¡°Esta casa naci¨® para estar abierta¡±
¡°?Cu¨¢ntas catedrales funcionan verdaderamente como catedral y no como museos? ?Casi les van a tener que cambiar el nombre! Esta casa, en cambio, naci¨® para estar abierta. Antes ni siquiera cerraba de noche. La catedral de Santiago es centro universal de peregrinaci¨®n y de acogida, y todo el que quiere pasa. No nos reservamos el derecho de admisi¨®n. ?Tenemos que pedir perd¨®n por eso?¡±.
El que justifica a su iglesia de esta manera, Daniel Lorenzo, acumula cargos y ahora tambi¨¦n las miradas en el cabildo compostelano. El can¨®nigo m¨¢s joven de la catedral de Santiago es responsable de la ¡°f¨¢brica¡±, es decir, del mantenimiento y funcionamiento del edificio; y, adem¨¢s, es presidente del Tribunal Eclesi¨¢stico y de la Comisi¨®n de Cultura y director de la Fundaci¨®n Catedral. Viste de gris claro y es hoy la imagen m¨¢s trasl¨²cida de un cabildo que va mayor, que muere viejo y que, ante la insistencia de la prensa, se repliega en su concha, en tiempos de C¨®dice perdido en el templo y hallado fuera de ¨¦l, arrumbado entre cartones y bolsas en un garaje. Pese a ese temple y esa disposici¨®n que lo convierten en el m¨¢s cercano de los curas de la casa, cuando se le pregunta acerca del suceso se escuda en el secreto del sumario. Aunque admite que ¡°pudo haber alg¨²n tipo de relajaci¨®n¡± en el cuidado del manuscrito.
Lorenzo (A Pobra do Carami?al, A Coru?a, 1963) lleg¨® hace poco, tras estudiar tres carreras y gobernar una parroquia de pueblo y, unos d¨ªas despu¨¦s del acontecimiento que dio la vuelta al planeta, convoc¨® a los periodistas para hacer p¨²blicas las cuentas de la bas¨ªlica. En la calle ya no se hablaba de otra cosa y ¨¦l era consciente. El esc¨¢ndalo del robo confesado por el exelectricista de la catedral, supuestamente por un af¨¢n de venganza contra el de¨¢n, custodio en horas bajas del preciado libro, pas¨® a un segundo plano en menos de nada. Lo que de verdad escandalizaba al p¨²blico eran los r¨ªos de euros que la imaginaci¨®n colectiva pinta corriendo por las naves de la catedral.
La calle preguntaba cu¨¢nto ganaba la bas¨ªlica y el can¨®nigo present¨® cuentas
Antes del robo del C¨®dice Calixtino, en la bas¨ªlica compostelana hab¨ªan faltado grandes cantidades de dinero y otros libros y objetos, pero en la mayor¨ªa de los casos la Iglesia no hab¨ªa presentado denuncias, seg¨²n dice ahora Lorenzo, porque practican eso del ¡°perd¨®n¡±, la ¡°segunda oportunidad¡± y la ¡°confianza¡± en el ser humano, asegura. En los domicilios del electricista, Manuel Fern¨¢ndez Casti?eiras, se hab¨ªan localizado unos dos millones de euros, pero antes y despu¨¦s hab¨ªa habido m¨¢s ladrones identificados. ?Cu¨¢nto ganaba la seo como para no echar mucho de menos lo que faltaba?
La convocatoria de Lorenzo surti¨® efecto. Pocas ruedas de prensa, en Santiago, convocan a tal cantidad de c¨¢maras. Acompa?ado por un contable, el can¨®nigo reparti¨® tablas y gr¨¢ficos de tarta con los n¨²meros cosechados en la ¨²ltima d¨¦cada. Seg¨²n estas cifras oficiales, los cepillos recogen cada ejercicio una media de 719.824 euros, aunque en los a?os santos (los ¨²ltimos, 2004 y 2010) los fieles dejan casi el doble: 1.316.293. Adem¨¢s, el cabildo se financia con el cobro de las entradas del museo y el atractivo paseo por las cubiertas, y tambi¨¦n por los arrendamientos de sus m¨²ltiples propiedades, bastantes, de renta antigua. En total, la media de ingreso entre a?os santos y ordinarios sale, seg¨²n el fabriquero, en 1.618.124 euros. Y esa cantidad, tambi¨¦n seg¨²n el portavoz del templo, no llega para cubrir gastos, incluida esa seguridad que fall¨® y ha sido reforzada: ¡°El d¨¦ficit es de 33.545 euros¡±.
As¨ª que, cuando tiene ocasi¨®n, Lorenzo aprovecha para pedir m¨¢s a las Administraciones y los patrocinadores privados. E insiste en el argumento de que Santiago ¡°vive¡± de una catedral que cuesta mucho rehabilitar y es el ¡°aut¨¦ntico reclamo del turismo¡±. Tiene incluso la cuenta echada. Cada visitante (2,8 millones al a?o) gasta en la ciudad una media de ¡°60 euros por persona y d¨ªa¡±, pero en el cepillo no echa ¡°m¨¢s que 0,30¡±.
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