La Universidad espa?ola tendr¨¢ 73.000 alumnos m¨¢s este curso
El ministro de Educaci¨®n decidir¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas si el proyecto del estatuto docente universitario cuenta con suficiente consenso para sacarlo adelante
El cuarto a?o consecutivo de crecimiento del alumnado universitario en Espa?a, despu¨¦s de ocho de descensos, coincide con una ¨¦poca de recortes en los campus p¨²blicos espa?oles, que representan la inmensa mayor¨ªa de la educaci¨®n superior del pa¨ªs. Este a?o habr¨¢ 1.650.000 universitarios, 73.344 m¨¢s que el curso pasado, y 150.000 m¨¢s que en el curso 2007-2008. El ministro de Educaci¨®n, ?ngel Gabilondo, ofreci¨® ayer estos datos a los rectores en la ¨²ltima reuni¨®n de esta legislatura del Consejo de Universidades.
Mientras los alumnos crecen y los profesores decrecen por la crisis (las universidades no est¨¢n renovando a muchos profesores asociados, sin plaza fija), tambi¨¦n sigue aumentando el n¨²mero de titulaciones. Este curso las universidades ofrecen 2.402 grados, los t¨ªtulos que sustituyen a las antiguas licenciaturas y diplomaturas (64 m¨¢s que el a?o pasado), 2.763 m¨¢steres (334 m¨¢s) y 1.784 programas de doctorado (160 m¨¢s).
Ello, a pesar de las advertencias que desde hace a?os hacen distintos sectores (incluidos algunos documentos ministeriales) de que la oferta es excesiva y que lo razonable ser¨ªa concentrar algunas carreras con poco alumnos en menos universidades.
Aparte de las cifras del curso que acaba de empezar, Gabilondo y los rectores trataron los proyectos de real decreto para regular la carrera profesional de los profesores e investigadores universitarios y para que los docentes puedan retrasar su edad de jubilaci¨®n hasta los 75 a?os. Ambos han provocado pol¨¦mica dentro de la comunidad universitaria, por lo que el ministro tendr¨¢ que decidir en los pr¨®ximos d¨ªas si sigue adelante con ellos e intenta aprobarlos antes de que termine la legislatura (las elecciones generales se celebrar¨¢n el pr¨®ximo 20 de noviembre), cosa que solo har¨¢ si cuenta con un amplio consenso entre rectores, sindicatos y las comunidades aut¨®nomas, seg¨²n fuentes del Ministerio de Educaci¨®n.
El estatuto, adem¨¢s, supondr¨ªa un compromiso econ¨®mico, sobre todo, de las autonom¨ªas para el futuro (nadie se plantea que se pueda hacer ahora mismo), ya que cada escal¨®n de la carrera docente habr¨ªa que remunerarlo. As¨ª, los informes de las comunidades sobre el proyecto que est¨¢n llegando estos d¨ªas al ministerio ser¨¢n determinantes para que el ministro tome la decisi¨®n de sacarlo adelante o no.
Quiz¨¢ el estatuto docente universitario, cuyo objetivo es regular su carrera profesional y hacerla m¨¢s atractiva, es el que ha generado m¨¢s pol¨¦mica. Tanto un nutrido grupo de prestigiosos acad¨¦micos como los sindicatos se han opuesto a ¨¦l, aunque lo han hecho por motivos opuestos. Los primeros firmaron un manifiesto en el que explicaban que el proyecto les parece da?ino para la calidad de las universidades p¨²blicas, porque las "burocratiza", las sindicaliza y va contra los intereses de los j¨®venes talentos. Los sindicatos rechazaron en general el contenido y el esp¨ªritu de las cr¨ªticas de aquel grupo de firmantes y, de hecho, dijeron que el papel de los representantes de los trabajadores se ha diluido tanto en el proceso de negociaci¨®n, que ya no apoyan el texto que hay hoy sobre la mesa.
El estatuto fija una carrera profesional con tres grados que se ascender¨¢n por m¨¦ritos docentes y de investigaci¨®n e innovaci¨®n y transferencia, adem¨¢s de otros factores como la gesti¨®n y la antig¨¹edad. Describe las cuatro tareas del profesor: la docente (clases, tutor¨ªas o preparaci¨®n de materiales docentes, entre otros), la investigadora (proyectos, direcci¨®n de grupos, formaci¨®n de investigadores), de innovaci¨®n (desarrollo de patentes, creaci¨®n de empresas de base tecnol¨®gica) y la direcci¨®n y gesti¨®n acad¨¦mica. Y se establece que se podr¨¢ estar m¨¢s volcado a alguna de ellas: cada docente tendr¨¢ un plan individual donde se especificar¨¢. El margen de los rectorados para fijar ese plan es lo que rechazan los sindicatos.
El texto que regula el retraso de la edad de jubilaci¨®n hasta los 75 a?os (ahora la voluntaria es a los 65 y la obligatoria, a los 70) para aquellos profesores que lo soliciten y demuestren unos "m¨¦ritos especiales" tambi¨¦n ha sido rechazado por los sindicatos. Consideran que esos m¨¦ritos no son tan especiales y que los cumplir¨¢ un porcentaje muy alto de los docentes de 70 a?os, con lo que en realidad lo que crear¨ªa un tap¨®n generacional en una universidad ya envejecida: la edad media de los catedr¨¢ticos es de 56 a?os. Adem¨¢s, consideran que supondr¨¢ una mayor carga econ¨®mica para unas universidades cuyos presupuestos est¨¢n m¨¢s apretados que nunca. Los docentes que quieran retrasar su jubilaci¨®n han de sumar nueve reconocimientos entre m¨¦ritos docentes (quinquenios) y de investigaci¨®n (sexenios).
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