Agresiones a m¨¦dicos
El primer estudio de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial registra 500 casos de violencia en 2010
La atenci¨®n sanitaria est¨¢ en camino de convertirse en una profesi¨®n de riesgo. Los estudios - casi todos parciales, pero coincidentes - muestran que las agresiones a lo profesionales van en aumento. Por ello, la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial(OMC) ha puesto en marcha un programa que solo en su primer a?o (2010) ha registrado 500 casos. El d¨ªa 23 de marzo de cada a?o ha quedado institucionalizado como el d¨ªa nacional de las agresiones en el ¨¢mbit¨® sanitario, su s¨ªmbolo es un lazo dorado. Esta jornada pretende hacer recapacitar y promover la toma dedecisiones al respecto para "erradicar esta lacra, como informan desde el OMC.
En 2009, un estudio de la Universidad de Zaragoza, publicado en International Journal of Occupational and Environmental Health calculaba que el 64% de los m¨¦dicos espa?oles (alrededor de 200.000) han sufrido amenazas, coacciones e insultos, mientras que un 11% han sido v¨ªctima de agresiones f¨ªsicas; de ellos, el 5% en m¨¢s de una ocasi¨®n. Aunque los datos no son directamente comparables, muestran un preocupante aumento.En 2005, la Confederaci¨®in Estatal de Sindicatos M¨¦dicos (CESM) calculaba que los agredidos eran el 4%. "No hay datos exactos porque hay mucho silencio entre los profesionales, las cifras son la punta del problema porque la base del mismo podr¨ªa ser mucho mayor", asegura Beatriz Ogando, secretaria de Salud Laboral de la CESM.
El a?o pasado el mayor porcentaje de los actos violentos contra el personal m¨¦dico se registraron en atenci¨®n primaria, exactamente el 65%
"No hay un censo global. Sabemos las que se denuncian, pero no sabemos lo que no se denuncia", afirma Pedro G¨®mez de Quir¨®s, director de seguridad y presidente de la Asociaci¨®n Nacional para la Seguridad Integral en Centros Hospitalarios (ANSICH)
Sufrimos coacciones, nos insultan.Ya no se trata tan s¨®lo de actos violentos en los que se produce una agresi¨®n f¨ªsica sino en situaciones de distinta ¨ªndole que hacen m¨¢s duro el d¨ªa a d¨ªa"
El a?o pasado el mayor porcentaje de los actos violentos contra el personal m¨¦dico se registraron en atenci¨®n primaria, exactamente el 65%. Si bien no hay diferencias importantes en cuanto al g¨¦nero del m¨¦dico agredido, s¨ª se ha detectado que el grupo m¨¢s afectado es el comprendido entre los 46 a los 55 a?os. La provincia con m¨¢s casos es Ja¨¦n, con ocho de cada mil colegiados. "No hay un censo global. Sabemos las que se denuncian, pero no sabemos lo que no se denuncia", afirma Pedro G¨®mez de Quir¨®s, director de seguridad y presidente de la Asociaci¨®n Nacional para la Seguridad Integral en Centros Hospitalarios (ANSICH).
Las causas son variadas. "La relaci¨®n cl¨ªnica ha cambiado m¨¢s en los ¨²ltimos 25 a?os que en los 25 siglos precedentes, y los actores protagonistas de estos cambios (m¨¦dicos, pacientes y organizaciones sanitarias) a¨²n no han encontrado la forma de adaptarse", dice Ogando. "La sociedad es m¨¢s agresiva que anta?o, tal vez afectada por el entorno que nos rodea: el paro o los conflictos familiares", recalca G¨®mez de Quir¨®s. Los profesionales de la salud sufren intranquilidad, se sienten saturados - atienden a muchas personas - y adem¨¢s no ven lo que ocurre en la sala de espera: "Se sienten vulnerables ante las situaciones violentas. Y lo que es m¨¢s importante, saben que a cualquiera le puede tocar".
"Yo creo que se ha perdido el sentido com¨²n", afirma Pedro Ca?ones, secretario general de la Sociedad Espa?ola de M¨¦dicos Generales y de Familia (SEMG). Los altercados suelen ocurrir en situaciones cotidianas como firmar una baja, pedir una receta o derivar a un especialista. "Escenas del d¨ªa a d¨ªa que tienen como agravante la repercusi¨®n inmediata en forma de beneficio real que tiene para los pacientes. Por lo que es normal que la atenci¨®n primaria sea la m¨¢s afectada. Nuestro trato es directo y continuado, afecta a la vida y al bolsillo del usuario", afirma Ca?ones.
Los m¨¦dicos no creen que la raz¨®n se refiera a una mala atenci¨®n a los pacientes sino "que estas personas est¨¢n descontentas con la atenci¨®n sanitaria en general". Casos en los que, por ejemplo, se niegan prestaciones y desembocan en un malestar agudo en los pacientes. : "Sufrimos coacciones, nos insultan.Ya no se trata tan s¨®lo de actos violentos en los que se produce una agresi¨®n f¨ªsica sino en situaciones de distinta ¨ªndole que hacen m¨¢s duro el d¨ªa a d¨ªa".
