Un certificado europeo para validar los talentos
Los pa¨ªses comunitarios se comprometen a avalar oficialmente la experiencia y la formaci¨®n no acad¨¦mica en 2018 Bruselas conf¨ªa en que el proyecto dinamice el empleo y la movilidad
El mejor profesional no es necesariamente el que pas¨® cuatro a?os estudiando para obtener un t¨ªtulo oficial. Los a?os de experiencia, los cursos al margen de la educaci¨®n reglada y, en ocasiones, la propia vida personal aportan destrezas dif¨ªciles de documentar en un curr¨ªculo. Si el profesional busca trabajo en un entorno conocido, las referencias le pueden ayudar. Pero si decide probar suerte en otro terreno, ?c¨®mo demostrar sus habilidades? La ola de desempleo que azota Europa ha obligado a los Estados a procurar una soluci¨®n. Si cumplen lo acordado, la Uni¨®n Europea dispondr¨¢, en 2018, de un marco homog¨¦neo para validar los conocimientos adquiridos fuera de los canales oficiales.
La idea llevaba a?os circulando entre las distintas instituciones comunitarias, pero la constataci¨®n de que casi una cuarta parte de los j¨®venes (y m¨¢s de la mitad en Espa?a) carecen de ocupaci¨®n anim¨® a la Comisi¨®n Europea a considerarlo urgente. La responsable de Educaci¨®n, Androulla Vassiliou, pidi¨® que se aplicara ya en 2015 para mejorar cuanto antes las perspectivas de empleo de los j¨®venes, pero los Estados se resisten a esa urgencia y han decidido darse tres a?os m¨¢s de plazo. ¡°La validaci¨®n mejora las habilidades de los j¨®venes, que, a veces, presentan mal los conocimientos que tienen, y las empresas lo valoran. Adem¨¢s, supone un beneficio potencial enorme para quien no tiene ning¨²n tipo de cualificaci¨®n. Y contar con un sistema europeo mejora la movilidad entre pa¨ªses¡±, resume Manuel Souto, profesor en la Universidad de Bath (Reino Unido), con una larga experiencia en estudios sobre esta materia para la Comisi¨®n Europea.
Los pa¨ªses miembros deber¨¢n ofrecer herramientas para certificar dos tipos de habilidades. En primer lugar, lo que los expertos denominan educaci¨®n no formal (cursos, talleres, educaci¨®n para adultos y cualquier formaci¨®n que implique la existencia de profesores y alumnos). En segundo lugar, la llamada educaci¨®n informal, ajena a las aulas (aprendizaje de idiomas en el extranjero, actividades de voluntariado, cuidado de menores...). En este caso, la certificaci¨®n es m¨¢s compleja y, a la vez, m¨¢s necesaria, porque no hay prueba escrita de esas destrezas, que pueden provenir de experiencias cotidianas. ¡°Con la maternidad, por ejemplo, se adquieren competencias que te preparan para profesiones en las que no hab¨ªas pensado anteriormente. Se trata de que la gente vea todas sus habilidades¡±, explica Souto.
Aunque muchos pa¨ªses realizan ya una cierta validaci¨®n del conocimiento de los trabajadores, solo cuatro ¡ªFrancia, Holanda, Luxemburgo y Finlandia¡ª disponen de un esquema completo. Los expertos consideran el modelo franc¨¦s especialmente acertado. All¨ª, un trabajador puede pedir en cualquier momento que se le reconozcan las competencias profesionales. El interesado deber¨¢ documentar lo que sabe y, si el jurado considera que es suficiente (tambi¨¦n le puede pedir pruebas extraordinarias), le expedir¨¢ un t¨ªtulo equivalente al del profesional que lo ha obtenido por la v¨ªa formal. ¡°Funciona muy bien pero cuesta mucho dinero¡±, considera Bernadette Vergnaud, eurodiputada francesa experta en mercado interior. Las tarifas para acceder a un proceso de validaci¨®n pueden alcanzar los 1.000 euros en Francia, seg¨²n el ¨²ltimo informe sobre validaci¨®n en este pa¨ªs que recoge la Comisi¨®n Europea.
El mejor profesional no es siempre el que m¨¢s ha estudiado
El acuerdo de armonizaci¨®n que alcanzaron los 27 pa¨ªses comunitarios a finales del a?o pasado supone que todos los ciudadanos deber¨ªan poder pedir un reconocimiento p¨²blico de sus habilidades, sin esperar a que la Administraci¨®n abra ning¨²n tipo de proceso para ello. Y establece, sin especificar precios, que el tr¨¢mite deber¨¢ ser ¡°asequible¡± para el ciudadano.
