Aborto: una pr¨¢ctica sanitaria 'de alto riesgo'
Todas las mujeres que acceden a un aborto provocado tienen un motivo para interrumpir su gestaci¨®n, pero algunas veces las circunstancias son tan determinantes que pr¨¢cticamente "ahogan" la voluntad de algunas de ellas. Hablamos de mujeres que desearon su embarazo, que pusieron en marcha un proyecto vital y a las que una patolog¨ªa fetal o maternal grave trunc¨® sus expectativas, hablamos de mujeres prisioneras de circunstancias dif¨ªciles de superar...Coyunturas vitales que existen detr¨¢s de las interrupciones "tard¨ªas" realizadas por el Dr. George Tiller en el tercer trimestre, y por las que fue asesinado el pasado 31 de mayo.
De la atenci¨®n a las mujeres inmersas en estas situaciones tan lacerantes entend¨ªa muy a su pesar nuestro compa?ero. A ¨¦l, como a muchos de nosotros, le hubiera gustado no tener que atender estos casos dif¨ªciles, emocionalmente complejos. Pero esos casos existen, esas mujeres son reales y alguien lo suficientemente comprometido con su salud sexual y reproductiva les ha facilitado su apoyo durante a?os. No es un camino f¨¢cil, no es una decisi¨®n c¨®moda, tan solo es un compromiso que como profesional puedes adquirir o no.
Gracias a la labor del Dr. Tiller, cientos de mujeres cada a?o pudieron enfrentar un diagn¨®stico de inviabilidad fetal. Cientos de mujeres pudieron evaluar si continuaban o no su embarazo tras conocer que su hijo/a presentar¨ªa patolog¨ªas graves que le condicionar¨ªan para siempre, cientos de mujeres tuvieron la oportunidad de decidir sobre su vida en una gestaci¨®n de alto riesgo o valorar si estaban dispuestas a sufrir como consecuencia de su embarazo graves secuelas.
Los profesionales de los centros acreditados en Espa?a nos sentimos cada d¨ªa m¨¢s cerca de George Tiller porque cada vez resulta m¨¢s complejo dar una oportunidad a las mujeres que deciden interrumpir su gestaci¨®n, cada vez m¨¢s dif¨ªcil atender los casos vitalmente m¨¢s complejos. Dif¨ªcil atender esta demanda social y sanitaria en medio de las amenazas, las denuncias, los asaltos constantes a la propiedad, las agresiones morales, psicol¨®gicas...
George Tiller tambi¨¦n sufri¨® este pre¨¢mbulo inicial contra ¨¦l, contra sus compa?eros y contra las mujeres. El ¨ªndice de agravios "sistem¨¢tico" de los grupos antielecci¨®n fue escalando posiciones cada vez m¨¢s agresivas sin que las autoridades "pareciesen percatarse" de la virulencia que iban adquiriendo, tal vez la actitud dem¨®crata, sosegada y respetuosa de las denuncias de Tiller no ayud¨® "a tomar conciencia". Todos conocemos cual ha sido el desenlace de esta "novela negra norteamericana".
ACAI pidi¨® y sigue pidiendo tanto a los detractores del aborto como a los que defienden el acceso a este derecho b¨¢sico, que la legalidad y el respeto fueran constantes en las acciones de unos y otros para la consecuci¨®n de sus leg¨ªtimos objetivos. Un llamamiento no secundado por los dirigentes de las plataformas antielecci¨®n, quienes ante el acoso de sus bases a profesionales y mujeres han decidido "esconder la mano".
Resulta ciertamente lamentable que la sistematizaci¨®n del acoso contra mujeres y profesionales se haya convertido en algo que de tan rutinario sea considerado como "normal". Nosotros no podemos considerar "normal" que peri¨®dicamente grupos de incontrolados se concentren delante de los centros para impedir el acceso de las mujeres, no podemos considerar normal que trabajadores y profesionales sean perseguidos y amenazados verbal y f¨ªsicamente. No podemos considerar normal estas y otras intimidaciones que afectan al funcionamiento ordinario, que menoscaban la seguridad de las usuarias y de los trabajadores y que pueden llegar a afectar a la calidad de la prestaci¨®n.
Nada hay menos deseable para nosotros que dejar de atender la demanda social, m¨¦dica y sanitaria de m¨¢s de 100.000 mujeres en nuestro pa¨ªs. Una demanda con la que estamos comprometidos porque detr¨¢s de las cifras hay rostros, hay vidas, hay mujeres j¨®venes, inmigrantes, mujeres normales, como todas, mujeres que incluso se manifestaron en contra de su propio derecho a decidir hasta que "sus circunstancias" hicieron de su caso un caso "distinto".
Antes de que la situaci¨®n haga inviable la pr¨¢ctica de esta prestaci¨®n nos vemos obligados a evidenciar este acoso sistem¨¢tico. El pr¨®ximo d¨ªa 1 de julio los 35 centros que integran ACAI y otras cl¨ªnicas acreditadas m¨¢s mostraremos nuestra solidaridad con nuestro compa?ero George Tiller y no realizaremos intervenciones de Aborto Provocado. Ese d¨ªa pediremos al Ejecutivo "protecci¨®n" para las usuarias, para nuestros trabajadores, para los m¨¦dicos, sanitarios, ATS, personal administrativo...pediremos a los jueces que simplemente se cumpla la ley de un estado democr¨¢tico.
A medida que avanza una tramitaci¨®n legislativa que busca la normalizaci¨®n del Aborto Provocado, se recrudece la ofensiva antielecci¨®n. No debemos tolerarlo, no podemos permitir que un derecho b¨¢sico sea secuestrado por la v¨ªa del extremismo moral, del fundamentalismo religioso. No por m¨¢s tiempo.
Santiago Barambio es presidente de ACAI (Asociaci¨®n de Cl¨ªnicas Acreditadas para la Interrupci¨®n del Embarazo).
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