El caso Ruth y Jos¨¦, paso a paso
Diez meses despu¨¦s de la desaparici¨®n de los ni?os, el caso podr¨ªa estar a punto de resolverse
Casi 11 meses despu¨¦s de la desaparici¨®n de Ruth y Jos¨¦ en C¨®rdoba, el caso podr¨ªa estar a punto de resolverse de forma sorprendente y fatal. A pesar de que su padre, Jos¨¦ Bret¨®n, sigue manteniendo que perdi¨® a los chiquillos en un parque de la ciudad, un nuevo an¨¢lisis de los restos ¨®seos que se encontraron en una finca familiar en los primeros momentos de la investigaci¨®n y que se atribuyeron a roedores, podr¨ªan pertenecer en realidad a los dos ni?os de seis y dos a?os desaparecidos el 8 de octubre de 2011. La madre de los ni?os, Ruth Ortiz, siempre ha cre¨ªdo que su marido asesin¨® a sus hijos como venganza por su intenci¨®n de separarse de ¨¦l. Este es el relato de los hechos, basado en los autos judiciales, las pesquisas policiales y las informaciones publicadas.
La separaci¨®n
En su auto de instrucci¨®n el juez escribe que la tarde del jueves 15 de septiembre, Ruth Ortiz le dijo a su marido "que ya no le quer¨ªa y que ya no estaba bien con su relaci¨®n". Una vez instalado en casa de sus padres en C¨®rdoba, Jos¨¦ accedi¨® al r¨¦gimen de fines de semanas alternos como f¨®rmula de visitas a sus hijos. La primera vez que fue a por los hermanos ¡ªdel 23 al 25 de septiembre¡ª les lleva a una vivienda no determinada de C¨®rdoba. El escrito se?ala que Bret¨®n "les coment¨® que era una sorpresa y que all¨ª ir¨ªa a vivir toda la familia, incluida la madre".
La venganza
A pesar de estos extra?os planes, el juez considera que Bret¨®n segu¨ªa gestando una represalia en caso de que las intenciones de divorciarse de Ruth siguiesen. Ese es el principal m¨®vil que plantea Lainz. En varias conversaciones con su familia m¨¢s cercana, el procesado llega a demostrar una actitud de venganza "siendo especialmente significativo el episodio acontecido en el cumplea?os de la ni?a [Ruth], donde da a entender a familiares del entorno de la esposa que ten¨ªa intenci¨®n de causar un grave da?o a su mujer", dice el auto.
El plan
El juez recalca que Bret¨®n, "obsesionado por el hecho de haber visto romperse su esquema de vida familiar, comenz¨® a idear la posibilidad de causar un da?o grave a su esposa como represalia a su decisi¨®n". El lugar donde trazar¨ªa sus planes "durante noches enteras" es la finca que los padres del procesado tienen en Las Quemadillas, una urbanizaci¨®n a las afueras de C¨®rdoba. El magistrado se?ala que Bret¨®n va al lugar al menos 11 veces entre "el 15 de septiembre y el fin de semana del 7 al 9 de octubre". Un vecino testific¨® que varias noches vio luz encendida en la casa de Las Quemadillas. "Estuvo ideando la estrategia para, aprovechando que estaban sus hijos en su compa?¨ªa, hacerlos desaparecer, bien solo, bien con la posible participaci¨®n no comprobada de terceras personas".
El experimento
Paralelamente, el encartado realiza un morboso experimento con sus sobrinos, el 6 de octubre, para saber "cu¨¢l ser¨ªa la actitud de dos ni?os a quienes se dejara solos durante un determinado espacio de tiempo (...) incorporando esta experiencia a la actitud que tendr¨ªa que representar la tarde del s¨¢bado 8 de octubre", destaca Lainz. Bret¨®n tambi¨¦n le pregunt¨® a un polic¨ªa amigo suyo sobre las medidas de seguridad con las que contaba la Ciudad de los Ni?os. En esa conversaci¨®n no sali¨® a relucir una c¨¢mara de seguridad a la entrada del centro l¨²dico. Dicha c¨¢mara es la que, seg¨²n el juez, terminar¨ªa por dar al traste con la coartada que Bret¨®n iba a tratar de urdir.
