¡°?Igualdad? Aqu¨ª, desde luego, no¡±
Mayte Verduras compagina un trabajo de media jornada con el cuidado de su hija con discapacidad Teme que los recortes en las ayudas sociales la empujen al hogar
Quer¨ªa ser mec¨¢nica de motos. Siempre le gustaron. So?¨® con formarse, con hacer de ello una profesi¨®n, pero aquello no era ¡°trabajo de mujeres¡± y adem¨¢s en su casa escaseaban los medios. As¨ª que se puso a trabajar desde muy chica. ¡°Empec¨¦ con 14 a?os cosiendo¡±, cuenta. Desde entonces Mayte Verduras ha recogido fruta, despachado en un almac¨¦n, limpiado suelos. Ahora, a los 48 a?os, tiene dos empleos. Uno a media jornada en una empresa de limpieza. El otro, ¡°las 24 horas del d¨ªa¡± cuidando de su hija mayor, Sara, con s¨ªndrome de Down y deficiencias graves de visi¨®n. La ayuda que percibe del Estado para cubrir las necesidades de la chica apenas supera los 500 euros. Y ese es el ¨²nico dinero que entra en casa desde hace meses, porque la compa?¨ªa que emplea a Mayte dej¨® en octubre de pagar a sus trabajadores, asfixiada por los impagos de la Administraci¨®n valenciana. ¡°Estamos tirando de los ahorros. No s¨¦ cu¨¢nto tiempo m¨¢s podr¨¦ aguantar porque cada vez nos recortan m¨¢s las ayudas y la asistencia. As¨ª es imposible vivir, pagar la luz, el gas, los medicamentos¡ Y todo es cada vez m¨¢s caro¡±, se lamenta.
Sin centros de atenci¨®n a discapacitados, no ser¨ªa una mujer con hijos, ser¨ªa solo madre a tiempo completo
La historia de esta valenciana es la de muchas mujeres espa?olas. Como ellas, Mayte se ha echado la familia y el cuidado de sus dos hijos a la espalda ¨Cella, adem¨¢s, sin el apoyo de una pareja-- y sigue adelante. Tratando de esquivar los agujeros que las afiladas tijeras del Gobierno est¨¢n dejando en los servicios sociales y en la Ley de Dependencia que, adem¨¢s del recorte en el dinero que reciben las cuidadoras familiares, este a?o ha sufrido otro hachazo del 15% en el presupuesto. Por no hablar de los retrasos para valorar a los dependientes o las dificultades cada vez mayores para lograr el reconocimiento y obtener la ayuda. Como el caso de Sara que, a sus 26 a?os, tiene reconocida una discapacidad del 77% y necesita compa?¨ªa constante pero que tras una primera valoraci¨®n no ha obtenido el grado necesario para recibir la prestaci¨®n. Mayte percibe una ayuda, pero por cuidado de hijo. Una vez m¨¢s el tijeretazo en gasto social se ceba con los m¨¢s vulnerables que, como cuenta esta mujer ¨¢gil y vivaz, afrontan como pueden la subida de los copagos sociales.
¡°Y ahora tengo miedo de que recorten m¨¢s en el centro al que va la chica o que se quede sin ¨¦l¡±, remarca. Porque mientras ella va a limpiar oficinas o portales, Sara acude a un centro de terapia ocupacional en el que est¨¢ hasta las cinco de la tarde. Instituciones ¨Cen las que adem¨¢s cada vez es m¨¢s dif¨ªcil conseguir plaza¨C que tambi¨¦n est¨¢n sufriendo de manera directa las medidas de austeridad de las Administraciones, que han reducido, o incluso han dejado de pagar, los fondos destinados a nutrirlas. ¡°Sin estos lugares no s¨¦ lo que har¨ªamos muchas mujeres como yo. Por lo pronto, tendr¨ªa que dejar mi trabajo y adem¨¢s no tendr¨ªa ning¨²n tipo de descanso, porque la parte del d¨ªa que Sara no est¨¢ en el centro la paso con ella¡±, dice. No ser¨ªa una mujer con hijos, ser¨ªa solo madre a tiempo completo.
El 60% de los licenciados son mujeres, aunque lo siguen teniendo m¨¢s dif¨ªcil para conseguir su primer empleo
Como lo fue la suya. Porque Mayte pertenece a una generaci¨®n de espa?olas que en su juventud tuvo ciertas opciones de dejar atr¨¢s la senda del hogar marcada por sus progenitoras o ser protagonistas de los cambios que llegaron con la democracia. Una generaci¨®n de mujeres que empez¨® a lanzarse a la universidad, pero en la que acceder a una educaci¨®n superior no se daba todav¨ªa por sentado. En aquella ¨¦poca, para muchas familias enviar a los hijos a hacer una carrera era un lujo. Como en el caso de la valenciana. La necesidad apretaba. Pero aunque cuenta que nunca fue mucho de coger los libros asegura que esa espinita se le ha quedado grabada. ¡°Ahora me arrepiento, aunque s¨¦ que para los que han estudiado las cosas tampoco est¨¢n nada f¨¢ciles¡±, dice.
Hoy, la vida para las espa?olas es distinta. El 60% de los licenciados son mujeres, aunque lo siguen teniendo m¨¢s dif¨ªcil para conseguir su primer empleo ¨Cel paro femenino, adem¨¢s, no deja de aumentar y est¨¢ ya en el casi en el 23%--. Tambi¨¦n para escalar a los puestos directivos (en ellos, la presencia femenina apenas llega al 13%) y labrarse una carrera profesional. Sobre todo si tienen hijos. Conciliar vida familiar y laboral es cada vez m¨¢s dif¨ªcil. Y en esto tampoco ayudan las pol¨ªticas de recortes: se ha eliminado el plan para crear guarder¨ªas, se han reducido las ayudas para el transporte escolar y se ha incrementado el precio del comedor; hasta llevar una tartera con la comida de casa cuesta dinero en algunas escuelas.
Las espa?olas tienen su primer hijo, de media, a los 31,5 a?os. La edad m¨¢s tard¨ªa de Europa
Mayte tuvo a su hija a los 21 a?os. A esa edad ya trabajaba y se hab¨ªa casado. Hoy, las j¨®venes que estrenan la mayor¨ªa de edad ni siquiera han salido de casa de sus padres y tienen su primer hijo, de media, a los 31,5 a?os. La edad m¨¢s tard¨ªa de Europa. Tambi¨¦n la tasa de natalidad es cada vez m¨¢s baja. ¡°No me extra?a que la gente tenga cada vez menos ni?os. El trabajo est¨¢ cada vez m¨¢s dif¨ªcil. Y para las mujeres m¨¢s¡±, afirma la valenciana. ¡°?Igualdad? Aqu¨ª, en Espa?a, desde luego no¡±, zanja.
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