¡°Tu beb¨¦ ha muerto. No llores. Es lo mejor que os pod¨ªa pasar¡±
Carmen D¨ªaz viv¨ªa en una chabola cuando naci¨® su tercer hijo. Ella siempre pens¨® que se lo robaron, pero la tomaron por loca. Su familia la apoya ahora
Carmen D¨ªaz, presidenta de la asociaci¨®n Madres Unidas contra la Droga de Madrid, ha enterrado a los hijos de otras madres, toxic¨®manos que acogi¨® en su propia casa cuando ya no se pod¨ªa hacer por ellos m¨¢s que acompa?arlos hasta el final. Al suyo, nacido el 24 de julio de 1979 en la Ciudad Sanitaria Provincial Francisco Franco, en la madrile?a calle de O¡®Donnell, no lo pudo enterrar. ¡°No se muri¨®. Me lo robaron¡±.
Era su tercer hijo. Carmen y su marido, Paco, ten¨ªan ya a Paquito, de seis a?os, y a Ana, de tres. Eran j¨®venes ¡ªCarmen ten¨ªa 28 a?os y Paco uno m¨¢s¡ª y muy, muy pobres. ¡°Soy la peque?a de 13 hermanos. Mi madre enviud¨® y se vino de Don Benito (Badajoz) a Madrid para buscarse la vida. Empez¨® a fregar para las monjas y construy¨® una chabola en Palomeras. Y cuando yo me cas¨¦, fui a vivir a otra chabola...¡±.
Los servicios sociales de Vallecas, donde viv¨ªan, la iglesia a la que acud¨ªan y los m¨¦dicos que la atendieron durante el embarazo conoc¨ªan su precaria situaci¨®n econ¨®mica. ¡°En concreto¡±, seg¨²n recuerda Carmen en la denuncia por el robo de su hijo que present¨® en julio del a?o pasado en la Fiscal¨ªa de Madrid, ¡°lo sab¨ªa el m¨¦dico que le hizo el seguimiento del embarazo¡±, que ten¨ªa consulta en Vallecas, pero tambi¨¦n trabajaba en la maternidad de Santa Cristina, donde trabajaba la fallecida sor Mar¨ªa y donde hab¨ªa nacido el segundo hijo de Carmen.
¡°Parto normal. Var¨®n vivo¡±, dice la documentaci¨®n
¡°Cuando supimos que estaba embarazada otra vez, pensamos en no tenerlo¡±, confiesa Carmen. ¡°No recuerdo qui¨¦n fue, si fue alguien de la parroquia o una asistente social, pero me dieron una direcci¨®n donde me aseguraron que me practicar¨ªan un aborto por 50.000 pesetas. Al volver a la chabola, me pareci¨® una locura. Pens¨¦ en mi madre, que hab¨ªa sacado a 13 hijos adelante, lo habl¨¦ con Paco y decidimos tenerlo¡±.
El embarazo se desarroll¨® con total normalidad. Tambi¨¦n el parto. De hecho, en la documentaci¨®n que Carmen ha conseguido del hospital muchos a?os despu¨¦s se lee: ¡°Salida fetal a las 18 h. Parto normal. Var¨®n vivo¡±.
¡°Lo vi. Le o¨ª llorar¡±, recuerda Carmen. ¡°Me extra?¨® que, como en los dos partos anteriores, no me lo pusieran sobre el pecho. Se lo llevaran enseguida y despu¨¦s me durmieron. Cuando me despert¨¦ en la habitaci¨®n, una matrona me dijo: ¡®Te tengo que dar una mala noticia: el beb¨¦ se ha muerto¡¯. Me puse a llorar: ¡®Pero ?qu¨¦ ha pasado? ?Quiero verlo!¡¯ y entonces me dijo: ¡°Anda, no llores. Al fin y al cabo tienes ya dos hijos y esto es lo mejor que te pod¨ªa pasar¡±.
Cuida desde hace 16 a?os a los hijos de una presa. ¡°Santiago tiene cuatro hermanos¡±
Carmen no ha olvidado el aspecto de aquella enfermera ¡ª ¡°alta, grandota¡±¡ª capaz de decirle a una madre que lo mejor que le pod¨ªa pasar era que su hijo muriera, pero s¨ª su nombre.
Cuando Paco regres¨® a la habitaci¨®n, no entend¨ªa nada. ¡°Me cont¨® que ¨¦l hab¨ªa subido en el ascensor con un se?or y nuestro hijo y me dijo que era un beb¨¦ grande, hermos¨ªsimo. Yo hab¨ªa salido de cuentas tres d¨ªas antes. Recuerdo perfectamente la fecha porque el m¨¦dico me hab¨ªa dicho: ¡®Si no has dado a luz el d¨ªa de Santiago (25 de julio), vete al hospital¡±. Sin embargo, en la documentaci¨®n que le entregaron en el Registro Civil figura como fecha del parto el 23 de julio, cuando el beb¨¦ naci¨® al d¨ªa siguiente.
