El declive de las clases medias
La crisis est¨¢ echando hacia abajo un estamento esencial para la democracia Los pobres no ser¨¢n mayoritarios en 2020 gracias al auge econ¨®mico de Asia
Mientras en las econom¨ªas emergentes ascienden las clases medias, en las occidentales descienden, aunque los niveles de vida y de seguridad ante el futuro de unas y otras no sean (?a¨²n?) comparables. Es el resultado desigual de la ¨²ltima fase de la globalizaci¨®n y de la crisis vivida en Europa y en EE UU desde 2007-2008. Pero si el ascenso de las clases medias puede llevar a pedir m¨¢s apertura pol¨ªtica en sus econom¨ªas emergentes, su declive en el hemisferio norte puede amenazar el consenso pol¨ªtico, social y econ¨®mico que prevalec¨ªa hasta ahora y socavar las bases sobre las que se asienta la democracia y los sistemas pol¨ªticos occidentales, incluida esa construcci¨®n b¨¢sica que es la Uni¨®n Europea.
Como indican Heather Boushey y Adam Hersh, del Center for American Progress en Washington respecto a la clase media de EE UU (pero que tambi¨¦n es v¨¢lido para Europa), ¡°la interacci¨®n y concurrencia de la creciente desigualdad con el colapso financiero y la Gran Recesi¨®n han planteado nuevas cuestiones sobre si una clase media debilitada y la mayor desigualdad deben entrar a formar parte de nuestra forma de pensar sobre los motores del crecimiento econ¨®mico¡±. Pues, en efecto, salvo excepciones, este era un asunto de soci¨®logos y no de economistas, si bien la Econom¨ªa se est¨¢ viendo obligada a entrar cada vez en estas cuestiones, pues afectan directamente a su objeto de estudio. Una clase media fuerte, indican estos autores, impulsa el desarrollo del capital humano y de una poblaci¨®n educada; crea una fuente estable de demanda de bienes y servicios y de financiaci¨®n de servicios p¨²blicos a trav¨¦s de impuestos; incuba la siguiente generaci¨®n de emprendedores y apoya instituciones pol¨ªticas y econ¨®micas inclusivas, que a su vez sostienen el crecimiento econ¨®mico. Y, cabe a?adir, vota a opciones pol¨ªticas moderadas que hacen posible el entramado institucional que da soporte a ello.
Ya el polit¨®logo de Stanford Francis Fukuyama previno recientemente en un art¨ªculo en Foreign Affairs que la democracia liberal en el mundo occidental puede no sobrevivir a un declive de las clases medias. Si sigue su curso destructivo, la crisis econ¨®mica puede llevar a una gran crisis social y pol¨ªtica. Ya ocurri¨® en los a?os treinta. En esto Fukuyama puede estar m¨¢s acertado que con su tesis de 1989 sobre el fin de la Historia.
Una buena posici¨®n social se mide por el gasto diario, unos 62 euros
No hay pleno acuerdo entre los especialistas sobre la definici¨®n de clase media, cuyos l¨ªmites son, por definici¨®n, ambiguos y relativos. Algunos soci¨®logos la circunscriben a satisfacer las necesidades b¨¢sicas m¨¢s algunos extras: desempe?ar una ocupaci¨®n cualificada en el sector industrial o de cualificaci¨®n media en el sector servicios y/o tener alguna propiedad. Otros, para comparaciones internacionales, utilizan la medida de un gasto diario entre 10 y 100 d¨®lares al d¨ªa (62 euros, en paridad de poder de compra).
Seg¨²n el informe sobre Tendencias Globales 2030 del Instituto de Estudios de Seguridad de la UE, la clase media global est¨¢ creciendo. De 1.800 millones en 2009, llegar¨¢ a 3.200 millones en 2020, y a 4.900 millones (de un total de 8.300 millones de habitantes) en 2030. Se apunta 2022 como el primer a?o en el que habr¨¢ m¨¢s gente de clase media que pobres en el mundo. El 85% de este crecimiento social se dar¨¢ en Asia, y especialmente en China que ya cuenta con 160 millones de consumidores de clase media. Pero tambi¨¦n en ?frica o en Am¨¦rica Latina. Dos terceras partes de los brasile?os, seg¨²n este estudio, se considerar¨¢n en 2030 de clase media. Mientras, las clases medias de Europa y Norteam¨¦rica pasar¨¢n de representar el 64% del consumo total mundial en 2009 a un 30% en 20 a?os.
