Cient¨ªficos a contracorriente
40 estudiantes de 20 pa¨ªses desembarcan en Espa?a para doctorarse en biomedicina
Muchos se van, pocos vienen. La fuga de cerebros es una realidad en Espa?a, aunque cuenta con excepciones: 40 cient¨ªficos de 20 pa¨ªses diferentes llegaron al pa¨ªs en septiembre de 2011. Lo hac¨ªan para incorporarse a los cuatro centros de biomedicina con mayor prestigio del pa¨ªs, con una beca de la Obra social La Caixa bajo el brazo.
Cuatro a?os para investigar, 1.500 euros al mes y un objetivo: producir conocimiento biom¨¦dico para mejorar la vida de otros. Estas son algunas de sus historias.
"Ya no se puede mirar la investigaci¨®n como algo local"
Helea Khaizourane, francesa de 25 a?os, podr¨ªa haber elegido ser modelo, pero ella se decant¨® por la ciencia. Hija de padre marroqu¨ª y madre francesa,? no puede esconder su pasi¨®n por la qu¨ªmica org¨¢nica. Esa misma pasi¨®n la llev¨® a dejar su Normand¨ªa natal para establecerse en Barcelona en septiembre de 2011 para hacer un proyecto de doctorado de cuatro a?os.
A?os atr¨¢s, Khaizourane estudi¨® biolog¨ªa en Dijon. Luego, se licenci¨® en farmacia, donde descubri¨® que lo que verdaderamente le atra¨ªa era el estudio de las mol¨¦culas, materia a la que dedica su investigaci¨®n.
Durante los primeros meses de 2011 estaba trabajando en un laboratorio en Francia cuando su jefe le plante¨® la idea de estudiar un doctorado en Barcelona. No sab¨ªa ni una palabra en espa?ol, pero al ver que el nivel cient¨ªfico era competitivo se decidi¨® a solicitar la beca de biomedicina. Para el inicio de la primavera de ese a?o ya estaba viviendo en Barcelona y trabajando en el Instituto de Investigaci¨®n Biom¨¦dica (IRB) de esa ciudad.
Al principio le cost¨® el idioma: con su jefe solo se entend¨ªa en ingl¨¦s. Pero estaba tan encantada con la experiencia que no se dio ni cuenta del minuto en el que naturalmente pasaron al castellano. Ha pasado casi un a?o desde que lleg¨® y solo habla maravillas de su estancia. "He tenido otras oportunidades, pero en Barcelona existen los servicios necesarios para los investigadores. Es genial. Mi laboratorio es como una burbuja, es el para¨ªso", asegura.
Khaizourane es consciente de los recortes en ciencia y de que ha llegado a Espa?a en un mal momento. Le preocupa sobre todo lo que pueda pasar con sus compa?eros. "A mis amigos les han dicho que el sueldo les va a bajar y el laboratorio va a contar con menos dinero. Es muy fuerte", sostiene. Adem¨¢s, le preocupa las complicaciones econ¨®micas y burocr¨¢ticas que existen en Europa para hacer patentes. Por eso ha fijado sus ojos en Estados Unidos y Canad¨¢, donde asegura que se han dispuesto los recursos y los esfuerzos para facilitar la investigaci¨®n cient¨ªfica.
Khaizourane no descarta cruzar el Atl¨¢ntico una vez que concluya su doctorado. "Ya no se puede mirar la investigaci¨®n como algo local", comenta. Planea esperar a que su hermana termine de estudiar farmacolog¨ªa, para poder montar una empresa entre ambas. Mientras, est¨¢ deslumbrada con las oportunidades que le ofrece Barcelona, con la interacci¨®n que hay entre los distintos investigadores de su centro y con el ambiente de cooperaci¨®n cient¨ªfica que existe. ?Su pr¨®xima meta en el corto plazo? Aprender catal¨¢n.
De Viena a Barcelona pasando por Sud¨¢n
Diego B¨¢rcena envi¨® la solicitud para el programa de becas desde Sud¨¢n en enero de 2011. La televisi¨®n p¨²blica de Austria -pa¨ªs en el que viv¨ªa con su familia desde los 15 a?os y donde se licenci¨® en biolog¨ªa- le envi¨® para cubrir el refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n de Sud¨¢n del Sur. Para este cient¨ªfico mexicano aquella experiencia fue clave para tomar la decisi¨®n de retomar la investigaci¨®n biom¨¦dica. ¡°Al ver la miseria en ?frica, opt¨¦ por continuar produciendo conocimiento que sirva para cambiar algo las cosas¡±, explica.
B¨¢rcena, que se apunt¨® como candidato al programa de becas el d¨ªa en que expiraba el plazo, fue seleccionado y ahora realiza una tesis doctoral en el grupo de ingenier¨ªa de redes g¨¦nicas del Centro de Regulaci¨®n Gen¨®mica de Barcelona. "Conoc¨ªa bien los trabajos de mi actual jefe y quer¨ªa venir a trabajar con ¨¦l. La biolog¨ªa molecular ¨Csu especialidad- tiene much¨ªsima calidad en Espa?a".
¡°Tengo tres amigos en Barcelona, que no son cient¨ªficos, y que perdieron el trabajo desde que llegu¨¦ a Espa?a¡±, explica B¨¢rcena, que manifiesta ¡°mucha tristeza¡± por la situaci¨®n de los miles de j¨®venes que abandonan el pa¨ªs en busca de oportunidades. Por este motivo, no se ve en Espa?a cuando haya concluido su doctorado, aunque destaca la calidad de la biolog¨ªa molecular que se desarrolla. ¡°Creo que ir¨ªa a Alemania, Suiza o Francia, porque hay m¨¢s estabilidad y es menos probable que corten la financiaci¨®n¡±.
