Mujeres ¨¢rabes, cineastas y activistas
La tunecina Dora Bouchoucha y la egipcia Jihan El Thari analizan la situaci¨®n en sus pa¨ªses tras las revueltas
"Cada productor, cada cineasta... pero tambi¨¦n cada panadero, y no estoy bromeando, puede ayudar a crear la democracia. La revoluci¨®n tunecina no fue cosa de los intelectuales, sino de la gente. En realidad, nosotros los profesionales del cine no tenemos muchas lecciones que dar. Tuvo que ser la inmolaci¨®n de Mohamed Bouaziz la que apret¨® el gatillo", reflexiona Dora Bouchoucha, directora y productora de T¨²nez, y presente en el FESPACO, el Festival de Cine Panafricano de Uagadug¨² (Burkina Faso) que se celebr¨® la semana pasada. La ola de cambios y de protestas que se extienden por los pa¨ªses ¨¢rabes y algunos del ?frica subsahariana es, seg¨²n ella, consecuencia de un "efecto domin¨®" que empez¨® en su pa¨ªs: "Egipcios o libios han dicho: si los tunecinos han podido, nosotros podemos".
En el FESPACO, el encuentro de cineastas m¨¢s importante de ?frica, la actualidad est¨¢ presente. Y se aprovecha la presencia de los periodistas para hacer cierta cr¨ªtica: "Las protestas se han extendido a muchos m¨¢s pa¨ªses. Est¨¢ sucediendo tambi¨¦n en Djibouti o Angola. ?Por qu¨¦ no se habla de ellos? La culpa de que no se sepa m¨¢s es de los medios de comunicaci¨®n", apunta Jihan El Thari, cineasta egipcia. Y es que en Burkina Faso, los artistas africanos se?alan a Occidente y sus intereses muy concretos para poner m¨¢s atenci¨®n en unas revueltas que en otras.
"Estoy orgullosa de lo que ha pasado en Egipto. Durante 15 a?os no he podido viajar apenas a mi pa¨ªs y me han prohibido trabajar all¨ª. As¨ª que solamente el hecho de poder volver y rodar all¨ª ser¨ªa fant¨¢stico", explica El Thari, que vive habitualmente entre Par¨ªs y Johannesburgo. Para esta escritora y directora de documentales -ha trabajado para la televisi¨®n francesa y para la BBC, y film¨® los campos de entrenamiento de Osama Bin Laden en Sud¨¢n en 1992-, todav¨ªa es pronto para saber si la marcha del presidente Hosni Mubarak servir¨¢ simplemente "para hacer cambios cosm¨¦ticos" a Egipto o si por el contrario, se modificar¨¢n "los cimientos de los problemas". Sea como fuere, se?ala, "lo m¨¢s importante es que la gente ha roto la barrera del miedo. Han dicho basta. Es enorme y muy dif¨ªcil lo que han hecho".
Ese esfuerzo de los egipcios por hacer historia en la plaza de Tahrir tuvo una caracter¨ªstica que destaca esta cineasta: "Durante 18 d¨ªas hubo much¨ªsima gente en las calles. ?Pero cu¨¢ntas caras has visto que hayan emergido para liderar el futuro? ?Ni una! No existen porque el antiguo r¨¦gimen se encarg¨® de decapitar a la clase media. Y esa es la peor enfermedad. Abolieron ese perfil de hombres y mujeres cr¨ªticos capaces de surgir como nuevos l¨ªderes".
En el caso tunecino, cuenta Bouchoucha, la poblaci¨®n llevaba tiempo harta: "En los ¨²ltimos a?os se ven¨ªa cociendo. No sab¨ªamos cu¨¢ndo iba a estallar. Habl¨¢bamos de pol¨ªtica, de los problemas y de Ben Ali. ?ltimamente ya no baj¨¢bamos la voz". En su caso particular, nunca tuvo afinidad con el Gobierno, pero este la ignor¨® en cierta manera, en una suerte de juego del rat¨®n y el gato, en el que ella sab¨ªa qu¨¦ ten¨ªa que hacer o decir, y de qu¨¦ manera, para no tener problemas. "Quiz¨¢ no los tuve porque yo no le interesaba al Gobierno", reflexiona.
En cuanto al futuro, Bouchoucha se muestra preocupada por los intentos de "sembrar el caos" por parte del partido de Zine el Abidine Ben Ali. Mientras, para El Thari, Egipto tampoco se librar¨¢ de las dificultades: "El Ej¨¦rcito est¨¢ al mando. Ellos controlan el 30% de la econom¨ªa. ?Est¨¢n preparados los militares para reestructurar sus privilegios? Ojal¨¢, pero lo dudo". Seg¨²n ella, el peligro tambi¨¦n puede llegar por culpa del exceso de optimismo de la poblaci¨®n: "Nosotros los africanos tambi¨¦n tenemos la culpa de haber creado dictadores. Cuando llega alguien nuevo decimos: '?aleluya!'. Y les damos tanto poder y cr¨¦dito que se termina excluyendo a los dem¨¢s. Dicho eso, ojal¨¢ esta vez la pel¨ªcula termine como en Hollywood, con flores en todas partes, un coraz¨®n enorme y un beso final".
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