El que escriba ¡®habrir¡¯ no deber¨ªa graduarse
Las faltas de ortograf¨ªa y de comprensi¨®n lectora abundan en la Universidad Los profesores se plantean si adem¨¢s de los conocimientos deber¨ªan evaluar un lenguaje viciado por los SMS
Escribir habrir es una falta de ortograf¨ªa tan descabellada e inveros¨ªmil que parece un signo de rebeld¨ªa, como quien escribe okupa. Sin embargo, cuando una profesora de Hisp¨¢nicas ¡ªletras¡ª y otra de Agr¨®nomos ¡ªciencias¡ª repasan en com¨²n mentalmente las faltas m¨¢s habituales de sus alumnos aparece pronto el dichoso habrir. ?C¨®mo llegan a una falta tan rocambolesca? Probablemente, conjeturan las docentes, porque no distinguen ¡°habr¨ªa¡± del verbo haber de ¡°abr¨ªa¡± (casi siempre escrito sin acento) de abrir. Los fallos ortogr¨¢ficos y de expresi¨®n son frecuentes en unos estudiantes que con esa ortograf¨ªa no hubiesen pisado la Universidad. Los profesores reconocen que el panorama es desolador, pero pocos bajan la nota de un examen por la ortograf¨ªa y la expresi¨®n ¡ªmenos a¨²n en las carreras de ciencias¡ª y no existen reglas comunes para baremar este asunto en los departamentos de las facultades.
¡°Hay algo de verdad y algo de t¨®pico. Si no hubiera sido por la m¨¦trica, el poeta podr¨ªa haber dicho tal vez ¡®cualquier ortograf¨ªa pasada / fue mejor¡¯. Antes hab¨ªa un sector de la poblaci¨®n que no estudiaba y que apenas sab¨ªa escribir. Ese sector hoy ha accedido a la ense?anza y, por supuesto, escribe mejor¡±, explica el acad¨¦mico Salvador Guti¨¦rrez, que fue el encargado de coordinar Ortograf¨ªa de la lengua espa?ola, el pol¨¦mico volumen de la RAE. ¡°Sin embargo, los que antes estudiaban deb¨ªan someterse a un largo y duro aprendizaje de correcci¨®n idiom¨¢tica y, como consecuencia, su ortograf¨ªa alcanzaba un nivel mucho m¨¢s elevado que el que tienen los que, por ejemplo, acceden hoy a la Universidad¡±.
¡°El problema no es solo de ortograf¨ªa. Tambi¨¦n, o m¨¢s, de prosodia. Es decir, la organizaci¨®n de la sintaxis: los puntos, las comas¡ Entiendo ¡°baca¡±, pero puedo no entender el discurso si no se organiza bien. Es dif¨ªcil de marcar, pero no se esfuerzan¡±, plantea Flor Salazar, profesora de Filolog¨ªa Hisp¨¢nica en la Universidad Complutense. ¡°Por ejemplo, est¨¢ muy de moda no poner las sangr¨ªas despu¨¦s del punto y aparte. Hemos copiado a los anglosajones y eso ten¨ªa su utilidad¡±, prosigue. ¡°Yo, cuando era peque?a, todos los d¨ªas hac¨ªa una redacci¨®n. Y es lo que deber¨ªan de hacer ahora. Redacci¨®n, redacci¨®n, redacci¨®n. Recuerdo a una compa?era de facultad que, hace 40 a?os, tuvo un cero por escribir disminutivo¡±.
S¨¢nchez Ron: ¡°La ortograf¨ªa no es un juicio relativo, es una ley absoluta¡±
Amparo Medina Bocos, profesora jubilada de Lengua en secundaria, remarca tambi¨¦n la importancia de las tildes. ¡°No es lo mismo ¡®rev¨®lver¡¯ que ¡®revolver,¡¯ pero est¨¢ socialmente mejor visto que escribir vailar. Hemos ca¨ªdo en la dejadez. En la calle lees cafeteria y antiguedades. Nada¡±.
