Wert (o de la pol¨ªtica como tauromaquia)
El autor defiende la importancia de la ense?anza de la filos¨ªa y la ¨¦tica en las escuelas
Miembro de un Gobierno extremadamente popular, nuestro h¨¦roe tiene el m¨¦rito de haber sido nominado en varias ocasiones por el CIS como el ministro peor valorado. Pero ni esto le arredra. No en balde, el se?or Wert se concibe a s¨ª mismo como un toro bravo que se crece con el castigo. Al margen de otras consideraciones, lo preocupante de esta comparaci¨®n estriba en que implica la concepci¨®n de la pol¨ªtica como una tauromaquia.
Acept¨¢ndola por mor del argumento habr¨ªa que decir que el actual ministro de educaci¨®n derrota en todas direcciones. Tan pronto embiste a la derecha nacionalista ¨Carrojando gasolina al fuego fatuo del independentismo¨C cuanto al centro o a la presunta izquierda; su gran casta le da para irritar por igual a padres, estudiantes, profesores, rectores, investigadores¡ Nadie escapa de sus feroces embestidas. Bueno, casi nadie. Porque la conferencia episcopal no parece que tenga especiales motivos de queja. Partidario de la financiaci¨®n p¨²blica de los colegios que segregan sexualmente a sus estudiantes, el actual ministro propone una Ley de mejora de la calidad de la ense?anza (?!) en que la gran beneficiaria de la reforma ser¨¢ la asignatura de Religi¨®n.
Si la Religi¨®n es la gran beneficiaria, la filosof¨ªa es la gran perjudicada. Degradada a optativa en el ¨²ltimo curso de bachillerato, desaparece la ense?anza de la ¨¦tica de la educaci¨®n obligatoria.
La propuesta podr¨ªa parecer que tiene cierta l¨®gica, pues al fin y al cabo si, como afirmaba un temprano pre¨¢mbulo de la LOMCE, el objetivo principal de la reforma no es sino el de aumentar la competitividad de nuestro mercado laboral, poco parece que la filosof¨ªa pueda aportar a semejante objetivo.
No obstante, alguna consideraci¨®n cabr¨ªa hacer al respecto. Zygmunt Bauman, quien comparte con el se?or Wert especializaci¨®n, ha afirmado que la sociolog¨ªa est¨¢ esencialmente ligada a la ¨¦tica, y que la idea, ranciamente positivista, de una sociolog¨ªa neutral no pasa de ser un mito. Y lo que vale para la sociolog¨ªa, pienso, vale para el conjunto de las ciencias sociales. As¨ª son cada vez m¨¢s los economistas que insisten en que la desigualdad social ¨Cun valor ¨¦ticamente discutible, al fin y al cabo¨C no es s¨®lo una consecuencia de la crisis sino, a la vez, un factor que la agudiza. Y lo que cabe decir de la desigualdad, cabr¨ªa decirlo igualmente, pace el se?or De Guindos, de la corrupci¨®n, aunque solo sea porque ¨¦sta constituye una v¨ªa regia para el r¨¢pido incremento de aqu¨¦lla (basta comparar el incremento de ingresos de los presuntos corruptos y de los honrados en los ¨²ltimos a?os). As¨ª, pues, la ¨¦tica no est¨¢ tan alejada de los asuntos econ¨®micos como el trasnochado positivista quisiera hacernos creer.
Cuando la corrida del se?or Wert termine probablemente el p¨²blico, tan popular como su partido, le indultar¨¢ por mor de su bravura. Resta?adas las heridas podr¨¢ volver a las paradisiacas dehesas ¨C?en forma de empresa semip¨²blica?¨C y hasta ejercer de semental (asesor) para transmitir los genes de su bravura a las nuevas generaciones de toros bravos. Lo seguro es que en medio de la plaza quedar¨¢ agonizante la vaquilla berlanguiana, s¨ªmbolo en este caso de la educaci¨®n espa?ola, pidiendo a gritos que la pol¨ªtica educativa se entienda en este pa¨ªs menos como sangrienta lidia y m¨¢s como civilizado consenso.
Vicente Sanf¨¦lix es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad de Valencia.
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