Las revistas cient¨ªficas espa?olas y el fraude bibliom¨¦trico
"Son muchos los problemas que contin¨²an teniendo nuestras publicaciones para competir internacionalmente", dice el autor
El reciente informe 2008 Journal Citation Reports Science Edition (JCR, Institute for Scientific Information, Thomson Reuters, 2009) ofrece algunas novedades de inter¨¦s, como el incremento, m¨¢s bien escaso, de revistas espa?olas entre las 6.598 seleccionadas (0,56% del total) y un nuevo par¨¢metro bibliom¨¦trico, denominado 5-Year Impact Factor, que mejora notablemente ediciones precedentes. Con toda seguridad, el ¨²ltimo JCR ha sido espoleado por su nuevo competidor, conocido como SCImago Journal & Country Rank, desarrollado ¨ªntegramente en Espa?a sobre la base de datos SCOPUS de la multinacional holandesa Elsevier. As¨ª, este repertorio ampl¨ªa su an¨¢lisis ya a 16.033 revistas cient¨ªficas y, entre ellas, 227 (1,4%) espa?olas...?No hay nada mejor que la competencia para renovar productos y servicios! Pero, tambi¨¦n, el 2008JCR dedica un espacio importante al tema de las auto-referencias (no confundir con las autocitas de los propios autores, que esto es harina de otro costal), un aspecto que suele pasar desapercibido para muchos, pero que merece una especial atenci¨®n por su trascendencia en Espa?a.
Un porcentaje elevado de auto-referencias en una revista profesional puede significar, al menos, cuatro cosas: antig¨¹edad de la misma, escasez de publicaciones en el ¨¢rea, uso pobre de la literatura o, finalmente, un fraude bibliom¨¦trico inducido, lo que se ha venido en llamar ingenier¨ªa del factor de impacto. Las revistas de edad media -es decir, de m¨¢s o menos 50 a?os- suelen tener entre un 3% y un 7 % de citas de la propia publicaci¨®n. Porcentajes menores los solemos encontrar en revistas j¨®venes pero, mayores de un 10%, nos ponen sobre la pista de una posible adulteraci¨®n del famoso JCR Impact Factor, un ¨ªndice bibliom¨¦trico reverenciado por todos (investigadores, editores, centros acad¨¦micos, comisiones de selecci¨®n, sociedades profesionales, bibli¨®metras, soci¨®logos, periodistas cient¨ªficos, pol¨ªticos de la ciencia y diletantes de variada estirpe). Las cifras referidas este a?o a Espa?a son, a primera vista, preocupantes: de las 29 revistas con m¨¢s de cinco a?os de antig¨¹edad en el 2008JCR, nada menos que 16 pasan del 10% de auto-referencias y cinco de ellas superan el 50%, llegando, en un caso, ?al 64%! Todo es m¨¢s sonrojante a¨²n si se a?aden estos datos al escaso n¨²mero de art¨ªculos por revista publicados en 2008 (s¨®lo hay siete publicaciones que superan el centenar) y sus menguadas posibilidades de ser citados por revistas extranjeras influyentes o a trav¨¦s de redes de interacciones entre revistas, al estar, en su mayor¨ªa, escritos en espa?ol (el 2008JCR incluye ahora los Article Influence Score y Eigenfactor Score para estos fines). La escasa visibilidad en Internet y la pobre funcionalidad de las p¨¢ginas web de la revistas cient¨ªficas espa?olas no ayudan tampoco en este sentido.
Son muchos los problemas que contin¨²an teniendo nuestras revistas cient¨ªficas para competir internacionalmente. Sobresalen el desd¨¦n institucional y de nuestros investigadores (lo importante, dicen, es "publicar fuera" para mejorar el ranking de nuestros centros, proyectos, sexenios, etc¨¦tera), la marginaci¨®n de los bibliotecarios a la hora de repartir sus fondos (lo c¨®modo y demandado es adquirir paquetes de publicaciones a las multinacionales de la edici¨®n cient¨ªfica), la falta de inversiones espec¨ªficas (la gran industria editorial espa?ola y los planes plurianuales I+D+i nos ignoran) y el insuficiente personal de apoyo, que sigue siendo testimonial en la mayor¨ªa de los casos. Lo compensamos, a duras penas, con la dedicaci¨®n masoquista de sus Consejos Editoriales y Referees o el entusiasmo de sus Directores, que se vuelcan en una labor sin beneficios acad¨¦micos, sin est¨ªmulos a su actividad profesional y sin retornos econ¨®micos. No empeoremos a¨²n m¨¢s el panorama, fomentando las auto-referencias para ganar impacto bibliom¨¦trico o una ficticia competitividad en el sector. Con ello, lo ¨²nico que conseguiremos es da?ar la integridad de nuestras publicaciones, y ¨¦sto es algo muy dif¨ªcil de restaurar en el futuro. Al parecer, una revista espa?ola ha sido excluida recientemente del JCR por sus excesivas auto-referencias, cuando las barbas de tu vecino veas pelar...
Juan Ar¨¦chaga (juan.arechaga@ehu.es) es catedr¨¢tico de la Universidad del Pa¨ªs Vasco y director de The International Journal of Developmental Biology
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