Descubierto un hom¨ªnido de hace casi dos millones de a?os
La nueva especie puede ser un ancestro de la humanidad o una rama lateral extinguida
Matthew Berger, un ni?o de nueve a?os, acompa?aba a su padre, el cient¨ªfico Lee Berger, el 15 de agosto de 2008 en una bien planeada excursi¨®n por las cercan¨ªas de Johanesburgo (Sur¨¢frica) en busca de restos del pasado. Al poco de llegar al lugar elegido para empezar el rastreo, el chico exclam¨®: "?Un f¨®sil!". ?l no sab¨ªa de qu¨¦ animal era, pero el padre s¨ª: una clav¨ªcula, y cuando dio la vuelta al bloque de piedra que hab¨ªa encontrado su hijo con el f¨®sil, inmediatamente identific¨® otro, una mand¨ªbula con un canino, y eran de hom¨ªnido, el m¨¢ximo trofeo para un paleoantrop¨®logo como ¨¦l.
Expediciones posteriores en la zona, estudios minuciosos y muchos meses de trabajo para extraer los antiguos huesos de los bloques en que estaban incrustados, han sacado a la luz dos esqueletos parciales fosilizados de hace aproximadamente 1,8 millones de a?os. Uno es de un ni?o o un adolescente (entre 10 y 13 a?os), el que encontr¨® Matthew; el otro, que se descubri¨® en septiembre de 2008, es de una hembra al final de la veintena; combinan rasgos antiguos y modernos, y los cient¨ªficos afirman que son una especie nueva de hom¨ªnidos desconocida hasta ahora, que ellos han bautizado Australopithecus sediba. Es m¨¢s, Berger y sus colegas plantean que esta especie bien podr¨ªa encajar en la l¨ªnea ancestral humana, representando una transici¨®n entre los antiguos australopitecos y los primeros individuos del g¨¦nero Homo. Otros expertos (unos 60 cient¨ªficos han visto ya los nuevos f¨®siles) prefieren situar A.sediba como una rama lateral -extinguida- a la l¨ªnea evolutiva humana. De cualquier forma, se trata de un hallazgo sensacional, coinciden unos y otros, que proporciona rica informaci¨®n sobre los ancestros del hombre hace dos millones de a?os.
"Estos f¨®siles nos dan una visi¨®n extraordinariamente detallada de un nuevo cap¨ªtulo de la evoluci¨®n humana, convirti¨¦ndose en una ventana abierta hacia un per¨ªodo clave en el que los hom¨ªnidos hicieron el cr¨ªtico cambio desde su dependencia de la vida en los ¨¢rboles a la vida en el suelo", explica Berger (Universidad Witwatersrand, Sur¨¢frica). "A.sediba presenta un mosaico de rasgos de un animal que se siente c¨®modo en los dos mundos".
Los dos esqueletos de A.sediba (que significa manantial o fuente en la lengua Sotho de la regi¨®n) se presentan en la revista Science, que ha rechazado el nombre del joven Matthew entre los firmantes del art¨ªculo oficial.
Los cient¨ªficos han encontrado ya huesos f¨®siles de al menos otros dos individuos (un ni?o y otra mujer) de la misma especie en el yacimiento, pero a¨²n no han acabado de estudiarlos y no se dan a conocer de momento.
La hembra y el joven cuyos esqueletos bien conservados se presentan ahora medir¨ªan 1,27 metros (aunque el chico seguramente crecer¨ªa a¨²n algo m¨¢s); ella podr¨ªa pesar 33 kilos y ¨¦l, 27; ten¨ªan un cerebro peque?o (unos 420 ¨® 450 cent¨ªmetros c¨²bicos frente a los 1.200-1.600 cent¨ªmetros c¨²bicos del nuestro), dientes caninos peque?os, brazos largos, manos fuertes, pelvis avanzada y extremidades inferiores largas. Desde luego caminaban -y seguramente corr¨ªan- erguidos. Los f¨®siles han sido datados mediante diversas t¨¦cnicas entre 1,95 y 1,78 millones de a?os. De la cronolog¨ªa y del estudio del entorno del yacimiento se ha ocupado un equipo dirigido por Paul Dirks (Universidad James Cook, Australia). Uno de los cr¨¢neos est¨¢ todav¨ªa incrustado parcialmente en un trozo de roca, pero los investigadores han decidido no extraerlo por el riesgo de que se pueda romper, pero lo han estudiado con detalle en el sincrotr¨®n europeo ESRF y han obtenido as¨ª una reproducci¨®n ¨®ptima.
Berger y Dirks empezaron su investigaci¨®n explorando, con la ayuda de Google Earth, una zona de cuevas, Malapa, cerca de Johanesburgo. El f¨®sil que encontr¨® Matthew y el resto estaban en cavidades con sedimentos, y los investigadores han reconstruido el escenario de la muerte de aquella hembra y aquel joven hace casi dos millones de a?os. Debieron caer, junto con otros animales, a una cueva profunda y luego fueron arrastrados hasta un lago subterr¨¢neo. Tal vez era una ¨¦poca de sequ¨ªa y los animales se acercaban al agua. Los esqueletos, al estar fuera del alcance de animales depredadores, se conservaron muy bien. Por la disposici¨®n de los f¨®siles en el sedimento, los expertos no descartan que los dos hom¨ªnidos murieran a la vez o muy cerca en el tiempo.
A. sediba entra directamente en los libros y en los debates de los paleont¨®logos acerca de la evoluci¨®n de las especies ancestrales humanas. Estos f¨®siles tienen aproximadamente un mill¨®n de a?os menos que el famoso esqueleto Lucy, una hembra de Australopithecus afarensis considerada una remota antepasada de la humanidad. Pero 1,9 millones de a?os tiene el Homo erectus, considerado un antepasado del Homo sapiens, con el que los nuevos esqueletos comparten algunos rasgos. La cuesti¨®n es si los individuos de A.sediba son los supervivientes de australopitecos anteriores (A.africanus) que al final se extinguieron, mientras evolucionaban las l¨ªnea Homo, o si se trata de una especie de transici¨®n entre esos australopitecos previos y el H.erectus, como sugieren sus descubridores.
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