Argentina cambiar¨¢ la ley para acoger a cient¨ªficos espa?oles
El ministro de Ciencia destaca que reciben solicitudes por el sueldo y las instalaciones Buenos Aires planea establecer un cupo anual para investigadores
![El ministro de Ciencia de Argentina, Lino Bara?ao. / RICARDO CEPPI](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YM5XMHMFA4VYQ5N7GRLQNWQKKI.jpg?auth=bceb540f18f6462079aa4a84d2c169f62e27c09035a4e22259309872123bc5cd&width=414)
Hace tiempo que Argentina decidi¨® no resignarse a que inventen otros. Bajo el mandato de N¨¦stor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner el pa¨ªs ha venido aumentando su Producto Interior Bruto en un promedio del 6% al a?o. El resultado es que desde 2003 se increment¨® en diez veces el dinero destinado a financiar nuevos proyectos y en los ¨²ltimos seis a?os han regresado 873 cient¨ªficos argentinos al pa¨ªs. Ahora, tambi¨¦n hay investigadores espa?oles llamando a la puerta. El encargado de abrirla es el ministro, docente y prestigioso investigador qu¨ªmico Lino Bara?ao, de 58 a?os, premiado por su participaci¨®n en la clonaci¨®n de animales gen¨¦ticamente alterados para producir leche con hormonas de crecimiento.
¡°No las hemos cuantificado, pero tenemos solicitudes de becarios espa?oles que quieren doctorarse y tambi¨¦n investigadores de Espa?a que desean radicarse aqu¨ª. As¨ª como en otras ¨¦pocas han ido los argentinos a trabajar a Espa?a, ahora podemos recibir a cient¨ªficos espa?oles. Tenemos un centro binacional de gen¨®mica vegetal en Rosario que est¨¢ en proceso de construcci¨®n, que ya tiene previsto la incorporaci¨®n de espa?oles. La idea es ampliar esto a otras disciplinas¡±.
¡°Que empiecen a venir extranjeros nos toma un poco por sorpresa¡±
El problema sobrevenido son los tr¨¢mites burocr¨¢ticos necesarios para acogerlos y la posible protesta que se pueda generar entre los propios cient¨ªficos argentinos en busca de becas y empleo. ¡°Estamos tratando de modificar nuestra reglamentaci¨®n para facilitar este proceso. No hab¨ªa una experiencia reciente sobre esto. Que empiecen a venir extranjeros nos toma un poco por sorpresa. Tambi¨¦n tenemos que establecer un cupo de acogida¡±, se?ala.
Los espa?oles y latinoamericanos de pa¨ªses vecinos no llegan solo atra¨ªdos por los m¨¢s de 1.000 euros que puede cobrar un becario o los 2.800 que alcanza cualquier investigador, seg¨²n Bara?ao, sino por la mejora en las condiciones de trabajo. ¡°Hemos comprado equipos muy caros y ahora, gente que trabajaba en Alemania puede continuar aqu¨ª con sus investigaciones. Ahora la ciencia es mucho m¨¢s costosa que antes. Hoy vemos la foto t¨ªpica del doctor Leloir que fue nuestro primer Nobel de Qu¨ªmica, donde aparece con un guardapolvo gris en una silla de madera atada con unos alambres y con cuatro tubos de ensayo... Pod¨ªa ser una imagen rom¨¢ntica, pero no es para nada real. Y en realidad esa es la imagen que la gente tiene del cient¨ªfico aqu¨ª. Lo cual atenta contra las vocaciones en ciencias. Lo que estamos tratando de demostrar es que eso no es as¨ª, que se puede vivir bastante bien con esta profesi¨®n. Hoy por hoy no ser¨ªa posible hacer ciencia en esas condiciones, lo que pasa es que en la ¨¦poca de la dictadura militar, aquella foto era muy ¨²til para que los cient¨ªficos no pidieran nada. Si el doctor Leloir con esa silla y esos cuatro tubos gan¨® el premio Nobel, ?Por qu¨¦ el resto no pod¨ªa intentar lo mismo? Hablaban de vocaci¨®n y esfuerzo, nada de recursos¡±.
Desde 2003, el pa¨ªs ha multiplicado por 10 el presupuesto en I+D
Ahora, para atraer la inversi¨®n del capital privado, Bara?ao pretende difundir la idea de que gracias al ingenio, a la idiosincrasia del argentino, ¡°iconoclasta y propenso a encontrar soluciones alternativas¡±, en este pa¨ªs una empresa puede resolver ciertos problemas de forma m¨¢s eficiente y r¨¢pida que en otros lugares.