El coste de un esquema de este tipo, homologable al del resto de pa¨ªses miembros, es el elemento que m¨¢s hace peligrar su puesta en marcha temprana. Acuciados por la reducci¨®n del d¨¦ficit y la deuda, los Estados se resistir¨¢n a desembolsar el dinero necesario para contar con una estructura completa de evaluaci¨®n (orientadores, jurados, organismos espec¨ªficos...). Aunque Bruselas insiste en que este proyecto es ¡°m¨¢s relevante que nunca para el funcionamiento del mercado laboral y para aumentar la competitividad y el crecimiento econ¨®mico¡±, a los Estados les costar¨¢ verlo, al menos a corto plazo, como una inversi¨®n. Adem¨¢s, siempre podr¨¢n escudarse en la letra peque?a de lo firmado: el marco europeo deber¨¢ aplicarse ¡°no m¨¢s tarde de 2018¡±, pero ¡°de acuerdo con las circunstancias y especificidades nacionales¡±.
El otro gran reto consiste en dotar de prestigio los t¨ªtulos expedidos mediante este sistema de validaci¨®n. ¡°Es importante que no se estigmatice el hecho de que un t¨ªtulo se haya obtenido de manera menos ortodoxa, sino que el logrado por un proceso de validaci¨®n del aprendizaje informal sea visto realmente como equivalente a uno obtenido por medios formales. Para ello es fundamental que haya un control de calidad y que los ciudadanos est¨¦n informados¡±, subraya Ernesto Villalba, de la agencia europea Cedefop, dedicada a la formaci¨®n profesional y encargada de elaborar las l¨ªneas maestras que deben seguir los pa¨ªses para poner en marcha estos esquemas. El acuerdo de los ministros de Educaci¨®n recoge esa necesidad de que el reconocimiento otorgado por estos procesos sea equiparable al de la formaci¨®n acad¨¦mica.
Una de las recomendaciones del Ejecutivo comunitario consiste en implicar a empresarios, sindicatos, c¨¢maras de comercio y otras instituciones ligadas al mercado de trabajo y de la formaci¨®n. La gran patronal europea, Business Europe, es favorable en la medida en que ayuda a hacer m¨¢s visible el perfil del trabajador. ¡°En general, la validaci¨®n de la educaci¨®n informal y no formal es buena para el empresario porque le da una idea de ciertas competencias que de otro modo estar¨ªan ocultas. Esta transparencia beneficia tambi¨¦n a los ciudadanos en la medida en que hace visibles sus habilidades. Y permite mayor eficiencia en el gasto educativo, pues evita repetir aprendizajes que se han adquirido de manera informal¡±, destaca Robert Plummer, asesor de Business Europe. Este experto en asuntos sociales duda, sin embargo, de que ese reconocimiento requiera la creaci¨®n de una estructura europea, pues cree que ya existen herramientas suficientes para certificar las habilidades.
El objetivo es ayudar a ese 25% de j¨®venes de la UE que est¨¢ en paro
Los sindicatos discrepan respecto a la suficiencia de lo que ya hay. ¡°Las normas existen; el problema es que no se desarrollan¡±, expone Teresa Mu?oz, responsable de Formaci¨®n de UGT. Mu?oz explica los puntos d¨¦biles del sistema espa?ol: los procesos de validaci¨®n son largos, caros y rutinarios y, sobre todo, no dependen de la voluntad del trabajador que necesite validar, sino de las ofertas que haga la Administraci¨®n de turno ¡ªfundamentalmente las comunidades aut¨®nomas¡ª para homologar formaci¨®n. En ¨¦poca a¨²n de bonanza, se abrieron procesos de validaci¨®n para dos profesiones que se entend¨ªan de futuro: la educaci¨®n infantil y los cuidados m¨¦dicos, en especial la atenci¨®n a la dependencia. Para coordinar los procesos, el Ministerio de Trabajo cre¨®, en 2009, un comit¨¦ para la validaci¨®n de competencias que trabaja con las comunidades, aunque la situaci¨®n difiere enormemente de unas a otras. El Pa¨ªs Vasco figura entre las m¨¢s desarrolladas, seg¨²n un informe de la agencia Cedefop sobre Espa?a. Pero los datos son imprecisos y las competencias informales (las que se adquieren sin necesidad de un profesor) no est¨¢n reconocidas. Adem¨¢s, como el usuario no paga por el reconocimiento, los poderes p¨²blicos son ahora m¨¢s reacios a sufragar una red de informadores, profesores, pruebas, etc¨¦tera.
Pese a todo, el Gobierno considera que la situaci¨®n ha mejorado desde 2010, a?o en que est¨¢ fechado este an¨¢lisis de Bruselas. Tras el compromiso adquirido en Bruselas el pasado diciembre, el titular de Educaci¨®n, Jos¨¦ Ignacio Wert, asegur¨® que unos 50.000 espa?oles han participado en procesos de educaci¨®n no formal en los ¨²ltimos meses.
