¡°Nos atrever¨ªamos con ¡®La Gioconda¡±
La restauraci¨®n de la copia de ¨¦poca del Museo del Prado desvel¨® la t¨¦cnica art¨ªstica de Da Vinci
Se sab¨ªa que exist¨ªan muchas copias de La Gioconda de Leonardo da Vinci, uno de los cuadros m¨¢s c¨¦lebres en la historia del arte. El Museo del Prado exhib¨ªa en su colecci¨®n permanente, entre su fabulosa colecci¨®n de maestros italianos, lo que se conoce como una copia de ¨¦poca. Sobre un fondo de barnices negros, la misteriosa sonrisa de Lisa Gherardini era igual de fascinante que en el original del Louvre. En 2010, el museo franc¨¦s pidi¨® al Prado su copia para incluirla en una exposici¨®n dedicada a mostrar la pol¨¦mica restauraci¨®n de Santa Ana, la obra m¨¢s poderosa de Leonardo.
Almudena S¨¢nchez, al frente del taller de restauraci¨®n se hizo cargo del trabajo, que sorprendi¨® a los expertos de todo el mundo. A primeros de febrero, la investigadora Ana Gonz¨¢lez Mozo dio a conocer las conclusiones en un congreso de especialistas en Londres en el que, curiosamente, se encontraba un periodista de The Art Newspaper que consigui¨® la exclusiva mundial: La Gioconda del Prado es una copia simult¨¢nea a la realizada por Da Vinci. La limpieza permiti¨® ver con nitidez el mismo paisaje de la Toscana, los colores de los ropajes eran id¨¦nticos, la base de la copia tambi¨¦n era nogal, los arrepentimientos eran cl¨®nicos.
La forma de dar a conocer su trabajo al mundo fue espectacular, pero insisten en que nada estaba programado. ¡°Yo cre¨ª¡±, precisa la conservadora, ¡°que hablaba entre investigadores. No pens¨¦ que uno de ellos fuera un periodista y que fuera a contar lo que all¨ª se dec¨ªa. Pero Leonardo es uno de los artistas m¨¢s admirados en todo el planeta y su Mona Lisa, una de las [obras] m¨¢s amadas¡±. ?Se atrever¨ªan a restaurar La Gioconda original? ¡°S¨ª nos atrever¨ªamos. No creemos que sea un trabajo imposible¡±, contesta Almudena S¨¢nchez, ¡°pero es un asunto del Louvre. Ese tipo de decisiones requiere informes detallados de los expertos y, en funci¨®n de ello, se act¨²a¡±.
La gran diferencia es la mano de Leonardo. La otra es de un alumno, por aventajado que fuera¡±
El maestro y el alumno (sobre su nombre sigue habiendo dudas) ejecutaron a la vez las obras. El alumno segu¨ªa literalmente los pasos del maestro y al limpiar la obra del Prado se desentra?¨® la pintura original y, lo m¨¢s importante, las t¨¦cnicas del maestro.
Ana Gonz¨¢lez Mozo y Almudena S¨¢nchez est¨¢n de nuevo ante su Gioconda. Son conscientes de la importancia de su trabajo, pero reconocen que ninguna de las dos pens¨® jam¨¢s que la noticia iba a tener semejante repercusi¨®n. ¡°Siempre ha sido una obra muy querida por los visitantes del Prado¡±, recuerda la jefa de Restauraci¨®n. ¡°Sabemos que el p¨²blico la va a disfrutar porque frente a ellos, tienen de golpe todos los hallazgos que fuimos haciendo mientras trabaj¨¢bamos sobre ella¡±. Lo fundamental, explica, fue retirar los barnices negros con los que la obra hab¨ªa sido embadurnada. ¡°Seguramente porque estuvo colocada junto a pinturas de fondos negros¡±.
Para algunos las diferencias son imperceptibles. ?Adem¨¢s del esfumato, qu¨¦ otras diferencias hay entre ambas Giocondas? Las dos estudiosas tambi¨¦n coinciden en esto: ¡°La gran diferencia es que en una est¨¢ la mano de Leonardo. La otra es de un alumno, por aventajado que fuera¡±.
La noticia ocup¨® durante muchos d¨ªas las p¨¢ginas culturales de diarios de todo el mundo. Antes de viajar a Par¨ªs, La Gioconda del Prado se expuso durante unos d¨ªas en Madrid. Los visitantes corrieron a verla como si en lugar de un redescubrimiento fuera un milagro. El pasado d¨ªa 12, sin mayores ceremonias, La Gioconda espa?ola volvi¨® a la colecci¨®n permanente del museo. Est¨¢ en la sala 47 de la galer¨ªa central de la planta baja. Un montaje de columnas semiblancas realza su belleza. En oto?o volver¨¢ junto a La Anunciaci¨®n de Fra Angelico, en las salas de los italianos sobre una cartela que la identifique como Escuela de Leonardo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.