¡°Si un estudiante escribe que la toma de la Bastilla tuvo lugar en 1787 es probable que no obtenga un sobresaliente, aunque quiz¨¢ tampoco un suspenso. Pero si escribe que la toma de la Bastilla tuvo lugar en 1987, o ¡ªcomo parece que escribi¨® una vez cierto estudiante¡ª que lo que tuvo lugar en 1789 fue la toma de la Pastilla, entonces no necesita una calificaci¨®n, sino en rigor un aviso de que no ha llegado a ponerse en condiciones de ser calificado en un examen de Historia¡±, opina Jos¨¦ Luis Pardo, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa en la Complutense. ¡°Creo que este es el mismo caso de las faltas de ortograf¨ªa (cuando son graves): no es lo mismo si un alumno de primero de Filosof¨ªa escribe Witgenstein con una ¡®t¡¯ de menos que si escribe el dever ser con uve. Hay que suspenderle, claro est¨¢. No hay otra manera de hacerle notar que no cumple las condiciones, pero conviene que se entere de que ha suspendido no por falta de conocimientos, sino por no reunir las condiciones previas necesarias para poder ser calificado¡±. ¡°Es como si en la escuela de ingenieros se preguntasen si hay que ser exigentes en la construcci¨®n de puentes o si se debe levantar un poco la mano, aunque algunos viaductos se caigan a la primera ventolera¡±.
Pardo modela a los pr¨®ximos fil¨®sofos y Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Ron, en la Aut¨®noma de Madrid, a los que un d¨ªa ser¨¢n f¨ªsicos. Este cuatrimestre el acad¨¦mico de la Lengua ha decidido bajar la puntuaci¨®n en Historia de la Ciencia, una asignatura optativa, por los fallos ¡°aunque de una manera generosa, no condicionar¨¢ su aprobado¡±. ¡°He tomado esta decisi¨®n individual a la vista de que no conduce a nada decirles que presten atenci¨®n porque saldr¨¢n mejor preparados¡±. El primer d¨ªa de clase, el cient¨ªfico les recuerda la importancia de escribir bien. ¡°Les digo que no soy su colega y, por tanto, que no pueden escribir como un SMS a los amigos¡±.
La organizaci¨®n de la sintaxis y los acentos importan tanto como las faltas
El ingl¨¦s es la lengua franca en ciencias, pero se niega a que se escuden en el argumento de que lo importante es ser capaces de resolver las f¨®rmulas y problemas. ¡°Es la manifestaci¨®n de un movimiento posmoderno. La ortograf¨ªa no es un juicio relativo, es una ley absoluta¡±, dice Ron.
Consensuar que se valore la forma y no solo el contenido de lo escrito no parece f¨¢cil. Hace una d¨¦cada un grupo de profesores de Hisp¨¢nicas en la Complutense propuso al decanato un reglamento com¨²n al que ampararse ante las quejas estudiantiles, pero este adujo que el asunto no era de su competencia. ¡°Debe bajarse la nota (incluso hasta llegar al suspenso) cuando se trata de faltas graves y/o muy reiteradas. No deber¨ªa ser preciso ning¨²n reglamento, como tampoco para ir a clase completamente vestido y calzado o no entrar en el aula con mascotas, y el simple decoro (el sentimiento de verg¨¹enza ante el reproche com¨²n) deber¨ªa bastar para que se inhibieran los infractores¡±, sugiere Pardo. Aunque, realista, concluye: ¡°Est¨¢ claro que esto ha dejado de ocurrir, de modo que es preferible que haya una norma com¨²n, si fuera posible de Estado, porque esto ser¨ªa lo m¨¢s parecido a no tener que estar todo el rato advirtiendo lo que en realidad no har¨ªa falta advertir porque es de sentido com¨²n¡±.
