?Por qu¨¦ decimos hambre cuando nos referimos al apetito?
La extensi¨®n de la ambig¨¹edad en el uso de los t¨¦rminos "hambre" y "apetito" se refleja incluso en las definiciones que recoge la Real Academia Espa?ola (RAE) al referirse al "hambre" en su primera acepci¨®n como la "gana y necesidad de comer", la "escasez de alimentos b¨¢sicos, que causa carest¨ªa y miseria generalizada" en un segundo significado y como sin¨®nimo de apetito en el tercero. "Apetito", por otra parte, lo explica como el "impulso instintivo que lleva a satisfacer deseos o necesidades" y en una segunda acepci¨®n como "gana de comer". Definiciones en las que ya queda patente la distinci¨®n en funci¨®n del componente hedonista.
?Necesidad fisiol¨®gica o placer?
Tener hambre es una necesidad fisiol¨®gica vital, indispensable no s¨®lo para saciar el hambre, sino para nutrir nuestro cuerpo con micronutrientes, como algunas vitaminas, minerales y macronutrientes, como prote¨ªnas, grasas y carbohidratos presentes en cualquier alimento. En cambio, tener apetito significa el deseo de comer por placer, en el que intervienen factores como los olores, sabores, el aspecto y presentaci¨®n de los alimentos o ciertas costumbres alimenticias que estimulan nuestra mente para fomentar una necesidad, la de comer, que, en realidad, ya estar¨ªa satisfecha.
En la sociedad actual y avanzada, el problema radica precisamente en el exceso de oferta y consumo de alimentos, lo que conlleva un incremento del consumo de calor¨ªas que, sumado al incremento del sedentarismo, deriva en el acumulo de dichas calor¨ªas en forma de grasa. Es decir, el sobrepeso y la obesidad se producen cuando existe un balance energ¨¦tico positivo como resultado de un desequilibrio entre ingesta cal¨®rica -o, lo que es lo mismo, la cantidad de energ¨ªa que ingerimos con los alimentos- y el gasto energ¨¦tico. El sobrepeso y la obesidad aparecen cuando el n¨²mero de calor¨ªas ingeridas sobrepasa, de manera cr¨®nica, al n¨²mero de calor¨ªas consumidas.
Los ciclos del apetito
Existen tres conceptos interrelacionados que intervienen c¨ªclicamente en el apetito: hambre, satisfacci¨®n y saciedad. El hambre es la sensaci¨®n fisiol¨®gica que induce a comer; la satisfacci¨®n, el estado de plenitud que invita a dejar de comer; y la saciedad, el per¨ªodo durante el cual la sensaci¨®n de satisfacci¨®n se mantiene hasta que aparece de nuevo el hambre.
Toda la informaci¨®n perif¨¦rica procedente de los dep¨®sitos grasos, niveles de glucosa en sangre y del tracto digestivo es recibida, analizada y procesada por determinadas neuronas (c¨¦lulas nerviosas) en el enc¨¦falo. En concreto, la regi¨®n cerebral de mayor importancia para la regulaci¨®n de la ingesta es el hipot¨¢lamo, situado en la parte medio-basal del cerebro. Aunque el control hipotal¨¢mico de la ingesta es muy preciso, se ve influenciado por factores hed¨®nicos, relacionados con el placer por la comida y tambi¨¦n por el acto social que supone comer.
Es bien sabido que hay alimentos que enganchan, comidas a las que no podemos resistirnos, como el chocolate, los dulces, los aperitivos, las grasas saturadas o el caf¨¦. Esto se debe a que su ingesti¨®n estimula zonas cerebrales relacionadas con la adici¨®n y mecanismos cerebrales de recompensa. De ah¨ª que sucumbamos a sus encantos con mayor devoci¨®n cuando nos encontramos bajos an¨ªmicamente.
Esta es la raz¨®n por la cual el incremento del consumo de estos comestibles o manjares est¨¢ m¨¢s relacionado con la satisfacci¨®n por comer que con la simple necesidad vital de ingerir calor¨ªas. Adem¨¢s de sus efectos sobre la masa y salud corporal, los excesos apetitivos t¨ªpicos de sociedades desarrolladas acabar¨ªan provocando una adicci¨®n, al igual que sucede con las drogas o los juegos de azar. Un fen¨®meno que algunos te¨®ricos denominan como "hambre hedonista".
Control del apetito, control de la obesidad
La regulaci¨®n del apetito es un proceso complejo que ha sido objeto de una exhaustiva investigaci¨®n en la ¨²ltima d¨¦cada. Los avances al respecto incluyen el descubrimiento de hormonas implicadas de forma opuesta en la regulaci¨®n del comportamiento alimentario, como la ghrelina y la leptina. Mientras la primera, sintetizada fundamentalmente por el est¨®mago y el duodeno, se encarga de despertar nuestra sensaci¨®n de apetito; la segunda, hormona producida por el tejido adiposo (conocido vulgarmente como grasa), inhibe las ganas de comer. Ambas se?ales act¨²an directamente sobre el hipot¨¢lamo, regulando la ingesta.
Para contribuir a la prevenci¨®n de la obesidad, desde el Centro de Investigaci¨®n Biom¨¦dica en Red Fisiopatolog¨ªa de la Obesidad y Nutrici¨®n (CIBERobn) recomendamos h¨¢bitos alimenticios m¨¢s saludables como servir porciones peque?as de cada alimento, comer variado, evitar el abuso de platos con exceso de grasa o carbohidratos y procurar no disponer constantemente de alimentos a la vista.
Miguel L¨®pez y Carlos Di¨¦guez son investigadores del Centro de Investigaci¨®n Biom¨¦dica en Red Fisiopatolog¨ªa de la Obesidad y Nutrici¨®n (CIBERobn)
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