Paco y Carmen, como tantos otros padres que han denunciado el robo de sus hijos, no vieron el cad¨¢ver de su beb¨¦. ¡°Yo quise verlo, pero me daban largas. A Paco el m¨¦dico le dijo que era mejor que no lo vi¨¦ramos, que ellos ya se encargaban de todo, que ¨¦ramos muy j¨®venes... Le pidi¨® que se encargara de m¨ª y le hizo firmar unos papeles que con el aturdimiento ni ley¨®¡±, recuerda Carmen. ¡°Yo estaba convencida de que mi beb¨¦ no hab¨ªa muerto, de que me lo hab¨ªan quitado. Volv¨ª a mi chabola sin nada. Ca¨ª en una depresi¨®n. Y lleg¨® un momento en que ya no pod¨ªa hablar de mi beb¨¦ porque toda mi familia pensaba que estaba loca. ?Nadie me cre¨ªa!¡±, recuerda entre l¨¢grimas. ¡°?No pod¨ªa llorar a mi hijo!¡±.
Enterr¨® a los hijos toxic¨®manos de otras madres. Al suyo no le dejaron ni verlo
Carmen sali¨® adelante gracias a sus otros dos hijos, que tiraron de ella. En 1981, cuando la periodista Mar¨ªa Antonia Iglesias public¨® en Intervi¨² un reportaje sobre robos de ni?os en Madrid con la fotograf¨ªa del cad¨¢ver del beb¨¦ que ten¨ªan supuestamente para ense?ar a los padres que insist¨ªan en ver el cuerpo, Carmen recibi¨® muchas llamadas. ¡°Mi cu?ada me dijo: ¡®Te tomamos por loca, pero ten¨ªas raz¨®n¡±. Se pele¨® con Paco, preocupado porque su mujer volviera a obsesionarse y cayera en una depresi¨®n. Pero finalmente, cuando hace dos a?os vio que surg¨ªan otros casos como el suyo y oy¨® a otras madres repitiendo lo mismo ¡ª¡°Me dijeron que el beb¨¦ hab¨ªa muerto y que ellos se encargaban de todo...¡±¡ª, ya no hubo quien la parara.
Carmen present¨® una denuncia por el robo de su hijo en la Fiscal¨ªa de Madrid en julio de 2012. En octubre, por falta de pruebas, se la archivaron, y llev¨® su caso al juzgado solicitando que llamara a declarar a los m¨¦dicos que la hab¨ªan atendido; que se exhumaran los restos supuestamente enterrados por el hospital en el cementerio de La Almudena y que, seg¨²n los servicios funerarios de Madrid, hab¨ªan sido trasladados a un osario com¨²n; y que los cotejaran con su ADN. El juzgado tambi¨¦n lo archiv¨®. Y Carmen volvi¨® a recurrir. ¡°No me importa lo que me cueste. Voy a pelear hasta el final¡±.
¡°No pod¨ªa hablar de mi beb¨¦. ?Nadie me cre¨ªa!¡±, recuerda entre l¨¢grimas
Ahora trabaja limpiando discotecas. ¡°Soy estetici¨¦n de los suelos¡±, bromea. Ya no vive en una chabola. Tras una larga lucha, logr¨® una casa del de protecci¨®n oficial. Antes de eso, vio c¨®mo en el poblado en el que viv¨ªan desde mediados de los setenta iban cayendo poco a poco, por la droga, los hijos de sus vecinas. ¡°La hero¨ªna acab¨® con una generaci¨®n entera. Mis hijos entonces eran peque?os, pero hab¨ªa que hacer algo y fundamos la asociaci¨®n de madres unidas contra la droga¡±. As¨ª fue c¨®mo recogi¨® y cuid¨® en su casa a muchos toxic¨®manos. ¡°No eran mis hijos, pero los hac¨ªas tuyos¡±. A algunos logr¨® sacarlos adelante. A otros solo pudo enterrarlos. Ahora es la madre de Paquito y de Ana, pero tambi¨¦n de Enrique y Jos¨¦ Manuel, los hijos de una toxic¨®mana que Prisiones deriv¨® al centro de acogida de la asociaci¨®n ya muy enferma para que no muriera en la c¨¢rcel. Consiguieron que sobreviviera, pero volvi¨® a caer en la droga. Desapareci¨® un tiempo. Regres¨®. Carmen cuida a esos ni?os desde entonces. El peque?o ten¨ªa ocho meses cuando se lo llev¨® a su casa y el mayor, tres a?os. Paquito, Ana, Enrique y Jos¨¦ Manuel son hermanos de Santiago, ese beb¨¦ que Carmen siempre ha pensado que no muri¨®, que le robaron. Quiere present¨¢rselos.
B¨²squedas
V¨ªa judicial. Familiares de ni?os robados se manifestaron ayer en Madrid en protesta por el archivo de muchas de sus denuncias y la lentitud de la investigaci¨®n de sus casos pese a la avanzada edad de los supuestos implicados. La Fiscal¨ªa del Estado estableci¨® el pasado diciembre que el delito no prescribe hasta 10 a?os despu¨¦s de que la v¨ªctima es consciente de que es un ni?o robado, y orden¨® a los fiscales agotar todas las v¨ªas de investigaci¨®n, incluyendo la pr¨¢ctica de exhumaciones.
V¨ªa administrativa. El Ministerio de Justicia prometi¨® el pasado octubre una oficina de atenci¨®n a las v¨ªctimas y un banco de datos y ADN para los afectados. Aseguran que se abrir¨¢ en febrero.
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