El marco europeo deber¨¢ ofrecer informaci¨®n y asesoramiento sobre los beneficios y las oportunidades de validaci¨®n. Se prestar¨¢ especial atenci¨®n a lo que Bruselas considera grupos desfavorecidos: parados y personas en riesgo de serlo. El acuerdo establece que esos ciudadanos tendr¨¢n la oportunidad de someterse a una ¡°auditor¨ªa de sus habilidades¡± para identificar sus destrezas. El proceso debe desarrollarse en un tiempo razonable, que el texto fija en seis meses. Es decir, un parado que tenga conocimientos y experiencia que acreditar deber¨ªa poder contar en ese plazo con un documento que los avale y le allane el camino de retorno hacia el empleo.
Bruselas ve en esta iniciativa un importante incentivo para la movilidad de los trabajadores. Si las competencias de un profesional son reconocidas por un pa¨ªs y aceptadas de manera homog¨¦nea por el resto, ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil animarse a dar el salto cuando el empleo escasee en un pa¨ªs. De forma indirecta, tambi¨¦n se persigue aumentar el inter¨¦s de los europeos por formarse a lo largo de su vida, no solo antes de ingresar en el mercado de trabajo. El inter¨¦s es, hasta ahora, limitado. Solo un 8,9% de los adultos participan en actividades de educaci¨®n formal e informal, un porcentaje que cae a menos de la mitad entre el colectivo que m¨¢s lo necesita, los de bajo nivel educativo, seg¨²n una reciente encuesta realizada por la Comisi¨®n Europea.
El problema est¨¢ en valorar competencias como la maternidad
Juan Men¨¦ndez-Vald¨¦s, director de la agencia Eurofound, que procura la mejora de las condiciones de vida y de trabajo en Europa, aboga por la implantaci¨®n del marco homog¨¦neo. Y pone como ejemplo los niveles de conocimiento de las lenguas, que s¨ª cuentan con unas categor¨ªas homog¨¦neas e identificables en toda Europa, independientemente de c¨®mo se hayan obtenido.
Esta iniciativa da tambi¨¦n esperanzas a quienes ejercen una profesi¨®n que no est¨¢ respaldada por un t¨ªtulo oficial y que se enfrenta, por un lado, al intrusismo y, por otro, a las quejas de otros profesionales. Es el caso de la osteopat¨ªa y otras terapias naturales. ¡°No es la soluci¨®n definitiva, pero s¨ª que representa un halo de luz¡±, conf¨ªa Llu¨ªs Miquel Leiva, presidente del Registro de Oste¨®patas Profesionales.
El sector lleva tiempo pidiendo una regulaci¨®n, pues esta disciplina se estudia en academias privadas pero tanto la duraci¨®n como los contenidos var¨ªan mucho de un sitio a otro. ¡°Enfrente tenemos colectivos muy poderosos: m¨¦dicos y farmac¨¦uticos¡±, se queja Leiva, que cree que si existiera una validaci¨®n homog¨¦nea de las capacidades para ser oste¨®pata, el ejercicio de la profesi¨®n ser¨ªa m¨¢s sencillo.
Un carn¨¦ de aptitud
Los m¨¢s de 26 millones de parados con que cuenta la Uni¨®n Europea obligan a las instituciones a innovar continuamente en la lucha contra el desempleo. Vistos los devastadores efectos que las pol¨ªticas de austeridad provocan en los mercados de trabajo, el Parlamento intenta abrir camino a nuevas iniciativas, aunque a un ritmo m¨¢s lento de lo que exige la situaci¨®n. Algunas, como el carn¨¦ profesional europeo, llevaban a?os dormidas en los despachos.
¡°Despu¨¦s de cinco a?os de reflexi¨®n, los pa¨ªses miembros est¨¢n de acuerdo en aplicar esta idea¡±, ironiza Bernadette Vergnaud, la europarlamentaria que ha impulsado un carn¨¦ europeo para fomentar la movilidad de los trabajadores. El documento, que en un futuro deber¨ªa asemejarse a una tarjeta de cr¨¦dito, manejable y equiparable en toda Europa, permitir¨¢ a los trabajadores documentar de una manera sencilla sus cualificaciones. El carn¨¦ ya existe como experiencia piloto para farmac¨¦uticos e ingenieros, as¨ª como para los m¨¦dicos especialistas en algunos pa¨ªses.
La diputada socialdem¨®crata francesa cree que el proyecto puede ponerse en marcha relativamente r¨¢pido, entre 2014 y 2015. La Euroc¨¢mara lo promueve dentro de la actualizaci¨®n de la directiva de cualificaciones profesionales que est¨¢ tramitando. ¡°Es un instrumento de seguridad y de confianza, pero tambi¨¦n de ciudadan¨ªa¡±, destaca Vergnaud.
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