"La crisis nos ha puesto en una situaci¨®n l¨ªmite"
Mar¨ªa Jos¨¦ Ar¨¦valo y su hermano Francisco est¨¢n desempleados.- Les mantiene su madre con una pensi¨®n de 597 euros.- Residen en C¨¢diz, la provincia con la mayor tasa de paro de Espa?a: un 31,9%
En el congelador de la familia Ar¨¦valo Guti¨¦rrez hay una figurita de san Pancracio. Ah¨ª seguir¨¢, como manda la tradici¨®n, pues no concede lo que le piden: un trabajo. Estamos en el Puerto de Santa Mar¨ªa, en C¨¢diz, la provincia con la mayor tasa de paro de Espa?a: un 31,9%. De cada tres personas, una no encuentra empleo.
En este piso peque?o y modesto residen Teresa, de 84 a?os, y sus dos hijos: Francisco, de 50, y Mar¨ªa Jos¨¦, de 43, que se mud¨® a la casa familiar hace dos meses, cuando agot¨® la ayuda extraordinaria de 426 euros. Tambi¨¦n ha agotado el subsidio de desempleo. No tiene hijos, ni alcanza los 45 a?os, por lo que no hay m¨¢s ayudas para esta diplomada en Turismo que habla fluidamente alem¨¢n e ingl¨¦s. Su hermano s¨ª percibe una ayuda de 420 euros para parados de larga duraci¨®n que dura tres a?os, a raz¨®n de uno s¨ª, otro no. Y este a?o toca no.
Tras descontar alquiler, luz, agua y butano, les quedan 200 euros
La familia Ar¨¦valo Guti¨¦rrez vive en estos momentos de la pensi¨®n de viudedad de Teresa, que es de 597 euros. De ellos, 146,95 corresponden al tiempo en que su marido cotiz¨® en Espa?a. El resto, 450,25, proceden de Alemania, adonde ambos emigraron en 1962. "?Aqu¨ª no ten¨ªamos para comer!", explica Teresa. Su marido trabaj¨® 27 a?os en unos hornos de fundici¨®n y, pasadas las dificultades iniciales (Teresa imitaba a los animales por sus sonidos cuando iba a la carnicer¨ªa), acabaron integr¨¢ndose en el pa¨ªs. "Ten¨ªamos visitas alemanas y todo", puntualiza. Cuando su marido se jubil¨®, la familia regres¨® a Espa?a.
218 euros de alquiler
El encuentro tiene lugar en el sal¨®n, refrescado por un viejo ventilador. Sobre la mesa, en una carpeta, est¨¢n todos sus recibos de gastos. El alquiler del piso les cuesta 218 euros. El ¨²ltimo recibo del agua (por dos meses de consumo) fue de 47,96. La luz les cost¨® 36 euros. Adem¨¢s, Teresa paga puntualmente 35,04 euros a Ocaso, lo que sufragar¨¢ su entierro cuando fallezca. Tambi¨¦n hay que alimentar a un perro y a dos periquitos (uno trepa al dedo de Francisco, el otro le lanza besos). "Me quedan 200 euros para el butano y lo dem¨¢s", dice Teresa, que es quien lleva las cuentas, porque cierto que ha perdido o¨ªdo, pero la cabeza, aclara, est¨¢ en su sitio. ?Y c¨®mo llega a todo? "Haciendo malabares", sonr¨ªe.
De una pared cuelga el t¨ªtulo de diplomada de Mar¨ªa Jos¨¦, que lleva un a?o echando curr¨ªculos a diestro y siniestro. En su sector, pero tambi¨¦n en Ikea, en Bricor y donde surja. Nadie la llama y est¨¢ enfadada. Ha escrito a peri¨®dicos contando su caso, quiere hacerse o¨ªr. Mar¨ªa Jos¨¦ empez¨® a trabajar a los 18 a?os. Ha sido responsable de relaciones p¨²blicas de hoteles, recepcionista, profesora de Turismo y gu¨ªa tur¨ªstica por toda la provincia. Adem¨¢s, se ha especializado en turismo enol¨®gico. "En 23 a?os siempre he tenido trabajo. Estacional, pero constante", dice Mar¨ªa Jos¨¦, que se siente estafada por unos pol¨ªticos "que no hacen su trabajo y politizan todo. El turismo no se cuida, explotan la zona, la saturan y tiran los precios por los suelos. El extranjero lo que busca es la idiosincrasia del lugar. Con el 'todo incluido' se lo cargan todo".
Echando curr¨ªculos desde las siete
Hace dos meses, Mar¨ªa Jos¨¦ decidi¨® volver a vivir con su madre y hermano. Sigue un horario germ¨¢nico: se despierta a las siete y se pone a buscar empleo. "Lo que me queda ya es mentir en el curr¨ªculo, pues me ven con tanto t¨ªtulo que pensar¨¢n 'esta me va a revolucionar la empresa", dice. "Soy demasiado mayor y estoy demasiado formada". A pesar de todo, Mar¨ªa Jos¨¦ ha optado por seguir form¨¢ndose. Est¨¢ haciendo el doctorado, para lo que ha tenido que echar mano de su plan de pensiones. Su hermano no est¨¢ muy seguro de que le vaya a servir de algo. "?Para qu¨¦, si luego no la llaman?", dice Francisco, que ha sido transportista, obrero y jardinero y lleva dos a?os completamente parado. "?Qui¨¦n me va a colocar a m¨ª, con la edad que tengo?", se pregunta. "Y luego dicen que el que quiere trabajar, trabaja. ?En d¨®nde, hijo? Y encima ahora sube todo", protesta, a lo que su madre, con la que ambos hermanos se llevan estupendamente, salta: "Oj¨². ?Es que est¨¢n locos!".
"La crisis nos ha puesto en una situaci¨®n l¨ªmite para sobrevivir", dice Mar¨ªa Jos¨¦ . "Y en vez de ayudar a los pobres ayudan a los bancos", contin¨²a Francisco. "Y lo que m¨¢s rabia me da es que nadie protesta. Todos callados". "?C¨®mo se va a plantar el invierno si ya el verano est¨¢ as¨ª?", se pregunta su hermana. "Pues as¨ª estamos media Espa?a", interviene Teresa. Que con toda naturalidad a?ade: "A m¨ª lo que me da cosa es morirme". Y lo terrible es que no lo dice por la muerte en s¨ª, sino porque cuando ella falte tambi¨¦n lo har¨¢n los 597 euros que, de momento, mantienen a sus hijos.
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