¡°La ablaci¨®n no est¨¢ escrita en ning¨²n sitio, ni en el Cor¨¢n¡±
F¨¢tima Djarra ejerce como mediadora con familias africanas para ayudar a las mujeres mutiladas y evitar que la pr¨¢ctica perdure otra generaci¨®n
La vida de F¨¢tima Djarra es de esas que sirven para llenar un libro, uno de esos gordos al estilo bizantino, pero sin el tono fr¨ªvolo. Naci¨® en la capital de Guineea-Bissau hace 44 a?os. En 2004 su marido falleci¨® y ella dej¨® su puesto de funcionaria en su pa¨ªs para emprender el viaje a Europa. Su primer destino fue Bruselas, donde vivi¨® durante un a?o. Luego conoci¨® Bilbao, donde viv¨ªa una hermana suya, y ya no la mueven de all¨ª. Le gust¨® la ciudad.
Fue entonces cuando comenz¨® a involucrarse con asociaciones de mujeres, a compartir experiencias con mujeres que, como ella, hab¨ªan pasado por la ablaci¨®n. M¨¦dicos del Mundo comenz¨® hace a?os una campa?a para que fueran las propias mujeres africanas las que hablaran de la mutilaci¨®n y enrolaron a Djarra para hacer fuerza. "Las mediadoras somos fundamentales", cuenta, "hablamos el mismo idioma, tanto verbal como no verbal".
Curiosamente, Djarra recuerda su mutilaci¨®n con momentos buenos: "Nos metieron en el bosque a unas 300 ni?as, est¨¢bamos solas, pero bailamos y cantamos... luego lleg¨® lo dif¨ªcil". Lo que en su cultura se llama entrar en "la sociedad secreta de la mujer".
Por eso defiende su misi¨®n. Puede ayudar a otras mujeres porque ella ha vivido lo mismo. En su familia, como en muchas otras, la mutilaci¨®n era algo beneficioso. Su propia t¨ªa la realizaba. Hoy, sus sobrinas no han pasado por ese trance. Las cosas est¨¢n cambiando tambi¨¦n en ?frica. "La gente ya no se cree que tu hija no se vaya a casar si no la mutilas".
Djarra sabe que hablar de estos temas con otras mujeres es muy dif¨ªcil. Lo que pasa en el bosque se queda en el bosque y no se habla fuera de all¨ª. "Nos han educado para no sufrir". A pesar de eso, por sus manos han pasado m¨¢s de 300 mujeres de muchas etnias africanas de 19 pa¨ªses. Reconoce que la generaci¨®n presente a¨²n est¨¢ en peligro, por el choque cultural y la presi¨®n que tienen las familias cuando van de viaje a sus pa¨ªses. "Por eso les explicamos que en Espa?a es ilegal, y comparamos las leyes de cada pa¨ªs".
"Hay africanos que a¨²n se escudan para defender la mutilaci¨®n genital en que lo pone el Cor¨¢n o en la tradici¨®n, pero no es verdad, no est¨¢ escrito en ning¨²n sitio", explica. A esas personas que a¨²n defienden esta pr¨¢ctica, Djarra les aconseja que miren a las mujeres y piensen en su bienestar. Les recuerda que muchas mueren por hemorragias o en el parto o viven con secuelas psicol¨®gicas toda su vida.
Otra de sus funciones es formar a m¨¢s mediadoras. Actualmente hay unas 12 vinculadas a M¨¦dicos del Mundo en toda Espa?a. Un proyecto que empez¨® en Barcelona en 2004. Como mediadora su funci¨®n implica tambi¨¦n a la sociedad espa?ola. "La gente a veces juzga a los africanos y su cultura a la ligera, sin saber qu¨¦ hay detr¨¢s. No es f¨¢cil erradicar algo que ha sido un rito sagrado".
Sin embargo, esta mujer luchadora mantiene alta la esperanza. Cree que pronto la gente se escandalizar¨¢ con lo que hac¨ªan sus antepasados. Para eso, insiste, "es necesario que la concienciaci¨®n llegue a la escuela y a la sanidad en ?frica, y las ONG est¨¢n ayudando mucho en ese proceso".
Este jueves, F¨¢tima Djarra estar¨¢ en Madrid para compartir su experiencia en las segundas jornadas internacionales sobre la mutilaci¨®n genital femenina, que organiza la Uni¨®n de Asociaciones Familiares y Mundo Cooperante. Un foro de expertos para evitar que en un futuro pr¨®ximo la cifra escalofriante de 140 millones de mujeres vivan con este estigma.
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