Cientos de balsas mineras en Espa?a
El responsable de la campa?a de contaminaci¨®n de Greenpeace asegura que la organizaci¨®n ecologista ha denunciado la dejadez y permisividad de las Administraciones en el control y clausura de estas instalaciones
El accidente de la balsa de residuos mineros en Hungr¨ªa del pasado lunes ha despertado viejos fantasmas en nuestro pa¨ªs. Todav¨ªa recordamos la cat¨¢strofe ambiental provocada por el accidente de Azn¨¢lcollar en Sevilla. Los residuos ¨¢cidos alcanzaron el Parque Nacional de Do?ana, se tuvieron que movilizar numerosos medios humanos y materiales para retirar los millones de toneladas de lodos y cientos de personas se vieron afectadas directa o indirectamente por la p¨¦rdida de sus empleos o la destrucci¨®n de sus bienes. Afortunadamente no se tuvieron que lamentar v¨ªctimas mortales como en el caso h¨²ngaro.
El accidente de Hungr¨ªa del pasado lunes es la mayor cat¨¢strofe ambiental que ha sufrido el pa¨ªs en su historia. M¨¢s de un mill¨®n de metros c¨²bicos de "lodos rojos" cargados con metales pesados como aluminio y plomo y con un alto poder corrosivo (similar a la sosa c¨¢ustico o la lej¨ªa) ha arrasado siete pueblos. Lo m¨¢s grave han sido las cuatro v¨ªctimas mortales y varias personas siguen desaparecidas. La contaminaci¨®n producida afecta ya a los suelos y cauces de toda la zona. Y amenaza con llegar al Danubio que pasa por varias pa¨ªses antes de desembocar en el mar. Pero sus consecuencias, como en el caso de Azn¨¢lcollar, con toda seguridad perdurar¨¢n durante a?os.
La distancia con este accidente no nos puede hacer olvidar que repartidas por toda la geograf¨ªa espa?ola existen cientos de balsas de la industria minera, muchas de las cuales acumulan m¨¢s de un mill¨®n de metros c¨²bicos de residuos (lo que se calcula que se ha vertido en Hungr¨ªa). A pesar de que muchas han sido ya denunciadas por los grupos ecologistas, la administraci¨®n de turno mira para otro lado.
Greenpeace ha denunciado la dejadez y permisividad de las Administraciones en lo relativo al control y clausura de las balsas mineras en nuestro pa¨ªs. En los ¨²ltimos a?os, adem¨¢s, de Azn¨¢lcollar la organizaci¨®n ecologista ha explicado el peligro que suponen explotaciones como son la mina Las Cruces en Sevilla, Cerro Colorado y Aguzaderas en la comarca de R¨ªo Tinto, Aguas Blancas en Badajoz o algunas de las balsas de est¨¦riles de la industria minera del oro en Asturias.
Tal vez el caso de mina las Cruces sea, por su proximidad a Sevilla y por suponer una amenaza al r¨ªo Guadalquivir, el que actualmente plantee m¨¢s dudas. Esta explotaci¨®n de cobre, la mina a cielo abierto de este mineral m¨¢s grande de Europa, ha recibido numerosas infracciones y denuncias de colectivos ecologistas, y se encuentra en los tribunales con varios procesos judiciales abiertos por el incumplimiento de las condiciones para extraer y explotar la mina. Se da la circunstancia que la propia Junta de Andaluc¨ªa ha subvencionado con 53 millones de euros a la empresa que la explota.
Para evitar que se repitan de nuevo accidentes similares, las compa?¨ªas mineras deber¨ªan asumir todos los da?os potenciales tanto a las personas como al medio ambiente que pudieran ocasionar. Se deber¨ªan prohibir las explotaciones mineras en aquellas ¨¢reas con alto valor ecol¨®gico o cercanas a ellas. Tambi¨¦n se deber¨ªan establecer niveles est¨¢ndar para las operaciones mineras, que cubran el transporte, el almacenamiento y el tratamiento de los residuos y productos.
Debido al alto grado de destrucci¨®n del medio ambiente generado por estas explotaciones, se hace cada vez m¨¢s urgente revisar y replantear la necesidad real de ciertas miner¨ªas, con el objetivo de reducir la demanda materias primas. Esto se puede llevar a cabo a trav¨¦s de la mejora de algunos procedimientos, como el uso eficiente de algunas de ellas (dise?o medioambiental), cambio de los patrones de consumo y a trav¨¦s del reciclaje de los metales.
Julio Barea es responsable de la campa?a de contaminaci¨®n de Greenpeace Espa?a.
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