Los planetas enanos y los objetos transneptunianos
Un viaje a los cuerpos con grandes cantidades de agua que giran en torno al Sol m¨¢s all¨¢ de Neptuno
A partir de 1992 se comenzaron a descubrir objetos que orbitan alrededor del Sol m¨¢s all¨¢ de Neptuno. En la actualidad se cuentan unos 2.400 de estos objetos transneptunianos (TNO en sus siglas en ingl¨¦s) pero se calcula que hay unos 70.000 con di¨¢metros mayores que 100 kil¨®metros en esa zona de nuestro Sistema Solar, algunos de ellos, como Eris y Plut¨®n, con di¨¢metros de hasta 2.300 kil¨®metros. Este cintur¨®n transneptuniano, tambi¨¦n llamado cintur¨®n de Kuiper, es comparable al de asteroides, situado entre las ¨®rbitas de Marte y J¨²piter y formado por cuerpos m¨¢s peque?os.
El descubrimiento de estos cuerpos similares en tama?o a Plut¨®n fue el desencadenante de su p¨¦rdida de condici¨®n de planeta. Al haber varios cuerpos de tama?o similar en la misma regi¨®n orbitando en torno al Sol surgi¨® la pregunta: ?qu¨¦ es un planeta? Y por primera vez en la historia se discuti¨® y defini¨® el t¨¦rmino planeta en la reuni¨®n de la Uni¨®n Internacional de Astronom¨ªa, en Praga en 2006. A partir de entonces nuestro Sistema Solar est¨¢ compuesto por ocho planetas y sus sat¨¦lites, cinco planetas enanos (Plut¨®n, Eris, Makemake, Haumea y Ceres), dos cinturones de cuerpos menores y un gran n¨²mero de cometas. Hay que resaltar que Ceres, que hasta 2006 era el mayor de los asteroides, gira en torno al Sol entre las ¨®rbitas de Marte y J¨²piter, mientras que los otros cuatro planetas enanos lo hacen m¨¢s all¨¢ de la ¨®rbita de Neptuno.
La migraci¨®n planetaria es el alejamiento o acercamiento del planeta hacia su estrella
Los centauros
Adem¨¢s de los mencionados, existe otro conjunto de cuerpos, llamados centauros, que giran en torno al Sol en ¨®rbitas entre J¨²piter y Saturno. Estos objetos son bastante m¨¢s peque?os, de unos cientos de kil¨®metros de di¨¢metro, y serian TNO escapados del cintur¨®n de Kuiper. El m¨¢s famoso de los centauros es Chir¨®n, que fue el primer objeto en ser descubierto con una ¨®rbita t¨ªpica de un asteroide pero que mostraba actividad cometaria, o sea una coma de material vol¨¢til (agua y di¨®xido de carbono entre otros). Precisamente esta dualidad cometa-asteroide es la que da el nombre de centauros a este tipo de objetos. Adem¨¢s se empieza a pensar que puedan existir asteroides con actividad cometaria, as¨ª como cometas sin material vol¨¢til, los llamados cometas muertos.
Tambi¨¦n hay que mencionar que algunos sat¨¦lites de los planetas gigantes, como Gan¨ªmedes y Calixto (de J¨²piter), Tit¨¢n (de Saturno) o Trit¨®n (de Neptuno) tienen tama?os similares a los planetas enanos y, en algunos casos, composiciones similares.
Precisamente, las ¨²ltimas investigaciones sobre la composici¨®n de estos objetos demuestran que en la superficie de estos planetas enanos, centauros y algunos sat¨¦lites del Sistema Solar existen hielos. Y cuando se dice hielos, as¨ª en plural, es porque nos referimos a hielo de agua, metano, amoniaco y otros compuestos org¨¢nicos en menores cantidades. Estos compuestos en la superficie de los cuerpos generan una geolog¨ªa completamente extra?a para nosotros, como lagos de metano (en Tit¨¢n), g¨¦iseres de nitr¨®geno (en Trit¨®n), playas y dunas de mezclas de hielos con rocas... Esta parte exterior del Sistema Solar es rica en im¨¢genes para alimentar la imaginaci¨®n e inventar escenarios de pel¨ªculas de ciencia ficci¨®n.
Planetas que orbitan en torno a estrellas
Pero no solo existen cinturones en nuestro Sistema Solar. En los noventa se comenzaron a descubrir planetas orbitando en torno a otras estrellas, lo que permiti¨® por primera vez poder comparar nuestro Sistema Solar con otros sistemas planetarios. Hoy se conocen 370 planetas en otras estrellas y en algunos casos incluso es posible observar un disco de polvo y gas alrededor de la estrella progenitora. Conocer con detalle c¨®mo es nuestro cintur¨®n transneptuniano nos facilita el estudio y la comprensi¨®n de estos cinturones extrasolares.
Para terminar, hay que resaltar que estos descubrimientos han modificado muchos conceptos y definiciones en los ¨²ltimos a?os. En la escuela aprendimos un concepto de Sistema Solar muy est¨¢tico, donde los planetas y cuerpos menores se formaban en el mismo lugar donde hoy los observamos. En la actualidad, hay pruebas de que estos cuerpos, que hoy vemos a una cierta distancia del Sol, no necesariamente se formaron ah¨ª. Existe la migraci¨®n planetaria que es el alejamiento o acercamiento del planeta hacia su estrella. Por ejemplo, en nuestro caso, Neptuno se form¨® mas cerca del Sol que Urano y luego intercambiaron posiciones. Esta migraci¨®n planetaria tambi¨¦n se observa en otros sistemas planetarios. Mucho material helado que se form¨® a grandes distancias del Sol a lo largo de la historia se fue acercando hacia ¨¦l (por ejemplo los centauros o los cometas), y estamos descubriendo asteroides con algo de hielo en su superficie (asteroides activos) y cometas muertos que ya lo agotaron.
Los conceptos cambiaron, hay planetas que dejan de serlo, se descubren planetas sumamente extra?os en otros sistemas, algunos asteroides tienen actividad cometaria y hay cometas sin hielo. ?Qu¨¦ m¨¢s nos espera? A¨²n hay mucho para seguir investigando en nuestro Sistema Solar y ya podemos compararlo con otros sistemas planetarios y conocer sus peculiaridades.
Ren¨¦ Duffard pertenece al Instituto de Astrof¨ªsica de Andaluc¨ªa (IAA-CSIC) en Granada
Un mar en el cintur¨®n transneptuniano
Los cuerpos transneptunianos se formaron mas all¨¢ de lo que se conoce como la l¨ªnea de los hielos. Cada estrella tiene definida una distancia a partir de la cual es posible condensar el agua, o sea, encontrarla en su fase s¨®lida. En el caso del Sol, esa l¨ªnea del hielo de agua se encuentra en la regi¨®n del cintur¨®n de asteroides, entre Marte y J¨²piter. Por supuesto, tambi¨¦n existen las l¨ªneas del metano, amoniaco y di¨®xido de carbono, entre otros. Pero hay un dato muy interesante en los planetas enanos: seg¨²n los ¨²ltimos modelos del interior de estos cuerpos, podr¨ªan tener agua liquida. Seg¨²n estos modelos, a grandes profundidades, y si mezclamos el hielo de agua con algo de amoniaco (solo un 5% es suficiente), la presi¨®n y temperatura alcanzadas a cierta profundidad podr¨ªa ser suficiente para tener un mar de agua l¨ªquida. Los ¨²ltimos trabajos presentados hablan de cantidades de agua l¨ªquida en el cintur¨®n transneptuniano similar a la presente en los oc¨¦anos terrestres.
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