La excelencia en educaci¨®n: algo m¨¢s que una ocurrencia
Las escuelas, los institutos, las universidades o el profesorado excelentes no se crean por regulaciones legales o administrativas, sino por el afianzamiento de pol¨ªticas que apoyen el buen hacer y no toleren lo que lo entorpezca. El alumno excelente es, sencillamente, el buen alumno. La entrada en escena del tema de la agrupaci¨®n segregada de estudiantes excelentes es otra de las ocurrencias a las que estamos acostumbrados, que no tendr¨ªa m¨¢s importancia si no afectase a una de las columnas del sistema: la de la comprensividad planteada ahora con m¨¢s sutileza.
Quer¨ªan quitarse de en medio a los peores, a los pendencieros, a los que no saben apreciar las esencias de una educaci¨®n costosa que no aprovechan, a?adiendo el convincente argumento de que los d¨¦biles acad¨¦micamente entorpecen y frenan la fecunda ense?anza de una parte del colectivo profesoral, que ve c¨®mo su promisoria semilla esparcida para todos no germina en un porcentaje significativo del alumnado, tierra inf¨¦rtil del sistema.
Teniendo una m¨ªnima decencia no es f¨¢cil presentare en sociedad razonando que una parte importante de los alumnos est¨¢n gen¨¦ticamente avocados al fracaso. Mucho menos puede apelarse a una distinci¨®n de origen entre quienes merecen dominar el mundo terrenal y los bienaventurados, pobres de esp¨ªritu, que ser¨¢n preferidos en el otro mundo.
La conciencia de ser buena gente no puede admitir que se expulse del sistema a quienes teniendo derecho a estar escolarizados siguen una pobre trayectoria a lo largo de la escolaridad y se ven abocados al fracaso. Qu¨¦ hacer con ellos es una pregunta cuya respuesta inquieta social y moralmente.
?Eureka! Se puede hacer lo contrario. Si no se permite o est¨¢ mal visto desalojar a los d¨¦biles, dej¨¦mosles con los "normales" y sacamos del conjunto mediocre a los superalumnos, que no es lo mismo que los superdotados. No es infrecuente que estos fracasen en las escuelas e institutos.
El efecto es el mismo, pero la estrategia es m¨¢s presentable. Los padres y madres no van a sentirse avergonzados por no tener un reto?o superdotado. Ya que parece poco rentable apoyar a los m¨¢s d¨¦biles para mejorar la posici¨®n en el ranking de PISA o en otros indicadores, concentr¨¦monos en los mejores. Este podr¨ªa ser el planteamiento de quienes, a pesar de evidencias cient¨ªficas, buscan la estratificaci¨®n del alumnado a toda costa.
La ocurrencia de segregar a los excelentes parec¨ªa ser en experimento controlado que podr¨ªa tener alg¨²n inter¨¦s para extraer conclusiones que podr¨ªan extrapolarse a los centros donde haya alg¨²n alumno o alumna excepcionales. Pero, al querer extender esa experiencia a todos los centros, se pueden ver otras intenciones en el proyecto. ?O es que se ha descubierto mucha m¨¢s excepcionalidad de la que cre¨ªamos que hab¨ªa?
Creo que es una muestra m¨¢s de la no aceptaci¨®n del principio de comprensividad, cuando este estaba ya debilitado, que, de manera contradictoria, ahora un Gobierno del PSOE corrige (con la Ley de Econom¨ªa Sostenible) lo que otro anterior del mismo color pol¨ªtico estableci¨® por ley. Cuando, adem¨¢s, la norma legal ya facilitaba el flexibilizar mucho m¨¢s el sistema.
Un regreso que, en este caso no viene avalado por el vers¨¢til informe PISA, que dice que los pa¨ªses con mejores puntuaciones est¨¢n entre aquellos que mantienen la comprensividad hasta edades m¨¢s prolongadas.
El camino que se emprende no tiene f¨¢cil retorno. Como los ocurrentes quiz¨¢ suponen que el genio viene de origen, ?por qu¨¦ limitar la medida al bachillerato, desaprovechando la excelencia desde mucho antes? Habr¨¢ -se dice- un grupo para los estudiantes brillantes en todos los centros. Siendo as¨ª ?qu¨¦ raz¨®n se puede oponer a la separaci¨®n de quienes se sit¨²an en la franja media respecto de los que est¨¢n por debajo de ellos?
Me asalta una duda. Un sistema que parece ser incapaz, por lo visto, de responder a las deficiencias y lograr que nadie quede atr¨¢s es poco probable que sepa manejar la excepcionalidad por arriba. Es sabido que los alumnos sobredotados encajan bastante mal en las estructuras de funcionamiento de las aulas y los cetros, que se aburren o manifiestan inapetencia intelectual por unos contenidos a los que ellos -inteligentes que son- no les ven sentido.
?C¨®mo se puede tratar la excepcionalidad en grupos segregados, si no se hace en la ense?anza de todos? Si no se diferencian los m¨¦todos y se permite que afloren las diferencias no se va ir mucho m¨¢s all¨¢ de exigir m¨¢s contenidos de las mismas materias que tendr¨¢n que cursar igual que los dem¨¢s. No se lograr¨¢ m¨¢s que meter por otra puerta lo que no es tan presentable el hacerlo por otras. Eso s¨ª; ahora con argumentos renovados: en lugar de acudir a la calidad, se recurre a la excelencia. Por otro lado no se podr¨¢ acus¨¢rseles de elitismo, pues ahora el problema es de equidad y mejora del talento.
Jos¨¦ Gimeno Sacrist¨¢n es catedr¨¢tico de Did¨¢ctica de la Universidad de Valencia.
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