Las mentiras del copago
Desde hace tiempo, dependiendo de los intereses pol¨ªticos o econ¨®micos de alg¨²n sector, aparece en escena el t¨¦rmino copago. Hay quien lo defiende sin definir los criterios para su aplicaci¨®n, ni asumir la carga de la prueba de demostrar la contenci¨®n del gasto mediante el mismo. Otros lo rechazan de plano, aunque algunos de estos ¨²ltimos en su fuero interno lo cobijan con cari?o.
En realidad el copago no est¨¢ definido por nadie, ni se encuentra en el diccionario de la Real Academia Espa?ola.
La primera mentira es la propia palabra, deber¨ªa denominarse repago, es decir, tener que volver a pagar por algo que ya se ha pagado por la v¨ªa de los impuestos.
El segundo enga?o es que, sin tener en consideraci¨®n que el Estado espa?ol dedica a la sanidad p¨²blica un porcentaje inferior a la media de la Uni¨®n Europea, se diga que el Sistema Nacional de Salud es insostenible por haber aumentado el gasto y la sobreutilizaci¨®n de los servicios. Hay motivos m¨¢s preocupantes que revisaremos.
El deseo de concienciar a la poblaci¨®n pagando el uso de la asistencia sanitaria para que esta sea mejor/menos utilizada y as¨ª conseguir un ahorro es una falacia. Este ahorro seria insignificante al repercutir solo en las esferas sociales de menor poder adquisitivo; las esferas sociales m¨¢s pudientes disponen de otros medios ajenos al sistema p¨²blico (entidades del seguro libre, entre otras) para acceder a las urgencias e incluso a los especialistas. A parte de esto no debemos olvidar que, al margen de la atenci¨®n primaria, que es la puerta de acceso al sistema sanitario y de las urgencias hospitalarias, la utilizaci¨®n de los recursos sanitarios pasa por la indicaci¨®n de los profesionales m¨¦dicos y son estos, respetando su dignidad y sus criterios profesionales, los que pueden conseguir una mejor gesti¨®n y un ahorro en el sistema sanitario. Objetivo inalcanzable si no se tiene en consideraci¨®n la opini¨®n de los profesionales y no se les hace participes de los logros conseguidos. Las empresas modernas no se van a caracterizar por la producci¨®n, sino por el conocimiento y por hacer socios de las mismas a los profesionales.
Nadie ha demostrado todav¨ªa que el beneficio del repago sea superior a otras medidas, entre las que podemos se?alar:
- Mejorar la atenci¨®n primaria, atajando la masificaci¨®n de las consultas m¨¦dicas, las cuales, por la excesiva burocracia y una incorrecta oferta, pueden llegar a ser innecesarias en un 40% de los casos. Trabajemos con la mejora y el ahorro racional de la oferta y no de la demanda. Es imprescindible una mayor participaci¨®n y un reconocimiento del m¨¦dico en la atenci¨®n primaria.
- Disponibilidad de tiempo por parte de los profesionales para poder realizar una exhaustiva historia cl¨ªnica y una exploraci¨®n cl¨ªnica completa, lo que llevar¨ªa a una reducci¨®n de las pruebas complementarias, algunas de ellas innecesarias, as¨ª como a una disminuci¨®n de la duplicidad de peticiones.
- Reducir la judicializaci¨®n de la profesi¨®n, lo que origina sin desearlo, una bater¨ªa de solicitudes por si hubiera que rendir cuentas ante el se?or juez.
- El control del fraude fiscal que viene a suponer unos 90.000 millones de euros, mientras que el presupuesto para la sanidad p¨²blica en 2009 fue de 63.000 millones.
- La revisi¨®n de los sueldos y gastos de 80.000 cargos pol¨ªticos.
- La profesionalizaci¨®n de las gerencias, acabando con el baile de los cargos de direcci¨®n de los centros asistenciales seg¨²n la m¨²sica de los resultados electorales.
- La motivaci¨®n de los profesionales mediante una revisi¨®n y actualizaci¨®n de los modelos retributivos, ligados a los resultados, a la complejidad y a la calidad de lo que se hace, as¨ª como a la participaci¨®n en comisiones y en objetivos. Impidiendo la explotaci¨®n de los profesionales mediante la sobrecarga asistencial y los contratos basura.
- Revisi¨®n de los resultados mediante un observatorio de calidad, analizando comparativamente entre los diferentes centros asistenciales la dificultad de las patolog¨ªas atendidas, el n¨²mero de infecciones, el n¨²mero de reintervenciones y los medios con los que dispone el centro para alcanzar estos objetivos, tanto humanos como materiales.
Nadie ha demostrado el hipot¨¦tico beneficio del copago. Si se olvidan estas ocho consideraciones, por mucho que pague el ciudadano, aparte de lo que ya paga, no van a mejorar en absoluto ni la gesti¨®n ni el ahorro. Avancemos en mejorar y corregir las deficiencias de lo que tenemos; una vez hecho esto, se podr¨¢n analizar e implantar otros m¨¦todos. Para finalizar, cabe preguntarse: ?Por qu¨¦ en un sector, seg¨²n se dice, escaso en recursos econ¨®micos desean desembarcar con sumo inter¨¦s muchas empresas privadas?
Guillermo Sierra, expresidente de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial
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