El viaje
El padre de los ni?os "se obceca" en recogerlos el 7 de octubre, a pesar de que Ruth le hab¨ªa propuesto cambiar la fecha para que Bret¨®n pudiese asistir a la boda de su mejor amigo y al bautizo de su sobrino. As¨ª, el viernes 7 de octubre, Bret¨®n recogi¨® a sus hijos en la casa de la abuela materna en Huelva. Entonces, hizo algo raro: puso sus maletas en el asiento delantero derecho. Seg¨²n el juez, "para que la abuela no pudiera ver que en el interior, el encartado portaba una serie de objetos no determinados, entre ellos posiblemente m¨¢s s¨¢banas de las encontradas posteriormente en el coche, destinados a dar cumplimiento a su fatal designio". "La raz¨®n de la ocultaci¨®n no puede ser otra que llevaba dentro todo el dispositivo de objetos destinados a dar cumplimiento a su atroz designio criminal".
Las flores
Aprovechando su estancia en Huelva, Bret¨®n decidi¨® redactar una extensa carta a su esposa en la que trataba a toda costa de solicitarle la reanudaci¨®n de la relaci¨®n. Se la entreg¨® la v¨ªspera de la desaparici¨®n de sus hijos, junto a unas flores. Aconsejada por su psic¨®logo, Ruth no respondi¨®.
La exnovia
De regreso en C¨®rdoba, Bret¨®n deja a sus hijos en casa de su hermana y, sin se sepa por qu¨¦, acude de nuevo a Las Quemadillas. All¨ª har¨¢ una de las cosas m¨¢s extra?as. Justo cuando espera respuesta de Ruth, decide llamar a una exnovia. Para el juez, "no puede determinarse exactamente si dedic¨® todo el tiempo que estuvo all¨ª a preparar su prop¨®sito del d¨ªa siguiente"
La coartada
De regreso en C¨®rdoba, el juez mantiene que Bret¨®n plantea a sus hermanos una visita para el d¨ªa siguiente ¡ªs¨¢bado¡ª al ¨¢rea recreativa la Ciudad de los Ni?os, afirmando que antes hab¨ªa quedado para comer con unos amigos, "pese a que no hab¨ªa quedado con nadie ni ten¨ªa intenci¨®n de hacerlo", a?ade Lainz. Seg¨²n Lainz, Bret¨®n quiere "hacerse ilocalizable durante todo el mediod¨ªa y la tarde, facilitando la preparaci¨®n y ocultaci¨®n de su plan; mientras que daba forma al lugar elegido para simular la p¨¦rdida de sus hijos: la Ciudad de los Ni?os".
Un desconocido
La ma?ana de autos, Bret¨®n lleva a sus hijos a casa de su hermana y se hace con las llaves de su coche Kia Picanto. Se marcha con este a Las Quemadillas. Del veh¨ªculo "sale aparentemente junto a otra persona cuya identidad no ha podido ser determinada". Tampoco se sabe por qu¨¦ fue all¨ª "pero muy probablemente estuviera directamente relacionado con su prop¨®sito de hacer desaparecer a sus hijos", asegura el escrito judicial.
A la carrera
A su vuelta, Bret¨®n y sus hijos regresan brevemente a la casa de los abuelos paternos. Tras cuatro minutos, se marchan en el coche de Bret¨®n rumbo a la parcela. Es la ¨²ltima vez que se ve a los peque?os. En el camino, Bret¨®n comprueba que ha desconectado la localizaci¨®n de su iPhone Latitude. Dos minutos despu¨¦s de cerrar la cancela llama por ¨²ltima vez a su esposa. Ella no responde. El juez no descarta que para entonces ya se hubiese deshecho de los ni?os, pero lo ve poco probable.