Que se lo digan a un profesor de un grado en Comunicaci¨®n en una prestigiosa universidad p¨²blica espa?ola enfrentado a sus alumnos por su decisi¨®n de rebajar la nota con las faltas. Eso ha supuesto el suspenso de m¨¢s de uno. ¡°La culpa es de los alumnos, claro, pero tambi¨¦n de los docentes. Rebajamos mucho el list¨®n y obviamos la necesidad de subrayar que se debe escribir correctamente en cualquier caso, pero m¨¢s en el nuestro, porque somos profesionales de la palabra¡±, sostiene desde el anonimato. ¡°Algunos alumnos te dicen que se tiene que valorar solo el conocimiento de la materia y no c¨®mo se escriben las palabras porque para eso existen correctores. Pero en las redacciones apenas queda esa figura y ya no hay tiempo para corregir. Y, aunque los hubiera, no ser¨ªa excusa¡±.
Es habitual leer en los r¨®tulos de la calle ¡®cafeteria¡¯ o? ¡®antiguedades¡¯
Este docente esboza un presente y futuro negro en la Universidad: ¡°La comunidad educativa tiene cada vez m¨¢s miedo a imponerse. Los alumnos se atreven a decir y hacer cosas que en nuestra generaci¨®n nunca habr¨ªamos hecho, y los profesores se asustan ¡ªen algunos casos¡ª o, sencillamente, evitan los problemas porque, con la crisis, ven recortados sus ingresos, aumentado su trabajo y lo ¨²ltimo que les apetece es enfrentarse a reclamaciones y quejas¡±.
En la Comunidad Valenciana quieren ponerle coto a las faltas en las PAU (Pruebas de Acceso a la Universidad), eso s¨ª, solo en las asignaturas de Lengua y Literatura II. En la Selectividad se rebajar¨¢ hasta tres puntos por las faltas (0,25 por las graf¨ªas y 0,15 por las tildes), un descuento que llegar¨¢ a los cuatro en 2015. El recorte es paulatino para dar tiempo a los institutos a que solventen el problema. La reforma de los planes de estudio del Ministerio de Educaci¨®n prev¨¦ tambi¨¦n rev¨¢lidas al terminar la primaria y la secundaria. Dos pruebas externas que quiz¨¢ obliguen al profesorado a hacer hincapi¨¦ en la ortograf¨ªa.
¡°Terminar con las faltas es complicado porque el resto de profesores consideran que es un tema de Lengua que no les compete y no bajan la nota¡±, lamenta Javier L¨®pez, periodista de formaci¨®n y docente de Lengua en el instituto Serran¨ªa de Alozaina (M¨¢laga). Existe tambi¨¦n la queja inversa: ?si no le suspende el de Lengua, c¨®mo lo voy a hacer yo en Historia? ¡°El espa?ol no es patrimonio de los profesores de Lengua. Es de todos. Y cada uno en su ¨¢mbito tiene que ense?ar su l¨¦xico y en clase de Matem¨¢ticas no puedes dejar que un ni?o escriba hangulo. No puedes¡±, razona Medina Bocos.
Hace tres cursos, L¨®pez, de 37 a?os, comenz¨® a ser profesor de Lengua y Literatura y le sorprendi¨® ¡°una did¨¢ctica del siglo XIX en el XXI¡±. En su opini¨®n, para mejorar la ortograf¨ªa ¡°ya no sirve, como funcion¨® con generaciones anteriores, hacer dictados o copiar muchas veces una palabra mal escrita¡±. ?l mantiene contacto a trav¨¦s de las redes sociales con sus alumnos y les obliga a expresarse con correcci¨®n. ¡°Cuando escrib¨ªas una carta te esforzabas, aunque fuese a un amigo, porque era algo de lo que quedaba constancia y dec¨ªa mucho de ti. Por eso quiero que entiendan que en Tuenti o en Facebook tambi¨¦n se puede escribir bien y tienen que elevar el registro. La relaci¨®n alumno-profesor no puede ser la misma que entre ellos¡±. L¨®pez salt¨® a los medios con su campa?a Tu ignorancia me alimenta. ¡°Por cada falta que le restaba puntos en el examen ten¨ªan que traer un producto si quer¨ªan recuperar la nota¡±, recuerda. Y as¨ª donaron 500 kilos de comida.
