¡°Los laboratorios no nos ven como un objetivo¡±
La Academia ha publicado el primer diccionario de t¨¦rminos m¨¦dicos en espa?ol
El presidente de la Real Academia Nacional de Medicina, Manuel D¨ªaz-Rubio, de 70 a?os, acaba de cerrar un a?o muy intenso. Este gaditano, madrile?o de adopci¨®n, habla sin deje alguno. ¡°Antes, los acentos, sobre todo los del sur, estaban mal vistos¡±. Como est¨¢ ya jubilado, ha podido dedicarse en cuerpo y alma a la instituci¨®n. Cumplidos en noviembre sus tres primeros a?os de mandato, le queda uno para completar lo que ¨¦l califica como el mayor reto de su cometido: abrir la instituci¨®n a la sociedad.
D¨ªaz-Rubio, profesor em¨¦rito de la Universidad Complutense de Madrid, es consciente de que, de las organizaciones de m¨¦dicos, la suya es la m¨¢s opaca. ¡°Los colegios tienen como objetivo regular la actividad profesional, velar porque estos cumplan los requisitos para ejercer y tambi¨¦n ofrecer a la sociedad garant¨ªas de que los profesionales est¨¢n permanentemente formados¡±, explica. Las sociedades cient¨ªficas ¡°tienen encomendado esencialmente la promoci¨®n y el debate de la ciencia, de los nuevos conocimientos. Est¨¢n ah¨ª para que los m¨¦dicos investiguen y se comuniquen los resultados de sus trabajos¡±, a?ade. Pero la academia tiene un papel mucho m¨¢s difuso. ¡°Fundamentalmente, reflexionar sobre lo que ocurre en el ambiente m¨¦dico y sanitario¡±.
Este papel un poco opaco est¨¢ en su mismo origen y en su funcionamiento. ¡°No tiene afiliados ni asociados. Su papel, cuando se cre¨® en el siglo XVIII, era asesorar a los reyes cuando estos eran los que gobernaban¡±, indica el m¨¦dico. Pero por su car¨¢cter de foro de expertos tiene una ventaja: ¡°Tenemos la ventaja de la independencia y la libertad. Buscamos a aquellas personas de nivel nacional o internacional que puedan servirnos¡±, indica el presidente. Esto es posible ya que no dependen de cuotas. Sus fondos son, mayoritariamente, de los Presupuestos Generales del Estado, y de algunos mecenas o patronos. Para evitar suspicacias aclara que, de estos, ¡°muy pocos son de la industria¡±. ¡°Los grandes laboratorios no nos ven como un objetivo comercial. Nuestro trabajo es informar de una manera serena e independiente¡±, recalca.
Pero pese a su defensa del modelo de la academia, D¨ªaz-Rubio no niega que este se les hab¨ªa quedado peque?o. Por eso, el mayor logro del a?o que acaba de terminar es el cambio de estatutos de la instituci¨®n. Estos fueron aprobados en junio, y su principal novedad es que incorporan otros fines, ¡°tanto en el aspecto cient¨ªfico como en el profesional. De alguna manera, ahora los Gobiernos pueden reclamarnos que nos posicionemos¡±. Y, en estos tiempos en que la sanidad est¨¢ en la picota de los recortes, eso puede darles la visibilidad y el respeto que busca.
Ahora los Gobiernos pueden reclamarnos que nos posicionemos¡±
En cierta forma, el nuevo papel que D¨ªaz-Rubio quiere para la instituci¨®n es similar al de un grupo generador de ideas, un think-tank, usando la terminolog¨ªa inglesa que a ¨¦l le gusta tan poco. El momento no puede ser m¨¢s propicio, con la de temas que tiene abierto el sector. ¡°Hay asuntos como Bolonia o la relaci¨®n de los profesionales con la investigaci¨®n. Ahora podemos informar por iniciativa propia a la sociedad, o esta se puede dirigir a nosotros¡± para pedir nuestra opini¨®n sobre lo que quiera.
El concepto de sociedad que maneja es muy amplio. ¡°Puede ser una instituci¨®n o una empresa¡±, aclara. Pero han llegado mucho m¨¢s all¨¢. Por ejemplo, han iniciado las sesiones abiertas, con p¨²blico que puede intervenir ¡°desde detr¨¢s de la reja¡±. ¡°Eso es una revoluci¨®n en una instituci¨®n como la Academia¡±, afirma su presidente, donde prima el debate sesudo y se supone que reflexivo y tranquilo.
Hasta la fecha, no constata que eso haya supuesto una distorsi¨®n en los debates. ¡°Intento ejercer mi papel de moderador con eficacia, pero no he tenido muchos problemas¡±, afirma.
Las sesiones abiertas al p¨²blico son una revoluci¨®n en esta instituci¨®n¡±
Hay otro proyecto finalizado el a?o pasado del que D¨ªaz-Rubio se siente especialmente orgulloso: el Diccionario de t¨¦rminos m¨¦dicos. ¡°Es el primero que tenemos completamente pensado y dirigido en espa?ol, pero por razones hist¨®ricas nunca se hab¨ªa hecho. Tenemos una lengua tremendamente rica que hablan 400 millones de personas, de las que un mill¨®n son m¨¦dicos. Para elaborarla, contamos con un equipo lexicogr¨¢fico importante, y hemos incluido 52.000 t¨¦rminos¡±.
Parte del objetivo de este libro es evitar el abuso de anglicismos que se est¨¢n extendiendo entre los m¨¦dicos. ¡°Si tenemos palabras en castellano, ?por qu¨¦ tenemos que usar las inglesas?¡±, se pregunta. Y ello sin contar con algunas desafortunadas traducciones, como la que hace que ¡°empiece a decirse drogas en lugar de medicamentos porque en ingl¨¦s se usa la misma palabra ¡ªdrug¡ª. Pero en espa?ol claramente eso no es lo mismo¡±. El diccionario ¡ªun volumen de 1.731 p¨¢ginas¡ª, para ser vivo en estos tiempos, tiene una versi¨®n digital, ¡°que es m¨¢s f¨¢cil de actualizar¡±.
Por ¨²ltimo, queda un tercer proyecto, que espera culminar en 2012: un museo de la medicina. ¡°Pero necesitamos un edificio emblem¨¢tico. Buscamos cerca de El Prado y el Reina Sof¨ªa, y no es f¨¢cil¡±.
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