La desaparici¨®n
En Las Quemadillas, Bret¨®n desactiv¨® las aplicaciones v¨ªa Internet de su m¨®vil para no ser localizado. Entre las 13.48 y 17.30 no hay constancia de que saliera con su coche de la parcela. El magistrado contempla que Bret¨®n aprovechara el lapso para plagar de pistas falsas el escenario; y el posterior trayecto hacia la Ciudad de los Ni?os "para lograr deshacerse" de Ruth y Jos¨¦.
Las pesquisas
Desde la Ciudad de los Ni?os, Bret¨®n llam¨® a las 18.41 al servicio de emergencias, alertando de la desaparici¨®n de sus hijos. Antes, ha cruzado numerosas y confusas llamadas con sus dos hermanos y una con su madre -que ambos niegan-. 90 minutos despu¨¦s, denuncia la p¨¦rdida de sus hijos en comisar¨ªa. Ser¨¢ interrogado numerosas veces.
Los primeros rastreos
El parque es rastreado las primeras horas. Pero pronto queda claro que los ni?os no est¨¢n all¨ª. Desde los primeros d¨ªas, las pesquisas se centran en la finca de Las Quemadillas, en el extrarradio. Los efectivos de la polic¨ªa aumentan con refuerzos de especialistas en Homicidios provenientes de Sevilla y Madrid, que entran y salen de la finca. Finalmente, se hace cargo de las investigaciones la Unidad de delincuencia Especializada y Violenta (UDEV). Tambi¨¦n se rastrea una zona pr¨®xima del Guadalquivir. En esa primera semana tras la p¨¦rdida de los peque?os, todav¨ªa no hay ni imputados ni detenidos.
Fr¨ªo y distante
A los investigadores, que llevan d¨ªas interrogando a Bret¨®n sin resultado, les sorprende la frialdad y distanciamiento con que el padre afronta la angustiosa desaparici¨®n de sus hijos. Se muestra impasible en las largas jornadas en que se busca a los chiquillos en la finca de Las Quemadillas. La inconsistencia de su versi¨®n y las contradicciones en las que cae al enfrentarse con los registros de sus llamadas y las c¨¢maras de v¨ªdeo vigilancia que le registran ese d¨ªa hacen que, finalmente, Bret¨®n sea detenido.
La detenci¨®n de Bret¨®n
Veinte d¨ªas despu¨¦s de la p¨¦rdida de Ruth y Jos¨¦, la polic¨ªa detiene a su padre. Los investigadores consideran a Bret¨®n sospechoso de esta extra?a desaparici¨®n y creen que los menores podr¨ªan estar muertos y enterrados en la finca familiar de Las Quemadillas. La polic¨ªa nunca ha confiado en su versi¨®n y ha detectado sombras en el relato del padre, sobre quien han centrado todas las pesquisas. C¨¢maras de vigilancia situadas en los alrededores de la finca y en el parque mismo, no recogen im¨¢genes de los ni?os. Tampoco hay testigos que sit¨²en al padre con sus hijos all¨ª. La polic¨ªa cree que Ruth y Jos¨¦ nunca llegaron all¨ª.
De la reconstrucci¨®n a la prisi¨®n
Para aclarar sobre el terreno la versi¨®n de Bret¨®n, el juez de instrucci¨®n Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Lainz decide el 21 de octubre hacer una reconstrucci¨®n en el parque Cruz Conde con el propio Bret¨®n. El hecho se convierte en un circo, con decenas de periodistas registrando el momento y vecinos insultando al detenido. Por primera vez, Bret¨®n aparece en p¨²blico. Est¨¢ tranquilo y sereno. Solo unos cuantos polic¨ªas les separan de c¨¢maras y p¨²blico. Finalmente, Lainz env¨ªa a prisi¨®n incondicional al padre de Ruth y Jos¨¦, acusado de detenci¨®n ilegal cualificada por desaparici¨®n de menores (secuestro) y simulaci¨®n de delito.
