El Papa pide a la Iglesia que ¡°act¨²e con decisi¨®n¡± contra la pederastia
Fuentes oficiales aseguran que el Pont¨ªfice ha declarado que combatir los abusos sexuales es importante para ¡°la Iglesia y su credibilidad¡± durante una reuni¨®n
El papa Francisco quiere que la Iglesia cat¨®lica "act¨²e con decisi¨®n" para erradicar los abusos sexuales a menores por parte de los sacerdotes y que asegure que los culpables sean juzgados, ha dicho el Vaticano el viernes. Fuentes oficiales aseguran que el Pont¨ªfice, en una reuni¨®n con el presidente de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe (antiguo Santo Oficio de la Inquisici¨®n), el arzobispo Gerhard Muller, ha declarado que combatir los abusos sexuales es importante para ¡°la Iglesia y su credibilidad¡±, informa Reuters. El nuevo Papa ha heredado una Iglesia plagada de problemas y de esc¨¢ndalos relacionados con el abuso de menores. Es la primera declaraci¨®n que ha trascendido del papa Francisco sobre esta espinosa cuesti¨®n.
La orden del papa Francisco a su ¡®ministro¡¯ doctrinal remacha una anterior del em¨¦rito Benedicto XVI decidiendo ¡°tolerancia cero¡±. Ocurri¨® despu¨¦s de llegar al pontificado, en la primavera de 2005, pero no siempre fue obedecido. "S¨ª, hay que decir que es una gran crisis. Ha sido estremecedor para todos nosotros. De pronto, tanta suciedad. Realmente ha sido como el cr¨¢ter de un volc¨¢n, del que de pronto sali¨® una nube de inmundicia que todo lo oscureci¨® y ensuci¨®", dijo todav¨ªa hace tres a?os tras conocerse nuevos episodios de abusos sexuales a menores por parte de eclesi¨¢sticos en Irlanda y Australia.
Consciente de que la pederastica en la Iglesia romana ha sido el gran debate a lo largo del pontificado anterior, Francisco ha querido que sea el primer tema a tratar con el prefecto (ministro) encargado del tema, el arzobispo alem¨¢n Muller, uno de los ¨²ltimos nombramientos del papa Ratzinger, que hab¨ªa desempe?ado el mismo cargo durante una veintena de a?os.
En realidad, Ratzinger accedi¨® al pontificado clamando contra la ¡°suciedad¡± clerical, hasta entonces tapada por la Curia vaticana. "?Cu¨¢nta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deber¨ªan estar entregados al Redentor! ?Cu¨¢nta soberbia! La traici¨®n de los disc¨ªpulos es el mayor dolor de Jes¨²s. No nos queda m¨¢s que gritarle: Kyrie, eleison. Se?or, s¨¢lvanos", dijo al resto de los cardenales en v¨ªsperas del c¨®nclave donde fue elegido papa.
Fue en la prensa norteamericana desde donde se lanzaron los primeros y los m¨¢s gruesos pedriscos contra el Vaticano, en forma de noticias sobre sacerdotes e incluso obispos que llevaban a?os abusando sexualmente de ni?os y ni?as confiados a su ministerio moral. Los datos eran aplastantes, con miles de nombres de culpables y v¨ªctimas, y tambi¨¦n con testimonios sobre c¨®mo los prelados hab¨ªan maquinado meticulosas operaciones de silencio, con traslados de cl¨¦rigos pederastas de una di¨®cesis a otra para protegerlos, y con indemnizaciones a las v¨ªctimas a cambio de librar a los delincuentes de la justicia civil.
"Somos pastores, no polic¨ªas", se disculpaban los jerarcas. "Si no podemos ser castos, al menos seamos cautos", aconsejaban a veces.
Otros prelados achacaban los esc¨¢ndalos a campa?as de los enemigos de la Iglesia. Esta fue la tesis de Ratzinger durante una visita, en noviembre de 2002, a la Universidad Cat¨®lica de Murcia para hablar sobre Jesucristo, camino, verdad y vida. Un periodista le pregunt¨® si cre¨ªa que "los esc¨¢ndalos desatados en Estados Unidos eran fruto de una campa?a medi¨¢tica". Esto fue lo que dijo entonces el futuro papa: "Personalmente estoy convencido de que la presencia medi¨¢tica constante de los pecados de los sacerdotes cat¨®licos es una campa?a planeada, puesto que el porcentaje de esos esc¨¢ndalos no es m¨¢s alto que en otras categor¨ªas profesionales, e incluso es menor. La constante presencia de esas noticias no se corresponde con la objetividad de la informaci¨®n estad¨ªstica de los hechos. Uno llega a la conclusi¨®n de que se trata de una campa?a intencionada y manipulada con un deseo expreso de desacreditar a la Iglesia
Lo cierto es que cuando Ratzinger tom¨® la decisi¨®n de cambiar de rumbo ¡ªy de normas legales¡ª para combatir la pederastia era ya demasiado tarde. La suciedad hab¨ªa saltado por la ventana, con grave da?o para la fama y el prestigio de las jerarqu¨ªas del catolicismo. Desde entonces hasta ahora, todos los a?os han sido annus horr¨ªbilis en el Vaticano, porque despu¨¦s llegaron en cascada las peores noticias de abusos y complicidades tambi¨¦n en Irlanda, Alemania, B¨¦lgica, Italia y Espa?a, entre otros pa¨ªses.
Al margen de excesos en algunos medios de comunicaci¨®n amarillos, los documentos oficiales del Vaticano, una y otra vez reproducidos, dejaban claro que hab¨ªa habido en la Curia, durante d¨¦cadas, una intenci¨®n firme de ocultar los abusos sexuales de cl¨¦rigos y hacer o¨ªdos sordos a las denuncias de las v¨ªctimas.
Ratzinger lo sab¨ªa, porque ¨¦l mismo hab¨ªa firmado alguno de esos documentos. Ante cualquier denuncia hay que asegurar la reserva total, se dec¨ªa en una instrucci¨®n papal de 1962. Tambi¨¦n era consciente de la "suciedad" y la "soberbia" con que se segu¨ªa actuando en algunas Iglesias nacionales y en despachos de la propia Curia.
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