El joven cient¨ªfico ni siquiera descarta salir de Espa?a antes de que acabe la tesis, en el caso de que los recortes en ciencia obliguen a su jefe a cambiar de laboratorio y de pa¨ªs. ¡°Si mi jefe se va, me tendr¨ªa que ir con ¨¦l¡±, dice con resignaci¨®n. En este caso, ¨¦l tendr¨ªa que acompa?arle para continuar con su tesis, sin que la beca concedida por La Caixa le sea retirada. B¨¢rcena reduce la inquietud con grandes dosis de optimismo: ¡°La ciencia tiene mucha movilidad, pero lo que no puede cambiar es el conocimiento ni las ideas. Donde sea, te acompa?an siempre¡±.
¡°Me siento afortunada y a contracorriente¡±
"Estaba trabajando en Nueva York en 2009, en el Hospital Monte Sina¨ª, en un proyecto de investigaci¨®n cuando me enter¨¦ de las becas", explica Marta, que iba a empezar su tesis en el laboratorio de Manhattan, donde le ofrecieron quedarse. Sin embargo, ella siempre quiso investigar en Espa?a y ahora pertenece el ¨¢rea de biof¨ªsica computacional es del Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO). "Se trata de investigar c¨®mo combatir el c¨¢ncer a trav¨¦s de simulaciones por ordenador", explica.
¡°El nivel de la biomedicina aqu¨ª es muy alto. Adem¨¢s, hay un punto de ingenio espa?ol, de espontaneidad a la hora de trabajar que no se da en otros pa¨ªses¡±, dice con entusiasmo. Camacho cree que en los laboratorios espa?oles se permite ¡°salir del camino para seguir las inquietudes¡± de los cient¨ªficos, lo que califica de ¡°oportunidad¡±. ¡°En otros sitios, son m¨¢s cuadriculados. Aqu¨ª se puede tener intuici¨®n a la hora de hacer ciencia. Por esa flexibilidad me tiraba estudiar aqu¨ª¡±, concluye.
A pesar de su juventud, Camacho dispone de "muy buenas experiencias" en laboratorios extranjeros. Regres¨® a Espa?a en 2010 y ese mismo a?o acudi¨® al laboratorio Max Planck (Munich, Alemania) para realizar una estancia. "A los cient¨ªficos espa?oles se los rifan. Est¨¢n bien valorados. De hecho, van a cazarlos", dice la farmac¨¦utica antes de reconocer que cuando sali¨® al extranjero lo hizo pensando en volver a Espa?a. "Estudi¨¦ la carrera en Espa?a y creo que, de alguna forma, es algo que hay que devolver", manifiesta. Se siente "afortunada y a contracorriente", en alusi¨®n a la fuga de cerebros que sufre el pa¨ªs.
¡°En Alemania o EE UU nunca recortar¨ªan en ciencia porque saben que es un valor seguro. No entiendo c¨®mo se puede generar progreso cuando nos est¨¢n cortando las alas¡±, se queja antes de consolarse: ¡°Me gusta pensar que es una transici¨®n¡±.
Estudiar el genoma humano a 11.000 kil¨®metros de casa
Para poder llevar a cabo sus investigaciones en bioinform¨¢tica, Luis Zapata estaba acostumbrado a tener que viajar entre los distintos centros que la Universidad de Chile tiene en Santiago. Por eso no es de extra?ar que est¨¦ maravillado con las facilidades con las que hoy cuenta en el Centro de Regulaci¨®n Gen¨®mica de Barcelona, donde puede hacer todo desde el mismo lugar.
Lleg¨® a Barcelona en septiembre de 2011, por recomendaci¨®n de un profesor ruso que conoci¨® trabajando en su tesis de ingenier¨ªa en biotecnolog¨ªa en la universidad latinoamericana. Cuando le hablaron de las bondades del laboratorio decidi¨® venir, verlo y entonces tomar una decisi¨®n.
La vida cultural y el ambiente de Barcelona le conquistaron. Adem¨¢s de eso, le atrajo el nivel cient¨ªfico que vio en el centro. Entonces se decidi¨® a solicitar la beca, despu¨¦s de un intento frustrado con una beca chilena.
Hoy, ya establecido en Barcelona, est¨¢ dedicado a estudiar el genoma humano sobre todo para analizar las causas de enfermedades como el c¨¢ncer o el alzh¨¦imer. Reconoce que en los ¨²ltimos 12 a?os se han producido grandes avances en estos temas, pero asegura que "todav¨ªa quedan demasiadas piedras por poner".
Zapata ha aprovechado su estancia en Barcelona, donde vive con su mujer francesa. Lo que tiene claro es que al t¨¦rmino del doctorado le gustar¨ªa volver a Chile para convertirlo en una plataforma de intercambio entre distintos investigadores. "Me gustar¨ªa llevar a mis profesores a Chile y devolverle a mi pa¨ªs lo que me ha dado", comenta. Para eso ya ha dado el primer paso: junto a algunos colegas ha creado la Asociaci¨®n Latinoamericana de J¨®venes Genetistas, con la idea de propiciar el intercambio en esas latitudes: a 11.000 kil¨®metros de donde hoy vive.
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