Ca?ones recuerda el caso de un paciente al que neg¨® la baja m¨¦dica: "A veces es muy dif¨ªcil lidiar con ellosEste se?or, ni corto ni perezoso se mantuvo sentado, sin moverse. Gritaba, amenazada e intentaba coaccionarme". Al final fue la polic¨ªa la que la que intervino y le sac¨® del centro. ?Y al d¨ªa siguiente? "Pues la misma historia. Han pasado 10 a?os y no se aplican medidas. Solo se act¨²a en casos graves", analiza serenamenteCa?ones.
Jorge S¨¢nchez (nombre ficticio) es facultativo de urgencias desde hace m¨¢s de una d¨¦cada. El a?o pasado un joven de 30 a?os invadi¨® su despacho solicitando medicaci¨®n: "Yo le contest¨¦ que esperara fuera su turno, empez¨® a ponerse nervioso y me amenaz¨® con un machete en el cuello. Lo ¨²nico en lo que pensaba era en mi hijo. Ten¨ªa miedo". S¨¢nchez consigui¨® calmarle, "al final le di un tranquilizante con la condici¨®n de que soltara el arma". Lo hizo. Lo que m¨¢s rabia le dio fue que El delincuente fue juzgado por una falta, "lo que supone que no obtuvo ning¨²n castigo administrativo ni penal", relata el m¨¦dico. Estuvo varios d¨ªas de baja, se encontraba intranquilo y ten¨ªa pesadillas. A¨²n as¨ª la vuelta al trabajo "fue buena".
"Desde nuestra asociaci¨®n intentamos aplicar pautas para que los profesionales de la salud ejerzan su trabajo con tranquilidad", narra G¨®mez de Quir¨®s. Y Recalca que es fundamental que los servicios se presten adecuadamente y que no haya una afluencia masiva. alos centros, pautas fundamentales para evitar episodios conflictivos. Tiene que haber personas que velen por la seguridad. "En mi centro carecemos de cualquier autoridad en cuanto a vigilancia", se lamenta S¨¢nchez. Todos los centros deben contar con un director de seguridad que sea "veh¨ªculo conductor"; que est¨¦ en contacto directo con polic¨ªa, colegios etc¨¦tera.
El presidente de ANSICH propone la creaci¨®n de una figura nueva: el mediador social. Un profesional que se encargar¨¢ de rebajar la tensi¨®n de los potenciales agresores, dialogar, y mediar entre el profesional y la persona: "Se le va a formar en t¨¦cnicas de identificaci¨®n y actuar¨¢ en ¨¢reas espec¨ªficas ?las salas de espera de urgencias, la UCI, de rayos y atenci¨®n primaria?". No existe un perfil del agresor, pero suelen ser "personas que hablan en voz alta, gesticulan mucho o dan patadas a sillas. Estos profesionales saldr¨¢n del propio centro o de empresas externas. Contar¨¢n con formaci¨®n psicol¨®gica y conocer¨¢n profundamente las instalaciones del edificio". Otra medida de prevenci¨®n es el bot¨®n de aviso: "Se instalan debajo de la mesa o en el ordenador. Es un elemento tecnol¨®gico que vale poco y es muy resolutivo. Se conecta a una central o al equipo de la seguridad". La idea es que el m¨¦dico pueda pulsarlo para dar la alarma, como se hace en algunos bancos para prevenir atracos. "Adem¨¢s hemos creado un manual de bolsillo para profesionales", cuenta G¨®mez de Quir¨®s. En ¨¦l, los m¨¦dicos y enfermeras podr¨¢n encontrar trucos y estrategias para enfrentar situaciones adversas:"Como trucos de colocaci¨®n del mobiliario: hay que intentar que la mesa siempre est¨¦ m¨¢s cercana al m¨¦dico que al paciente y que no haya materiales arrojadizos. O que el profesional no debe mirar a los ojos, ni dar ademanes y ni la espalda, entre otras", termina G¨®mez de Quir¨®s.
Lo que ocurre a los m¨¦dicos, es aplicable a otros profesionales. Emma Rodr¨ªguez es enfermera y trabaja en La Casa del Mar de Mar¨ªn en Pontevedra. El a?o pasado sufri¨® una agresi¨®n en su consulta: "Volv¨ªa de hacer la visita domiciliaria cuando me encontr¨¦ a un hombre de unos 70 a?os en mi puesto de trabajo. Me exig¨ªa que le hiciera una anal¨ªtica. Me negu¨¦, no estaba en la lista; aunque ¨¦l aseguraba que el m¨¦dico se lo hab¨ªa dicho. Fueron unos 20 minutos de trifulca en el que me insult¨® y me amenaz¨® expl¨ªcitamente. Le denunci¨¦". Pasaron d¨ªas hasta que Emma se dirigi¨® a su trabajo sin preocupaci¨®n: "Miraba continuamente si me persegu¨ªan, incluso aparcaba mi coche m¨¢s lejos de lo habitual". Su primer d¨ªa de trabajo fue el siguiente a la agresi¨®n: "No hay que permitir que gente as¨ª consiga su objetivo". Tras el juicio, en el que el hombre continuaba insult¨¢ndola, el paciente fue derivado a otro m¨¦dico. "Fue una tranquilidad", finaliza Emma.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.