Las Quemadillas
Casi desde el primer momento, la polic¨ªa centra su b¨²squeda en la finca familiar de Las Quemadillas y su entorno. La casa de los abuelos paternos, en la capital y algunas graveras y canteras tambi¨¦n son rastreadas. Pero las pesquisas se centran en las dos casa y la huerta de los padres de Bret¨®n. La prospecci¨®n se realiza con perros adiestrados y un georradar, que permite radiografiar el inmueble sin necesidad de tirar tabiques o levantar el suelo.
?Huesos de animal o de humano?
Los perros detectaron los primeros d¨ªas restos org¨¢nicos calcinados en una fogata reciente. Se teme lo peor. Pero los informes se?alan que los huesos no son humanos. La fogata sigue obsesionando al juez. En sus pesquisas descubrir¨¢ que Bret¨®n compr¨® d¨ªas antes de la desaparici¨®n de sus hijos 140 litros de gasoil poco antes de la desaparici¨®n. Adem¨¢s, tambi¨¦n se hizo con dos cajas de pastillas relajantes Orfidal y Motiv¨¢n, cuyo uso nunca qued¨® claro, aunque se sospech¨® que pudiese haberlos usado contra sus hijos.
Sin resultado
La b¨²squeda de georradar se repite varios d¨ªas sin avances. Hasta enero, la polic¨ªa regresar¨¢ peri¨®dicamente a la finca y a los alrededores para buscar en colectores de la zona, en las alcantarillas y en la orilla del Guadalquivir a su paso por la zona. Cinco meses despu¨¦s de la detenci¨®n, analizan de nuevo el coche de Bret¨®n y se lo llevan para nuevas reconstrucciones. No parece que haya avances en la investigaci¨®n en cuanto a la localizaci¨®n de los peque?os, pero s¨ª le queda claro al juez que la versi¨®n de Bret¨®n es inconsistente. En julio, los investigadores regresan a la parcela. Siguen abriendo la casa y los huertos en busca de un zulo donde Bret¨®n pudiese haber escondido a los peque?os. No se encuentra nada.
Los tiempos no cuadran
La discordancia de tiempos y de hechos se repite en varios episodios, pero en su auto del 17 de febrero, Rodr¨ªguez Lainz destaca uno. Cuando Bret¨®n, tras salir de la parcela ¡ªdonde hab¨ªa hecho una fogata inmensa mientras sus hijos, afirma Bret¨®n, dorm¨ªan durante horas sin haber comido todav¨ªa¡ª se dirige al parque sin llamar a su hermano, con el cual, en principio, hab¨ªa quedado. El m¨®vil registra un mensaje del hermano de Bret¨®n a las 18.08. El acusado afirma que en ese momento estaba en su coche ¡ªcon sus hijos¡ª aparcado en la avenida Pintor Espinosa, junto al parque Cruz Conde. A las 18.18 es ¨¦l quien llama a su hermano para decir que est¨¢ cerca la Ciudad de los Ni?os (un parque adyacente al primero) y que ha perdido a sus hijos. Habr¨ªan recorrido los tres a paso r¨¢pido un gran trecho para salvar ambos puntos. "Las distancias son tan largas para ni?os de tan corta edad [dos y seis a?os], que el tiempo pasado deber¨ªa ser m¨¢s bien el indicado por el mismo de al menos unos 20 minutos. ¡°El tiempo, simplemente, no cuadra", zanja el juez.
Un manipulador
En esas fechas, el juez permite el acceso a la defensa los distintos informes psicol¨®gicos que se le han practicado al padre de los ni?os. En estos informes se pon¨ªa de manifiesto que no padece ning¨²n trastorno mental, tiene un coeficiente superior a la media y una personalidad marcada por ¡°rasgos excesivos de manipulaci¨®n¡±.
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