Inmigrante y mujer, doble v¨ªctima
MSF alerta del aumento de violaciones sufridas por subsaharianas que intentan alcanzar Europa a trav¨¦s de Marruecos y pide que los pa¨ªses de la UE asuman su responsabilidad por las pol¨ªticas migratorias
"Me violaron durante cinco d¨ªas, uno tras otro, cinco d¨ªas. No me pude negar (...). Deseas estar muerta. Pero la muerte no llega. Violada, violada. Te fuerzan, por delante y por detr¨¢s. Aunque grites, no hay nadie. Nadie que pueda venir a ayudarte. Est¨¢s ah¨ª en la arena, te hacen eso durante d¨ªas. Est¨¢s cansada. Lloras, lloras al mismo tiempo que tu cara se hincha. No hay nadie que te ayude. Nadie".
Como Alice, el nombre ficticio bajo el que una mujer congole?a relat¨® esta agresi¨®n, otras 62 inmigrantes subsaharianas atendidas en Rabat y Casablanca por M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) han accedido a relatar los episodios de violencia sexual sufridos en alg¨²n momento de la dur¨ªsima traves¨ªa, que dura una media de tres meses, entre su pa¨ªs de origen y Marruecos, en su intento por llegar a Europa.
Tratando de escapar de guerras, pobreza, persecuci¨®n pol¨ªtica, matrimonios forzados o violencia dom¨¦stica, se embarcan en un trayecto de varios d¨ªas hacinadas en furgonetas descubiertas con hombres y ni?os, sin parar para comer o dormir y casi sin agua. En muchos casos, las mujeres sufren violaciones en sus pa¨ªses de origen, durante el viaje y en Marruecos, o se ven obligadas a "tener un novio" que las proteja o a prostituirse. Son v¨ªctimas de miembros de las redes de tr¨¢fico, de sus propios compa?eros de viaje, de militares o de hombres que se aprovechan de su estado de necesidad. La impunidad es la norma. Los embarazos no deseados (23%), las enfermedades de transmisi¨®n sexual y los problemas psicol¨®gicos, como insomnio, anorexia o depresi¨®n son comunes.
Tendencia creciente
La ONG alerta de que es una tendencia creciente, y que los 63 casos documentados (una de cada tres mujeres atendidas entre mayo de 2009 y enero de 2010) esconden muchos m¨¢s. Pero la situaci¨®n irregular de estas mujeres, la coerci¨®n de las redes de tr¨¢fico de personas y la verg¨¹enza o la desconfianza hacen que se nieguen a hablar o que no reconozcan lo que su estado f¨ªsico evidencia.
"Las cifras del informe son bastante conservadoras, basadas en las mujeres que han querido contar su historia", explic¨® Concha Badillo, asesora de asuntos humanitarios de MSF en Marruecos, durante la presentaci¨®n del documento. En los ¨²ltimos meses, han aumentado las subsaharianas que relatan historias de agresi¨®n sexual a los miembros de MSF. "Entre mayo y noviembre, eran entre 6 y 10 al mes". Desde enero, las cifras se han duplicado, y muchas son chicas menores de edad", dice Badillo.
Las v¨ªctimas, con edades entre los 2 y los 40 a?os, proceden en su mayor¨ªa de Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y Nigeria. De las 63 mujeres, 13 son menores de edad. Seis de ellas no tienen ni 16 a?os. Seg¨²n Badillo, asistimos a una "feminizaci¨®n del fen¨®meno migratorio": hace dos a?os, las mujeres eran un 2% de los inmigrantes que se encontraban en Oujda, la ciudad marroqu¨ª en la frontera con Argelia por la que entran al pa¨ªs, y desde la que son expulsados por la polic¨ªa. Ahora son el 22%.
Pol¨ªticas migratorias con consecuencias
Ante esta situaci¨®n de "extrema vulnerabilidad", MSF llama al Gobierno marroqu¨ª a dar una "respuesta integral" a las inmigrantes v¨ªctimas de agresi¨®n sexual que se encuentran en su territorio. Pero tambi¨¦n subraya la responsabilidad de los pa¨ªses europeos.
"El proceso de externalizaci¨®n de fronteras de la UE pone la presi¨®n del control del flujo migratorio en pa¨ªses como Marruecos", afirm¨® Alfonso Verd¨², responsable de operaciones de MSF en el pa¨ªs magreb¨ª. "La UE tiene que ser consciente de que esas pol¨ªticas migratorias tienen consecuencias, a nivel m¨¦dico, sanitario y de dignidad de las personas", a?adi¨®.
