La justicia de EE UU aprueba los cacheos integrales para todo tipo de delitos
Hasta ahora los agentes solo pod¨ªan realizarse en casos de contrabando de armas y drogas
El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha aprobado por cinco votos a cuatro que los oficiales de polic¨ªa puedan realizar registros exhaustivos a los detenidos antes de ingresar en la c¨¢rcel, aunque los funcionarios no tengan sospecha alguna de que hayan cometido un delito de contrabando (¨²nico caso para el que se hasta ahora se autorizaba este tipo de inspecci¨®n).
El procedimiento, aprobado por mayor¨ªa simple, est¨¢ prohibido por ley en al menos 10 Estados y va en contra de la pol¨ªtica del Gobierno federal. Los tribunales de apelaci¨®n siempre han estado divididos sobre esta cuesti¨®n, aunque en la mayor¨ªa de los casos prohibieron esta pr¨¢ctica excepto cuando exista una duda razonable de tr¨¢fico de drogas o armas, al igual que se indica en la cuarta enmienda.
La corte suprema no considera que deba realizarse un registro corporal a cada persona arrestada, sino que basa su decisi¨®n en el punto 16 de esta enmienda, que deja vac¨ªo legal al no prohibir expl¨ªcitamente este m¨¦todo de cacheo. El dictamen deja la decisi¨®n al criterio del agente o funcionario que realiza la detenci¨®n. ¡°Los tribunales no est¨¢n en condiciones de adivinar si el juicio de los funcionarios es bueno o malo, ya que no solo implica la sospecha de posesi¨®n de drogas o armas, sino tambi¨¦n de riesgo para la salud p¨²blica o afiliaci¨®n a posibles bandas, entre otros¡±, declar¨® John Roberts, presidente del Supremo.
Los jueces que han conseguido que esta medida salga adelante son los magistrados m¨¢s conservadores de la corte. Samuel Alito, John Roberts, Clarence Thomas y Antonin Scalia con la ayuda de Anthony Kennedy, siempre una baza a jugar cuando la corte est¨¢ dividida ideol¨®gicamente.
Los cuatro magistrados restantes, de tendencia m¨¢s moderada y liberal, mostraron su disconformidad. Son Sonia Sotomayor, Elena Kagan, Stephen Breyer y Ruth Bader Ginsburg. ¡°Esta petici¨®n requiere decidir si esta enmienda permite o no el cacheo para cada persona arrestada por cualquier ofensa menor (...) No se est¨¢ hablando tan solo de desnudar al alguien o ducharle, estamos hablando de mirar al mil¨ªmetro partes del cuerpo del detenido como pueden ser la boca, el pelo, o¨ªdos, test¨ªculos, pies (...) Para las mujeres es igual, aunque adem¨¢s se enfrentan a que se explore su vagina¡±, aleg¨® Breyer.
Esta decisi¨®n tan ajustada muestra las grandes diferencias ideol¨®gicas que existen en la corte suprema tan solo una semana despu¨¦s del intenso juicio sobre la reforma de la sanidad propuesta por Barack Obama en 2010.
El caso que ha precipitado el dictamen es el de Albert Florence, un hombre que fue detenido durante un control de tr¨¢fico habitual en Nueva Jersey despu¨¦s de que el agente que le par¨® verificara en una base de datos estatal que ten¨ªa una multa pendiente por no personarse ante la audiencia. Estuvo recluido en el centro de detenci¨®n del condado de Burlington (Vermont) y m¨¢s tarde fue destinado a otro centro localizado en Essex (Washington). Fue puesto en libertad una vez una vez se determin¨® que la multa hab¨ªa sido pagada.
En Burlington, el arrestado, igual que el resto de los detenidos que acaban all¨ª, tuvo que ducharse con un agente de desinfecci¨®n que comprob¨® sus cicatrices, marcas y tatuajes y explor¨® distintas partes de su cuerpo en busca de posibles se?as de contrabando. ¡°Tuve que abrir la boca, levantar la lengua y los brazos y girar y levantar mis genitales¡±, asegura en la sentencia. En el segundo centro penitenciario ocurri¨® lo mismo.
El detenido present¨® una demanda en el tribunal federal del distrito contra estas dos entidades del Gobierno y bas¨® su discurso en la violaci¨®n de la cuarta enmienda. Gan¨®, pero las instituciones penitenciarias llevaron el caso hasta el Tribunal Supremo, que ahora ha dado la raz¨®n a los centros penitenciarios.
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