Polizones: cerco a los viajeros ¡°indeseables¡± del mar
La presi¨®n para repatriar a los pasajeros clandestinos lesiona sus derechos
Ya desde los tiempos de N¨²?ez de Balboa, que se escondi¨® en una caja de v¨ªveres para llegar al estrecho de Panam¨¢, la vida del poliz¨®n nunca ha sido f¨¢cil. Son los ¡°indeseables¡± del mar: para la tripulaci¨®n, una molestia; para los armadores, la posibilidad de perder mucho dinero. Cinco siglos despu¨¦s de que el capit¨¢n del barco amenazara con abandonar al aventurero espa?ol en la primera isla que avistase, los polizones sufren abusos que los sit¨²an en el ¨²ltimo eslab¨®n de la cadena de la inmigraci¨®n ilegal.
Migreurop, una red de entidades que defiende los derechos de los extranjeros, ha conversado con capitanes de barco, agentes navieros y autoridades de 23 puertos europeos ¡ªincluidos los de Algeciras, Barcelona, Bilbao y Valencia¡ª y ha plasmado, en un informe que se presenta este mi¨¦rcoles en Barcelona, la vulnerabilidad de esos viajeros clandestinos. Los Estados, denuncia el documento, han cedido todo el protagonismo a los actores privados, movidos solo por ¡°desembarcar lo m¨¢s r¨¢pido posible a los pasajeros indeseados¡± para minimizar las p¨¦rdidas que supone la presencia de un poliz¨®n en un buque mercante.
Los barcos de transporte de coches y los graneleros son los m¨¢s asaltados por los polizones. La mayor¨ªa proceden de ?frica, donde se embarcan de forma clandestina aprovechando la escasa vigilancia y la corrupci¨®n local. Como N¨²?ez de Balboa, se esconden en cualquier rinc¨®n inveros¨ªmil.
Los barcos de transporte de coches y graneleros son los m¨¢s asaltados
La Organizaci¨®n Mar¨ªtima Internacional cifra en 1.070 los polizones detectados en 2009, aunque muchos casos no se registran, seg¨²n los entrevistados. Su n¨²mero se ha ido reduciendo en los ¨²ltimos a?os por el incremento de medidas de seguridad en los puertos europeos. Adem¨¢s, como los armadores deben hacerse cargo de ellos, ¡°piden a los marineros que registren en todos los rincones de la nave¡±.
Esos ¡°exiliados¡± de los oc¨¦anos viajan en ¡°condiciones que ponen en riesgo sus vidas¡±; por ejemplo, en contacto con t¨®xicos. Al ser descubiertos a bordo, reciben un trato ¡°variable¡± por parte de la tripulaci¨®n y del capit¨¢n, que en ocasiones les pone a trabajar. Durante la traves¨ªa permanecen vigilados y encerrados en camarotes. Su presencia supone m¨¢s trabajo para el personal, lo que genera tensiones, detalla el informe.
El capit¨¢n debe informar a las autoridades del pr¨®ximo puerto. Desde ese momento, la maquinaria privada se pone en marcha. Las aseguradoras, que cubren los ¡°riesgos¡± de un poliz¨®n, procuran conocer su identidad ¡ªclave para repatriarle¡ª con una entrevista telef¨®nica. ¡°Hacemos las entrevistas antes que la polic¨ªa y ellos no se dan cuenta. Al poliz¨®n le hago preguntas, le miento, le digo que voy a ayudarle¡±, confiesa en el informe el responsable de una de esas firmas. Su misi¨®n es hacerlo lo m¨¢s r¨¢pido posible para evitar que el barco permanezca parado en el puerto o haya retrasos en la entrega de la mercanc¨ªa. ¡°Encontrarse con un migrante a bordo supone represalias, responsabilidades, y una carga de trabajo adicional¡±, admiten dos capitanes en el puerto de Barcelona.
En ocasiones las tripulaciones
y los capitanes de los barcos
les ponen a trabajar
Esa celeridad ¡°deja poco espacio para garantizar los derechos de los inmigrantes¡±, a quienes a menudo ¡°no se les informa debidamente¡± sobre las opciones de pedir el asilo. ¡°Es mejor no decirles que pueden pedirlo; estamos aqu¨ª para defender a los armadores¡±, relata un agente naviero del puerto franc¨¦s de La Rochelle.
?Qu¨¦ pasa cuando un poliz¨®n llega al puerto? En la mayor¨ªa de casos, pese a los esfuerzos de la aseguradora, no se puede desembarcar porque el pa¨ªs no da permiso. En ese caso, siguen en el barco ¡ªal armador debe asumir los gastos de manutenci¨®n¡ª hasta regresar al pa¨ªs de origen. Otros son devueltos en avi¨®n. La aseguradora se encarga de todo: billetes, salvoconducto, pago de escoltas privados. En todo ese proceso, denuncia el informe, la autoridad p¨²blica juega un papel secundario. ¡°La decisi¨®n parece tomada antes de que entre en juego la polic¨ªa de fronteras¡±.
El informe cita el caso de un guineano, Abou Sylla, que tras ser devuelto a su pa¨ªs en avi¨®n, volvi¨® a intentarlo pagando 500 euros para subir a un buque maderero escondido en una cabina. Pas¨® tres d¨ªas sin comer, se escap¨® del barco pero fue capturado y regres¨® al buque rumbo a G¨¦nova. Sylla tuvo m¨¢s suerte que la mayor¨ªa y obtuvo el asilo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.