El ministro comenta que normalmente los equipos de alumnos argentinos siempre est¨¢n entre los 20 primeros en los concursos internacionales de programaci¨®n, a pesar de que no cuentan ni con las inversiones ni los medios que otros pa¨ªses. ¡°Hay un caso que explica por qu¨¦ suelen ganar los argentinos en este tipo de competiciones. Hace varios a?os hab¨ªa un concurso en el que participaban tres programadores por pa¨ªs, una sola computadora y un problema a resolver con un l¨ªmite de tiempo. Y un grupo de chicos argentinos desarroll¨® un programa que permit¨ªa dividir el teclado en dos y que dos pudieran programar al mismo tiempo, con lo cual trabajaban al doble de velocidad y les ganaron a los otros. No era ilegal, pero era algo que no se le hubiese ocurrido a nadie¡±.
Pero para conseguir resultados en el campo de la innovaci¨®n tecnol¨®gica no basta solo con el ingenio. Se necesita una buena planificaci¨®n cuyo modelo no se corresponde necesariamente con el de Estados Unidos, ni Alemania ni con el de Brasil. ¡°Esto es mucho ensayo y error. Con la innovaci¨®n sucede lo mismo que con las dietas. Si uno va a Google y busca la palabra innovaci¨®n hay miles de libros. Pero si uno de ellos funcionara de verdad no habr¨ªa tantos. Entonces, creo que la ¨²nica salida es profundizar en la experiencia local¡±.
Lecciones de chimpanc¨¦s
A la hora de manejarse en pol¨ªtica, un cient¨ªfico experto en clonaciones como Lino Bara?ao, que luce corbata de ovejitas en la entrevista, asegura haber aprendido algo vital con los documentales cient¨ªficos sobre chimpanc¨¦s de la naturalista brit¨¢nica Jane Goodall. Sobre todo, aprendi¨® a negociar, a mantener equilibrios de poder.
¡°Cuando hay un macho alfa y varios machos beta que quieren competir, se produce toda una estrategia para proteger al macho beta en una situaci¨®n de relativa satisfacci¨®n: dando, avanzando y retrocediendo; as¨ª se garantiza la coherencia del grupo. Uno no genera el conflicto con el macho beta, tampoco lo castiga ni lo premia sistem¨¢ticamente, sino que de forma espor¨¢dica le da la raz¨®n y trata de que entienda cu¨¢l es la pir¨¢mide de poder en la que tiene que acoplarse. Otra lecci¨®n es que, cuando uno se enfrenta a otro de mayor poder, tiene que ser muy cauto para no entrar en una situaci¨®n en la que el otro no tenga una salida honrosa. Nunca se debe encajonar al otro para que deba reconocer que se equivoc¨® o que tenga que retroceder. Esto tambi¨¦n se estudia en la teor¨ªa de juegos como el equilibrio de Nash. Uno siempre tiene que estar pendiente de c¨®mo mantener su postura de forma tal que le d¨¦ la raz¨®n al otro, pero en definitiva haga lo que uno quiere. Es un poco maquiav¨¦lico en cierto sentido, pero es lo que garantiza la convivencia pac¨ªfica. En toda negociaci¨®n tienes que saber cu¨¢les son las piezas que uno puede sacrificar y las que no¡±.
Bara?ao tiene la habilidad suficiente para caer bien entre sus compa?eros de Gobierno, que no aprecian en ¨¦l ninguna amenaza a sus cuotas de poder, y al mismo tiempo se le observa como alguien cercano al que uno se puede encontrar en cualquier momento haciendo la compra en el supermercado.
¡°Yo s¨¦ que al d¨ªa siguiente de dejar de ser ministro voy a volver al llano y no quiero tener un s¨ªndrome de abstinencia que me torture. Sigo dando clases a mis alumnos y eso me ayuda a mantener conciencia de lo transitorio que es esta funci¨®n. Como dec¨ªa el ex presidente Kirchner, somos individuos comunes con responsabilidades extraordinarias. Uno le debe algo a esa empleada del supermercado que te cobra y ella espera que el trabajo de uno le mejore la condici¨®n de vida. Me parece que es muy importante no perder de vista la gente para quien uno hace las cosas¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.