No todo son malas noticias. Hay una minor¨ªa muy preocupada por la lengua. Lo constatan en el departamento de dudas de la RAE, Espa?ol al D¨ªa, que recibe un centenar de preguntas diarias. ¡°Cada vez m¨¢s gente accede a la educaci¨®n media y superior y un buen dominio de la herramienta ling¨¹¨ªstica es imprescindible para acceder a puestos de trabajo cualificados. Tambi¨¦n ahora hay m¨¢s medios para obtener informaci¨®n y resolver cuestiones ling¨¹¨ªsticas, como los diccionarios de dudas o servicios como el nuestro, que permiten a los hablantes obtener respuesta a sus preguntas sin tener que buscarla por s¨ª mismos en manuales de gram¨¢tica u obras de referencia, a menudo, dif¨ªciles de entender y digerir¡±, cuentan.
Jos¨¦ Luis Pardo: ¡°Debe bajarse la nota, incluso hasta llegar al suspenso¡±
El descr¨¦dito del uso del lenguaje es tal que unas oposiciones a Polic¨ªa Municipal en Las Palmas de Gran Canaria levantaron polvareda el a?o pasado por esta raz¨®n. Cien candidatos denunciaron ante el registro del Ayuntamiento la prueba ortogr¨¢fica que solo aprobaron 17 de los 168 opositores. La prueba consist¨ªa en descubrir los fallos de 22 frases en 10 minutos. La cuesti¨®n es: ?debe el Estado bajar el nivel requerido? ¡°No es que las instituciones hayan de ser severas, sino justas¡±, matiza Guti¨¦rrez, tambi¨¦n catedr¨¢tico de Ling¨¹¨ªstica en la Universidad de Le¨®n. ¡°Los que desean acceder a un puesto de la Administraci¨®n no solo han de conocer los asuntos que ata?en a la plaza a la que concursa, sino tambi¨¦n a la lengua en que se expresan. Si los polic¨ªas tienen que redactar informes o levantar actas, han de demostrar en la oposici¨®n que pueden hacerlo de forma correcta¡±.
El fil¨®sofo Pardo no da cr¨¦dito: ¡°Denuncian al Estado los infractores de la norma m¨¢s elemental para la convivencia (el uso respetuoso y compartido de la lengua), pero si el Estado permitiese las infracciones, que es lo que s¨ª ser¨ªa un delito atroz y una dejaci¨®n escandalosa, nadie pondr¨ªa una denuncia. Todo un ejemplo de moralidad p¨²blica¡±. Y se muestra categ¨®rico: ¡°Los organismos no deben dejar de castigar a los infractores de la ortograf¨ªa como no dejan de hacerlo con los infractores de las normas de tr¨¢fico¡±.
Con la reforma educativa del ministro Wert, los alumnos de secundaria recibir¨¢n un 25% m¨¢s de clase de Ingl¨¦s, Matem¨¢ticas y Lengua. Quiz¨¢ entonces el drama de las faltas se acabe o, al menos, se aminore. De alcanzarse este objetivo, ser¨¢ el adi¨®s al hit del momento: ola k ase.
Se + han = 'san'
El punto final no existe y las frases no arrancan con may¨²sculas. Estas se usan indistintamente.
¡°Haber¡± y ¡°a ver¡± es el mayor quebradero de cabeza.
Por contagio de la manera de escribir por m¨®vil desaparece la ch, que pasa a ser x. Mucho es muxo.
La g es hoy w. Uno no es guapo sino wapo.
Las palabras acortadas en los apuntes de clase ¡ªtb por tambi¨¦n o pq / porque¡ª se ven en los ex¨¢menes.
Los t¨¦rminos se funden: derrepente, asique, osea.
¡°Hecho¡± de hacer y ¡°echo¡± de echar no se distinguen.
Aparecen nuevas palabras como el gerundio tuviendo.
Una s por una x espectativas y una n que no existe transtorno.
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