Beneficios de la droga
El debate de la despenalizaci¨®n del consumo de drogas ha vuelto de la mano del continente m¨¢s autorizado para hacerlo: Am¨¦rica. En esa zona del planeta conviven el principal consumidor del mundo (Estados Unidos) y un importante productor (Colombia). Y aunque el debate es antiguo ¡ªel economista y fil¨®sofo Milton Friedman ya lo plante¨® hace 40 a?os y se han manifestado en su misma l¨ªnea juristas, pol¨ªticos, soci¨®logos y cient¨ªficos¡ª, la novedad es que en la VI Cumbre de las Am¨¦ricas de hace un par de semanas se han sumado abiertamente a la corriente que cuestiona la mera represi¨®n contra las drogas mandatarios en activo como los de Colombia, Guatemala y Costa Rica.
?La lucha contra el narcotr¨¢fico detrae cantidades ingentes de medios y dinero p¨²blico con resultados m¨¢s que decepcionantes porque no logra frenar un fen¨®meno que genera alt¨ªsimos niveles de corrupci¨®n y una violencia desmedida. Se achaca al narcotr¨¢fico la muerte de 50.000 personas durante los ¨²ltimos siete a?os solo en M¨¦xico, uno de los pa¨ªses m¨¢s castigados por las mafias en el que el comercio de armas y drogas est¨¢ poniendo al pa¨ªs de rodillas. En la mente de muchos est¨¢ el recuerdo de la violencia que desat¨® en Estados Unidos la llamada ley seca contra el alcohol. Aquella experiencia demostrar¨ªa que la mera prohibici¨®n de una sustancia genera un comercio ilegal en torno al mismo que desata la especulaci¨®n y la violencia. Un dato: un kilo de marihuana cuesta 80 d¨®lares (48,78 euros) en M¨¦xico y 2.000 en California. Otro dato: seg¨²n la Comisi¨®n Europea, el 90% de los beneficios del narcotr¨¢fico son para el pa¨ªs consumidor; no para el productor.
Barack Obama dice que ¡°legalizar las drogas no es la respuesta¡± porque empeorar¨ªa un problema que ya siembra de cad¨¢veres la regi¨®n. Puede que tenga raz¨®n, pero solo en parte. Legalizar las drogas no eliminar¨ªa los problemas de drogodependencia, enfermedades asociadas, conflictos sociales y mortalidad. Tampoco que el alcohol o el tabaco sean legales evita tales efectos. Pero, al menos, pondr¨ªa freno a las mafias que siembran el terror y amasan fortunas a costa del mercado ilegal, evitar¨ªa la adulteraci¨®n masiva de estas sustancias y, finalmente, producir¨ªa un mercado m¨¢s equitativo en el que el productor se beneficiara en mayor medida del negocio. El 63% de la superficie mundial dedicada al consumo de adormidera se encuentra en Afganist¨¢n, que, como se sabe, es uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres y conflictivos del planeta.
Algo est¨¢ cambiando respecto a este viejo debate. Obama es el primer presidente de EE UU que dedica m¨¢s dinero p¨²blico al tratamiento y prevenci¨®n de la drogodependencia que a la persecuci¨®n de las drogas y el 50% de los ciudadanos de su pa¨ªs, tan prohibicionista, se manifiesta ya a favor de legalizar la marihuana. Se puede afirmar que en Am¨¦rica se abre paso una visi¨®n europea de las drogas. Aqu¨ª, una mayor permisividad, el tratamiento de los drogodependientes e incluso la legalizaci¨®n de las drogas blandas no ha producido los efectos perversos que ser¨ªan de temer; todo lo contrario. ¡°Permitimos las drogas y baj¨® el consumo¡±, asegur¨® en su d¨ªa el coordinador de drogas de Portugal. En sentido contrario, las recientes restricciones impuestas en Holanda a los coffee shops ya est¨¢n llenando las calles de camellos.
Hasta ahora, solo exmandatarios pol¨ªticos eran capaces de defender alternativas distintas a la prohibici¨®n y, de hecho, siempre se les ha acusado a la mayor¨ªa de ellos de defender tesis que nunca sostuvieron cuando ten¨ªan poder. Felipe Gonz¨¢lez (Espa?a), Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Ernesto Zedillo (M¨¦xico) y Cesar Gaviria (Colombia) llevan tiempo pidiendo una conferencia internacional para debatir este asunto. Que a sus voces se sumen ahora presidentes en activo demuestra la profundidad de ese cambio que solo a nivel global podr¨ªa llevarse a la pr¨¢ctica. La ONU lleva tiempo esperando la oportunidad de ponerse a ello.
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