el temido rechazo social.
Este ancestral miedo a los leprosos es un estigma que hay que combatir tanto o m¨¢s que el bacilo que la causa, ya que las falsas creencias que rodean este mal milenario, que se mencionaba ya en escritos fechados 600 a?os antes de Cristo, han llevado a pensar de forma err¨®nea que se trata de una enfermedad muy contagiosa.
La realidad es que el contagio de la bacteria, que se transmite por v¨ªa a¨¦rea tras un contacto que es necesario que sea directo, frecuente y estrecho, es en general dif¨ªcil y est¨¢ relacionado con malas condiciones de higiene y alimentaci¨®n.
Esto se prueba hasta el punto de que se calcula que menos del 10% de las personas expuestas al bacilo desarrollan la enfermedad, que tiene adem¨¢s un largo periodo de incubaci¨®n en algunos casos de hasta diez a?os.
Alejandro Magno
La historia de la lepra supuso tambi¨¦n en Occidente, adonde lleg¨® cuando los soldados de Alejandro Magno se lanzaron a la conquista de Oriente, rechazo, marginaci¨®n y crueldad hacia los afectados, ya que se la consideraba un castigo de Dios y por ello surgieron lugares llamados "lazaretos", donde los enfermos fueron marginados y abandonados a su suerte.
Esta carga ancestral de irracionalidad y mitolog¨ªa sigue marcando la lepra como enfermedad maldita, lo que ha hecho que algunos apuesten por cambiarle el nombre y denominarla enfermedad de Hansen, en alusi¨®n al m¨¦dico noruego que descubri¨® en 1876 el bacilo que la origina.
Pero ya sea como enfermedad de Hansen, como lepra o de cualquier otra forma, el objetivo es reducir el mal y sensibilizar a la poblaci¨®n sobre la existencia de la enfermedad y sobre la vergonzante situaci¨®n en la que se encuentran muchos afectados, que en lugar de recibir ayuda se ven conminados a esconderse para evitar el rechazo social que provocan.
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