¡°Que no caigamos en el olvido¡±
Antonio Luque, electricista y agricultor en paro, acude casi a diario al comedor social de Ja¨¦n desde hace tres a?os
Son las ocho de la tarde y Antonio Luque, de 32 a?os, sale del comedor social de Ja¨¦n al que acude casi a diario desde hace tres a?os. Ha cenado arroz a la cubana y una naranja, y en una bolsa se lleva otras tres raciones para su madre, de 60 a?os, y otras dos hermanas suyas, menores que ¨¦l, que sufren trastornos esquizofr¨¦nicos. Los ¨²nicos ingresos de la casa son los 350 euros que recibe su madre y una ayuda de poco m¨¢s de 300 de una de sus hermanas, aunque la mitad se va para medicinas.
"Tenemos menos de 500 euros al mes para cuatro personas, y con ese dinero es imposible vivir si no fuera por la ayuda de estos comedores¡±, comenta agradecido, Antonio, que trabaj¨® primero como electricista y m¨¢s tarde como agricultor, pero al que la crisis desplaz¨® del mercado de trabajo. Este a?o, sin ir m¨¢s lejos, apenas ha podido trabajar 15 d¨ªas en la recogida de la aceituna, un tiempo insuficiente para cobrar el subsidio agrario.
Cada atardecer, un centenar de personas llegan al comedor de la parroquia de Bel¨¦n y San Roque de la capital jiennense en busca de la ¨²nica comida caliente del d¨ªa. La crisis ha cambiado el perfil de los usuarios. Cada vez son m¨¢s las familias que, sin ocultar un cierto pudor, acuden en busca de un plato de garbanzos, de lentejas o de arroz. Son familias que hasta hace muy poco viv¨ªan m¨¢s o menos bien, pero a las que la crisis est¨¢ dejando en la cuneta. Familias como la de Antonio, que pide encarecidamente a los pol¨ªticos ¡°no caer en el olvido¡±, o como la de Juana Ca?as, de 63 a?os, que acude con su nieto Jes¨²s y a¨²n espera la llegada de su hija, su yerno y otros nietos m¨¢s.
¡°A veces nos juntamos aqu¨ª hasta 10 de la misma familia¡±, dice Juana mientras apura el plato de arroz. Con su pensi¨®n de viudedad de 600 euros viven cinco personas en su casa, y tiene que sobrar para ayudar a otros dos hijos que est¨¢n en el paro. Juana solo tiene palabras de agradecimiento para los voluntarios de este comedor social, que ya son casi una familia para ella.
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