Nos va a caer como una losa
El autor sostiene que la reforma educativa "transpira un af¨¢n de cazar y segregar a los m¨¢s d¨¦biles"
Por m¨¢s vueltas que le demos y pataletas que se organicen, la nueva reforma, LOMCE, va a caer como una losa sobre nuestra educaci¨®n con la promesa de redimirla.
Igual que est¨¢ sucediendo con otras reformas (sanidad, servicios sociales, trabajo, justicia¡) m¨¢s obsesionadas en penalizar a las v¨ªctimas que en sentar en el banquillo de los acusados a los culpables, a quienes se enriquecen a costa de los dem¨¢s, a los defraudadores, la LOMCE transpira un af¨¢n de cazar y segregar a los m¨¢s d¨¦biles.
Caer¨¢ seg¨²n lo anunciado, quiz¨¢s con ligeros retoques y algunos gui?os oportunistas para aminorar descontentos, limando alguna arista para no enfadar a quienes tienen mayor poder de hacer o¨ªr sus voces. Pero dejando sin tocar lo esencial. Y lo esencial e innegociable es que la derecha ha decidido hace tiempo que la educaci¨®n es un bien para quienes lo merecen (excelencia), no para todos (equidad).
No para quienes, seg¨²n los promotores de la LOMCE, no quieren estudiar, no pueden hacerlo porque no ¡°tienen capacidades¡±, como si el talento fuera un don dado y acabado que se tiene o no desde el nacimiento y nadie, menos la escuela, pudiera y debiera hacer algo para cultivarlo, expandirlo, desarrollarlo. Esa es la reforma en curso. La que se qued¨® en el tintero hace una d¨¦cada (LOCE, 2002) y ahora surge como un aguij¨®n en contra de todas las anteriores, repletas ¨Cdicen¨C de confrontaci¨®n ideol¨®gica y especulaciones.
Por ello, la de ahora se nos presenta sensata, pr¨¢ctica, ajena a devaneos ideol¨®gicos que son, adem¨¢s de innecesarios, da?inos para el sistema, los centros, los docentes, el alumnado, las familias y la sociedad. ?Por fin una reforma motivada! porque ¡°algo hay que hacer¡±, ¡°para que nadie pueda decir que el gobierno se ha quedado de brazos cruzados ante el fracaso¡±.
Una batalla frente a la desidia, la falta de control y evaluaci¨®n, los d¨¦ficits de transparencia, la pedagog¨ªa sin exigencias acad¨¦micas ni contenidos como dios manda. Una reforma a favor de directores con m¨¢s autoridad en los centros, con incentivos a la productividad, colocada en terreno de competitividad escolar para que nadie ¨Cen la p¨²blica por supuesto, no en la otra¨C se duerma en los laureles de la mediocridad y el corporativismo.
El fracaso escolar insoportable, la lacra de la pedagog¨ªa sin esfuerzo, el descontrol por falta de evaluaci¨®n y el ocultismo por la falta de publicaci¨®n de los resultados de los centros, la reducida capacidad de las familias para elegir la educaci¨®n de su prole, los contenidos debilitados por el desvanecimiento de las asignaturas acad¨¦micas, la disposici¨®n de men¨²s escolares a la medida de las capacidades y los intereses de los estudiantes que deben ser, cuanto antes, bien encauzados para que no se obstinen en aprender aquello para lo que no valen ni les interesa.
He ah¨ª algunos de sus grandes principios, valores, presupuestos y asideros sobre los que, en tiempos de crisis y aprovechando el tsunami social, pol¨ªtico y cultural, o sea econ¨®mico, poner firme al sistema escolar: se ha dedicado, demasiado tiempo ya, a alegr¨ªas a?ejas, malsanas, provocadoras de la mala imagen nacional que tenemos en los rankings internacionales de eficiencia y eficacia.
Se ha venido propagando mucho tiempo la imagen de que nuestra educaci¨®n en todas las etapas y niveles es, desde la maldita LOGSE, un desastre. Ahora llegan los remedios definitivos. Es posible que, as¨ª como entre el antes y el despu¨¦s
-?para cu¨¢ndo?- de la crisis, haya una l¨ªnea divisoria en muchos asuntos, tambi¨¦n pueda construirse una frontera entre el antes y el despu¨¦s de la LOMCE. Muchas personas somos conscientes de que la educaci¨®n en este pa¨ªs tiene, adem¨¢s de logros evidentes, todav¨ªa bastantes asignaturas por aprobar. Pero no conseguiremos superarlas ni con el esp¨ªritu ni con la letra de la reforma que se nos viene encima.
Aunque reclama para s¨ª la condici¨®n de sensata, pr¨¢ctica y, por fin, nada ideol¨®gica, resulta ser todo lo contrario. Insensata, porque va precisamente en contra de todas las recomendaciones internacionales de mayor renombre en materia de reformas escolares para estos tiempos. Nada pr¨¢ctica, porque conlleva algunas decisiones que, de llegarse a aplicar, pueden desencadenar destrozos inimaginables en el sistema: pi¨¦nsese, por ejemplo, lo que puede representar, aunque s¨®lo fuera en t¨¦rminos log¨ªsticos y de gesti¨®n, la creaci¨®n de centros, Institutos de Educaci¨®n Secundaria, especializados por ¨¢mbitos y/o por alumnado. Y tiene mucho de ideol¨®gica porque, adem¨¢s de lo dicho, la LOMCE es un ejemplo genuino (y con retraso) de reformas neoliberales y mercantilistas que en diferentes zonas del planeta se aplicaron al filo de los ochenta y noventa, en parte del inicio del siglo, pero ahora ya se consideran obsoletas, al menos en algunos extremos que aqu¨ª, a agua pasada, se quieren experimentar ?Y qui¨¦n, hablando en serio, se atrever¨ªa a tildar de ajeno a la ideolog¨ªa el tratamiento dado a la religi¨®n cat¨®lica en el curr¨ªculo o a la privatizaci¨®n escolar en los conciertos?
Para combatir el fracaso escolar, no necesitamos m¨¢s itinerarios, sino un curr¨ªculo y una ense?anza en la que quepa todo el alumnado. Para tornar m¨¢s trasparente el sistema, no iremos bien multiplicando evaluaciones externas, sino fortaleciendo una aut¨¦ntica cultura de evaluaci¨®n dentro de los centros y fuera de ellos. Para mejorar la calidad de la ense?anza, no m¨¢s fragmentaci¨®n y pleites¨ªa a las asignaturas, sino una mayor integraci¨®n de los contenidos y una cultura escolar intelectualmente rigurosa, propicia al desarrollo del pensamiento, comprensi¨®n, comunicaci¨®n, indagaci¨®n y resoluci¨®n de problemas cotidianos, gusto y autonom¨ªa por el estudio, buen desarrollo personal y social.
No es el tiempo de centros competitivos ni de directores con m¨¢s poder, sino de centros donde la participaci¨®n y la democracia se apliquen a pensar y hacer que todo el alumnado aprenda al m¨¢ximo, armando equipos docentes fuertes, capaces, comprometidos en garantizar a todos la buena educaci¨®n debida. La LOMCE va en una direcci¨®n contraria y por ello debe ser contestada.
Juan Manuel Escudero es catedr¨¢tico de Did¨¢ctica y Organizaci¨®n Escolar de la Universidad de Murcia
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