Una raz¨®n de esta transformaci¨®n es que las ocupaciones de las clases medias occidentales est¨¢n teniendo que competir con las nuevas clases medias de las econom¨ªas emergentes, con costes laborales m¨¢s bajos y niveles educativos cada vez m¨¢s altos. Si la globalizaci¨®n afectaba al principio a los salarios m¨¢s bajos y menos cualificados en Occidente, en los ¨²ltimos 10 a?os ha alcanzado a esas clases medias. La globalizaci¨®n las est¨¢ convirtiendo en perdedoras de este proceso, como se?ala el economista Dany Rodrik en su libro La paradoja de la globalizaci¨®n.
Ya antes de la crisis, Massimo Gaggi y Edoardo Natuzzi en un libro titulado El fin de la clase media y el nacimiento de la sociedad de bajo coste describ¨ªan la situaci¨®n de los mileuristas, condici¨®n que la actual situaci¨®n est¨¢ convirtiendo en privilegio ante el desempleo creciente y la reducci¨®n salarial. Sin embargo, con los productos y servicios de bajo coste y con el pirateo en Internet de la oferta cultural, la clase media se adapta en una cierta medida.
Los salarios holgados sostienen los servicios p¨²blicos
La crisis ha afectado a la clase media en Espa?a y otros pa¨ªses de Europa. Pero no cabe olvidar que es a los m¨¢s pobres a los que m¨¢s ha da?ado. Con los datos disponibles, es a quienes, en Espa?a y otros pa¨ªses de nuestro entorno, m¨¢s ha golpeado la crisis, pues han perdido m¨¢s poder de compra y tienen m¨¢s paro, cuando, adem¨¢s, las clases bajas tienen menos capacidad de movilizaci¨®n y de articular sus demandas.
En Estados Unidos, los ¨²ltimos datos para 2010 de la Encuesta de Finanzas del Consumo de la Reserva Federal (publicados cada tres a?os) muestran que la riqueza de la familia media ha retrocedido de la mano de la crisis a niveles de 1992, es decir, que dos d¨¦cadas de prosperidad acumulada se han visto borradas. Esta p¨¦rdida de riqueza se debe sobre todo a la depreciaci¨®n de la vivienda, de un 32% entre 2007 y 2010, una cifra que se asemeja a la espa?ola. Hay otros datos preocupantes para las clases medias. As¨ª, en EE UU por vez primera, una mayor¨ªa de los parados han pasado por la universidad. Aunque esto se debe m¨¢s bien al aumento del n¨²mero de universitarios, no a que la probabilidad de estar en paro sea mayor para los universitarios que para el resto de la poblaci¨®n.
En Espa?a, seg¨²n el ¨²ltimo informe de la Fundaci¨®n CYD, la cifra de parados entre 25 y 64 a?os de edad con un t¨ªtulo de grado superior ¡ªbase de las clases medias¡ª se hab¨ªa multiplicado en Espa?a por 2,86 a finales de 2011 en relaci¨®n con el ¨²ltimo trimestre de 2007. Los parados registrados con un t¨ªtulo universitario en nuestro pa¨ªs representan un 12,4% de los licenciados (frente a una media de 5,2% en el conjunto de la UE). Es decir, que la educaci¨®n superior sigue siendo un elemento que favorece la posici¨®n social.
Queda un tema m¨¢s de fondo que se ha dado en nuestro pa¨ªs de forma m¨¢s reciente que en otros de nuestro entorno: en Espa?a, el proceso de movilidad social ascendente hasta los ochenta tuvo mucho que ver con el cambio estructural, al pasar una mayor¨ªa de ocupaciones agrarias e industriales de baja cualificaci¨®n a otras de mayor cualificaci¨®n y en servicios. Dado que ese cambio estructural no volver¨¢ a producirse en las sociedades avanzadas, las expectativas de movilidad se ver¨¢n considerablemente reducidas. Los que pertenecen a las clases medias aspiran ahora a no caer, no ya a subir.
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