"En 35 a?os trabajando no hab¨ªa visto una crisis as¨ª"
Francisco S¨¢nchez tiene una empresa de sof¨¢s en Pilas (Sevilla). Como a muchos empresarios de su pueblo, la ca¨ªda de ventas y la falta de liquidez le ha llevado al borde de la quiebra
"Pues aqu¨ª estamos desde hace 50 a?os". Francisco S¨¢nchez saluda con una frase que resume su vida. Est¨¢ en la puerta de su empresa, S¨¢nchez Dise?o en Tapicer¨ªa. En el interior de esta nave de techo de uralita hace un calor del demonio. No en vano son las 14.30 y estamos en Pilas, Sevilla, donde los term¨®metros rondan los 40 grados. Es poner un pie dentro y la frente se llena de sudor. En la nave, que ya alberg¨® la carpinter¨ªa del padre de Francisco, hay tablones de madera, bloques de espuma blanco y rosa y grandes rollos de tela, las materias primas con las que llevan 35 a?os elaborando sof¨¢s para toda Espa?a (Merkamueble es su principal comprador).
Francisco y su hermano Gabriel empezaron a trabajar a los 10 a?os, cuando aun ten¨ªan que encaramarse a una caja para llegar a la m¨¢quina de lijar. El cuerpo de Francisco es el reflejo de su vida. Tiene las manos destrozadas por la m¨¢quina de cortar madera y cojea: hace ocho a?os, mientras ayudaba a descargar un cami¨®n, estuvo a punto de morir aplastado bajo cinco bloques de compost. "Desde que empezamos, hemos ido a m¨¢s y m¨¢s. Hace tres a?os est¨¢bamos todo el mundo que no se pod¨ªa con el trabajo. Hasta que se vino esto", dice este hombre menudo de 63 a?os. "Esto" es el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y, sobre todo, el cierre del grifo crediticio por parte de los bancos. Pilas, con 13.400 habitantes y 27 empresas de tapizado de muebles, est¨¢ sufriendo las consecuencias. 1.037 personas no tienen trabajo. "Est¨¢ todo parado", resume Francisco. "No andan ni los coches. En 35 a?os trabajando no hab¨ªa visto una crisis as¨ª".
"Est¨¢bamos todas las empresas que no pod¨ªamos con el trabajo hasta que se vino 'esto"
De 25 a 10 empleados
S¨¢nchez Dise?o en Tapicer¨ªa ha perdido un tercio de su facturaci¨®n y a la mitad de sus empleados; vecinos de los hermanos de toda la vida. En 2007 eran 25. Hoy, son 9. Diez, contando al camionero que hace los portes. En el interior de la nave se adivinan tiempos mejores. Las sillas donde estaban las costureras est¨¢n vac¨ªas. Entre los 9 hacen unos 10 sof¨¢s al d¨ªa que ellos venden por unos 500 euros. Los hay de 12 modelos ("Hay que renovar cada seis meses", dice Francisco, que es quien los dise?a. "Como con la ropa"). Su producci¨®n actual es un tercio inferior a la de hace dos a?os. Al menos ahora producen. En 2009 estuvieron cerca de echar el cierre.
Esta peque?a empresa ha vivido en los ¨²ltimos dos a?os su particular V¨ªa Crucis. El punto de inflexi¨®n fue el d¨ªa en que los bancos, como dice Francisco, echaron el cierre. "Nos cerraron la puerta", resume este hombre que habla sin dramatismo y sin darse importancia. "Empezaron a apretarnos y a apretarnos y a partir de ah¨ª empezamos a funcionar malamente. No pod¨ªamos comprar material para fabricar ni cumplir con los clientes". "Un c¨ªrculo vicioso", resume su hijo mayor, de 33 a?os y portavoz del PSOE en el ayuntamiento de Pilas (regido por el PP). Su t¨ªtulo de licenciado en Ciencias Medioambientales, as¨ª como su orla, coronan el sal¨®n familiar.
Meses sin cobrar
El a?o pasado la empresa estuvo parada ("No cerrada", aclara Francisco). Los empleados que conservaron el puesto estuvieron medio a?o sin cobrar (el sueldo de un tapicero va de 1.000 y 1.500 euros, seg¨²n la experiencia). Francisco y su hermano tampoco cobraron, lo deja claro varias veces. Para poder responder a los pedidos, algunos empleados aportaron sus ahorros. "Todos los trabajadores menos uno se han portado que no tengo palabras", dice Francisco, que estuvo meses sin ir a un bar para no ostentar, y que este a?o tampoco ha pisado la feria del pueblo.
Hoy, los hermanos S¨¢nchez han puesto patas arriba su econom¨ªa. Han vendido dos casas que compraron en la playa como inversi¨®n. Han puesto a la venta una nave que adquirieron cuando los pedidos se les acumulaban. Y en enero, tras conseguir el aval de la agencia IDEA de la Junta de Andaluc¨ªa (que les est¨¢ ayudando a seguir un plan de viabilidad), tras poner por delante sus dos segundas residencias (herencia de una buena inversi¨®n de su padre, all¨¢ en los cincuenta), y tras aportar el aval de sus cinco hijos, han recibido un cr¨¦dito de 240.000 euros que les ha permitido volver a producir.
Jes¨²s Mar¨ªa, el hijo de Francisco, es optimista. Merkamueble les ha vuelto a abrir las puertas. "Tenemos que ser positivos, con lo contrario no se consigue nada", dice. Su padre se encoge de hombros y sonr¨ªe. Bien tienen que ir las cosas para que puedan hacer frente a los 600.000 euros que deben, pues adem¨¢s del nuevo cr¨¦dito aun est¨¢n pagando 180.000 euros por la m¨¢quina de cortar tela que compraron hace cuatro a?os, cuando no daban abasto.
?Y la jubilaci¨®n? "Ahora tengo menos ganas de jubilarme que nunca", dispara Francisco, que tiene una obsesi¨®n: dejar la empresa saneada para que sus hijos no hereden un problema. Para lograrlo, Jes¨²s Mar¨ªa habla de exportaci¨®n, de abrir miras. Francisco lo resume con una de sus frases sencillas: "Antes ven¨ªan ellos en busca tuya. Ahora tenemos que salir nosotros en busca de ellos. Porque lo peor es que ahora no hay quien compre. Y esto no se va a ir tan ligero".
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