¡°A igualdad de m¨¦ritos, elijo a una mujer¡±
Castellano ha sido la primera catedr¨¢tica de Medicina de Espa?a y la segunda acad¨¦mica
Ante la idea de almorzar con quien fue la primera catedr¨¢tica de Medicina de Espa?a, uno se espera encontrar a una venerable anciana. Pero la situaci¨®n de la mujer en la Universidad ha ido paralela a la del resto de la sociedad, y aquel logro fue solo en 1980. As¨ª que Mar¨ªa Castellano (Ja¨¦n, 1948) es una mujer llena de vitalidad que da clase y conduce de Granada a Madrid y vuelta en el d¨ªa para acudir a las reuniones de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial, a cuya Comisi¨®n de Deontolog¨ªa pertenece, o a la Academia de Medicina, en la que ha ingresado hace una semana. ¡°Soy la segunda en ser elegida¡±, dice sin falsa modestia. En su discurso denunci¨® la situaci¨®n de la medicina legal. ¡°Hasta el Ministerio de Justicia nos ignora. Cuando convoca oposiciones a forenses no pide especialistas¡±, critica.
Ha elegido el restaurante sin dudar, como tampoco titubea ante la carta: ¡°Steak tartar, un poco picante¡±. El local es un sitio tradicional de comida alemana. ¡°En los sesenta y setenta era una novedad para los que ven¨ªamos de fuera; luego segu¨ª viniendo con la familia. A mi hijo, que muri¨® hace dos a?os de un c¨¢ncer de huesos, le encantaba¡±. Los ojos se le empa?an al recordarlo. ¡°Profesionalmente, la vida me ha tratado muy bien. Los logros han ido cayendo como fruta madura. Pero la vida me ha dado dos palos muy gordos¡±, dice en referencia a este fallecimiento y al de su marido, en 1993, en un accidente de tr¨¢fico.
Fue ¨¦l, precisamente, el que le meti¨® el gusanillo de la Universidad. ¡°Era de una familia de m¨¦dicos y ten¨ªa muy claro que quer¨ªa ser catedr¨¢tico¡±. Ella, no. ¡°Yo ven¨ªa de la prehistoria. Nac¨ª en Ja¨¦n, pero pas¨¦ los primeros a?os en una cortijada, sin luz ni agua corriente. ?ramos unos 17 ni?os, y entre los padres de todos contrataron a un maestro, que se turnaba para comer en las casas¡±. La idea era que aprendieran ¡°las cuatro reglas¡±. Pero ¡°no se me daba mal, y cuando acab¨¦ PREU me fui a Granada a estudiar Medicina¡±. ¡°Era muy curiosa, y ver a mi padre cuidar a los animales o hacer la matanza me interes¨® en la anatom¨ªa¡±, dice sobre su vocaci¨®n.
Como pasa con muchas mujeres que han sido las primeras en algo, Castellano reconoce que tuvo que esforzarse, pero no se sinti¨® discriminada. ¡°Mi marido fue mi gran apoyo, pero en lo intelectual. En lo dom¨¦stico era normal y tuve que conciliar y llevar la casa y mis tres hijos renunciando a la vida social¡±. Eso s¨ª, ella sac¨® la c¨¢tedra antes que ¨¦l. Luego, ¡°a igualdad de m¨¦ritos, siempre elijo a una mujer para mis equipos. Los feminizo. No por ideolog¨ªa. No estoy de acuerdo con las cuotas, es que la experiencia me ha demostrado que las mujeres tienen m¨¢s capacidad para solucionar los problemas¡±.
Habla tranquila, igual que come. La raci¨®n, ya lo hab¨ªa avisado el camarero, es abundante, pero no queda nada en el plato. ¡°Me gusta cocinar y lo m¨ªo son los pucheros. A mi madre, que vive en Ja¨¦n, le llevo los fines de semana¡±. Tampoco se la ve obsesionada con el trabajo. ¡°Me quedan ocho a?os para jubilarme, y no creo que pida quedarme como em¨¦rita. Si sigo bien, me dedicar¨¦ a pasear. Conozco todas las capitales de provincia menos Zamora¡±.
Al acabar, lleva al periodista al coche. Las cajas con el discurso de ingreso en la Academia se amontonan en el maletero. ¡°Le¨ª una versi¨®n reducida. Esta es mejor¡±.
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