?Por fin!
Se abre una oportunidad para que el Partido Popular, fundamental en la vertebraci¨®n pol¨ªtica y social de nuestro pa¨ªs, se retracte de sus errores pasados y se sume a una mayor¨ªa social que defiende la igualdad
S¨ª, por fin, tras m¨¢s de siete a?os de espera, el Tribunal Constitucional ha resuelto el recurso de inconstitucionalidad interpuesto por 72 diputados del Grupo Parlamentario Popular contra la Ley 13/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el C¨®digo Civil en materia de derecho a contraer matrimonio. Y lo ha hecho como esper¨¢bamos. Como era de esperar. La ley es perfectamente constitucional, seg¨²n el Alto Tribunal.
A nadie le puede sorprender. Todas y todos los que no estaban cegados por una ideolog¨ªa radicalmente retr¨®grada, contaminados por el irracional odio al diferente, obnubilados por sus propias creencias fan¨¢ticas lo sab¨ªan. Lo sab¨ªamos desde los colectivos y asociaciones de defensa de la dignidad de los derechos de las lesbianas, gais, transexuales y bisexuales. Lo sab¨ªan ¨Cy as¨ª nos lo dijeron- m¨¢s de cien catedr¨¢ticos y profesores de Derecho constitucional de Universidades de toda Espa?a, a ra¨ªz de una campa?a emprendida por el Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM). Lo sab¨ªan la mayor parte de los partidos pol¨ªticos de todo el espectro nacional; los sindicatos, la sociedad civil organizada en su mayor¨ªa. Lo sab¨ªa, y as¨ª nos lo ha demostrado durante todos estos a?os de incruenta espera, la mayor parte de la ciudadan¨ªa, que ha aceptado con absoluta normalidad el reconocimiento de este derecho a contraer matrimonio entre personas del mismo sexo.
Y ahora, satisfechos por el trabajo realizado durante todo este tiempo, comprobamos que lo sabe tambi¨¦n, de manera clara, el Tribunal Constitucional, el m¨¢ximo int¨¦rprete de la Constituci¨®n, el principal garante de los derechos fundamentales que a todos, todas y todos, reconoce nuestra Norma Fundamental. Y la noticia nos llena de alegr¨ªa.
Alegr¨ªa que, imaginamos, ser¨¢ directamente proporcional a la ira, rabia u odio (otra vez, el odio) que experimentar¨¢n quienes son v¨ªctimas de su ceguera, su fanatismo, su profunda incomprensi¨®n de la ¨¦poca que les ha correspondido vivir, en la que la diversidad, m¨¢s que un deseo, constituye una realidad insoslayable. Una hermosa e insoslayable realidad.
Se abre, sin embargo, una nueva oportunidad para que el Partido Popular, un partido pol¨ªtico fundamental en la vertebraci¨®n pol¨ªtica y social de nuestro pa¨ªs, se retracte de sus errores pasados y se sume a una mayor¨ªa social que defiende nuestra igualdad y nuestros derechos. En sus manos est¨¢, sobre todo, ahora que sustenta al Gobierno del Estado, as¨ª como al de muchas Comunidades aut¨®nomas y Ayuntamientos, poniendo en pr¨¢ctica pol¨ªticas p¨²blicas orientadas a hacer que la igualdad formal de las lesbianas, gais, transexuales y bisexuales, a la que tanto se opuso, se convierta en igualdad real, fundamentalmente, en aquellos ¨¢mbitos en los que todav¨ªa queda tanto por avanzar: educaci¨®n, sanidad, relaciones laborales, deporte, etc.
Hoy es el fin de una etapa y el comienzo de otra. Con esta sentencia del Tribunal Constitucional ponemos fin a una etapa marcada por la incertidumbre, por el temor a que esa espada de Damocles que constitu¨ªa el recurso de inconstitucionalidad acabara cayendo sobre nuestras cabezas, segando tantas ilusiones, frustrando tantos proyectos vitales, aniquilando nuestra dignidad. Felizmente, la raz¨®n y la cordura se han impuesto. Damos por bien empleado nuestro trabajo en pos de la igualdad formal, aun a sabiendas de que a¨²n quedan reivindicaciones claves para nuestro colectivo pendientes, entre las que destaca sobremanera la despatologizaci¨®n de la transexualidad, por las que seguiremos peleando.
Y a partir de ahora comenzamos, o, mejor, le damos un nuevo impulso a aquello por lo que no cejaremos de luchar ni un solo d¨ªa: que la igualdad legal, con tanto esfuerzo conseguida, se convierta en igualdad real. Para que no haya ni un solo adolescente o joven LGTB que piense en el suicidio porque sufre acoso escolar por su orientaci¨®n sexual o identidad de g¨¦nero. Para que no haya ni una sola lesbiana, gay, transexual o bisexual que tenga que ocultarse por temor a la discriminaci¨®n de que pueda ser objeto en su lugar de trabajo, en su lugar de residencia, en la v¨ªa p¨²blica. Para que ser lesbiana, gay, transexual o bisexual no signifique nada diferente a ser heterosexual. Mientras no consigamos esto, no pararemos.
Agust¨ªn L¨®pez Lozano y Antonio Arroyo Gil son presidente y coordinador de la Comisi¨®n de Derechos Humanos de COGAM, respectivamente
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