As¨ª, las exigencias europeas a los pa¨ªses de tr¨¢nsito, como Marruecos, para endurecer los controles fronterizos han obligado a las redes de tr¨¢fico a variar las rutas. "Los viajes son m¨¢s largos y peligrosos, y se generan situaciones de bloqueo de inmigrantes en pa¨ªses como Marruecos, que no pueden ni seguir hacia Europa, ni volver a sus pa¨ªses de origen", dice Verd¨². MSF ha constatado la presencia de subsaharianos que llevan hasta cinco a?os en situaci¨®n irregular en el pa¨ªs magreb¨ª.
El informe Violencia sexual y migraci¨®n. La realidad oculta de las mujeres subsaharianas atrapadas en Marruecos de camino a Europa relata casos de violencia sexual en tres etapas del viaje: en los pa¨ªses de origen y durante el trayecto, en el paso fronterizo entre Argelia y Marruecos, y ya en Marruecos.
En el origen y en el trayecto
MSF relata el caso de O. A., de 26 a?os: fue violada en su pa¨ªs por varios hombres, con ropa verde caqui, como los soldados. No sabe cu¨¢ntos fueron, pues qued¨® semiinconsciente. Ya en Mauritania, un camionero le propuso llevarla escondida bajo su asiento, pues no ten¨ªa pasaporte. En medio del desierto, el conductor y un acompa?ante pararon, la golpearon, la violaron y se fueron.
Como O. A., casi un tercio (29%) de las 63 mujeres reconocieron violaciones en su pa¨ªs de origen. Casi la mitad (45%) sufrieron una o varias agresiones sexuales durante el trayecto, tanto por miembros de la delincuencia organizada como de individuos que se aprovechan de la situaci¨®n de vulnerabilidad de las mujeres.
En el paso fronterizo entre Argelia y Marruecos
El trayecto entre las ciudades de Maghnia (Argelia) y Oujda (Marruecos) es, seg¨²n MSF, especialmente peligroso. Seis de cada 10 mujeres (59%) que han pasado por aqu¨ª han sufrido violencia sexual. En Maghnia se concentran los grupos de subsaharianos esperando a entrar en territorio marroqu¨ª. "Una reci¨¦n llegada a Maghnia es de quien quiera; no puede negarse, no puede irse, todo se paga con sexo. Aunque vaya con su beb¨¦ o con su hijo, toda mujer debe pasar por lo mismo", describe un inmigrante de 31 a?os que estuvo en la zona.
En el lado marroqu¨ª, los subsaharianos se concentran en el campus universitario de Oujda, donde no puede entrar la polic¨ªa, o se ocultan en viviendas en la ciudad. Para tomar un tren o un autob¨²s a otra ciudad marroqu¨ª, han de mostrar la documentaci¨®n, de la que carecen. Los inmigrantes detenidos en Oujda o en otras ciudades son expulsados, de forma ilegal, y abandonados en la tierra de nadie des¨¦rtica de la frontera, que est¨¢ cerrada por disputas entre Rabat y Argel. Las expulsiones se hacen de noche, lo que aumenta las probabilidades de sufrir agresiones, no s¨®lo sexuales, sino tambi¨¦n robos o secuestros.
En Marruecos
Cerca de 4.500 inmigrantes subsaharianos est¨¢n bloqueados en Marruecos, seg¨²n un censo de MSF realizado en Nador, Pujda, Casablanca, Sal¨¦ y Rabat. Se agrupan por nacionalidades, y su medio de vida es, b¨¢sicamente, la mendicidad. Las mujeres pueden ser v¨ªctimas de explotaci¨®n sexual, aunque rara vez lo reconocen por verg¨¹enza, cuenta Badillo. Un tercio de las 63 inmigrantes entrevistadas admitieron agresiones sexuales en Marruecos (sin incluir Oujda).
B. B, de 25 a?os, madre de dos ni?os en su pa¨ªs de origen, de donde sali¨® huyendo de la guerra, fue obligada a prostituirse en Argelia para pagarse el trayecto. Consigui¨® llegar a Casablanca, donde pidi¨® ayuda a un hombre subsahariano, que la aloj¨® en su casa y la viol¨® desde la primera noche. Si se negaba, el hombre la pegaba y la dejaba sin comida durante d¨ªas. Consigui¨® escapar tras ser llevada a un hospital al caer enferma.
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