¡°La minor¨ªa no se puede imponer¡±
Las familias de una escuela que estar¨ªa obligada a ense?ar en espa?ol en un aula defienden el sistema catal¨¢n ¡°El auto es un paso atr¨¢s¡±, dice el director
¡°La sentencia es absurda. No es l¨®gico que se imponga lo que piensa una minor¨ªa sobre la mayor¨ªa¡±, se quejaba ayer Cristina Campoy. ¡°17 casos [los que pidieron la escolarizaci¨®n en castellano este curso en Catalu?a] no se pueden imponer a miles y cambiar la educaci¨®n¡±, a?ade su marido, David Gonz¨¢lez, mientras esperan a su hijo a la salida de la escuela Garigot de Castelldefels (Barcelona).
Este es uno de la decena de colegios afectados por el auto del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a, que establece que si un ni?o pide recibir m¨¢s asignaturas en castellano, esto afectar¨¢ a toda la clase. Hasta ahora, la Generalitat hab¨ªa dado respuesta a las sentencias judiciales con la atenci¨®n individualizada, pero los tribunales entienden que esto no es suficiente y que supone un acto de discriminaci¨®n.
¡°El auto supone un paso atr¨¢s. La situaci¨®n del catal¨¢n empeorar¨ªa¡±, valora Pablo Esteban, director de este centro. Asegura que en su escuela solo hay una familia que ha pedido que el castellano tambi¨¦n sea lengua vehicular y lo ha hecho ¡°directamente en los tribunales sin antes ped¨ªrselo a la escuela¡±. Habla de Juli¨¢n Busca y de su mujer, que tienen hijos de 3, 7 y 9 a?os, y se decidieron a acudir a justicia despu¨¦s de que Esteban se negara a hablar en castellano en una reuni¨®n con los padres del centro, seg¨²n denunci¨® Busca a este peri¨®dico. El director puntualiza la acusaci¨®n: ¡°Lo que no ha explicado es que me ofrec¨ª incluso hacer otra reuni¨®n solo en castellano¡±.
El responsable de este centro asegura que no cambiar¨¢ el sistema pedag¨®gico de su centro hasta recibir directrices del Departamento de Ense?anza y defiende el modelo actual (todas las clases en catal¨¢n, excepto la asignatura de lengua castellana). En esto coinciden la mayor¨ªa de familias de la escuela. ¡°Algunos alumnos solo lo hablan aqu¨ª¡±, coinciden en apuntar cuatro madres que forman un corrillo a la espera de sus peque?os. Las cuatro, que tienen entre 36 y los 40 a?os, aseguran que con sus parejas hablan en castellano y con los ni?os en catal¨¢n para favorecer el conocimiento de esta lengua. ¡°Nosotros estudiamos todo en castellano y despu¨¦s nos cost¨® mucho aprender el catal¨¢n¡±, lamentan.
Nunzia, de origen italiano, tambi¨¦n se inclina por no cambiar nada, al contrario que su marido, que s¨ª pide m¨¢s presencia del castellano. ¡°Si estamos en Catalu?a, no estoy de acuerdo con que las clases tengan que ser en castellano. Yo vivo aqu¨ª, trabajo aqu¨ª y acepto lo que hay aqu¨ª. Si no, me voy¡±, exclama Nunzia. Su hija de nueve a?os es un buen ejemplo de triling¨¹ismo. ¡°En casa habla italiano, la escuela la hace en catal¨¢n y en la calle y con los amigos habla en castellano¡±.
Irma Espa?a, catalanohablante, decidi¨® que a su hijo le hablar¨ªa en castellano por temor a que saliera de la escuela dominando solo el catal¨¢n. ¡°Ahora veo que fue un error, porque hay cosas que no sabe en catal¨¢n¡±, admite.
Arrastrando una maleta escolar, una madre de origen venezolano que prefiere no dar su nombre considera que para un ni?o que no sabe catal¨¢n ¡°puede ser traum¨¢tico¡± que le obliguen a aprender una lengua. Pero seguidamente a?ade: ¡°La ¨²nica forma de que la aprendan es con la inmersi¨®n; si no, el catal¨¢n acabar¨¢ desapareciendo¡±.
Cuatro alumnas de sexto de primaria enfilan el camino a casa ajenas a las sentencias judiciales. Se detienen un momento y comentan que no les hace gracia que les cambien el idioma de las clases. ¡°Queremos las clases en catal¨¢n¡±.
En la escuela, como en la calle
Hay padres en Catalu?a que no han recurrido a los tribunales y que est¨¢n contentos con la escuela a la que van sus hijos, pero preferir¨ªan que el castellano y el catal¨¢n tuvieran una presencia m¨¢s equilibrada. Pero no quieren generar pol¨¦mica. Uno de ellos, profesor de instituto, prefiere que no se cite. Llevan tres a?os en Catalu?a, y antes tambi¨¦n estuvieron. Su hijo de 12 a?os va a un centro concertado, el Sunion, en Barcelona. Y va bien. ¡°Pero preferir¨ªamos que el reparto de las asignaturas fuera m¨¢s equitativo y unas se dieran en castellano y otras en catal¨¢n, como en un centro biling¨¹e. Pero la lengua no es inocua y el castellano est¨¢ tratado aqu¨ª como un idioma de segunda¡±, asegura. ¡°Solo hay que ver los libros: Llengua castellana, Llengua anglesa y Llengua, sin m¨¢s; esta es la catalana¡±. ¡°Creo que los ni?os cuyos padres son tambi¨¦n catalanoparlantes son un poco menos biling¨¹es que los otros, pero da igual, la tristeza es que la pol¨ªtica educativa que se ha seguido est¨¢ obligando a posicionarse a gente, castellanoparlantes o catalanoparlantes que no ten¨ªan posici¨®n alguna¡±, lamenta.
Ese reflejo social ausente de conflictos entre unos y otros es lo que reclama para la escuela otro padre, Jos¨¦ Moreno (que lleva viviendo 10 a?os en Catalu?a): ¡°Aqu¨ª se hablan dos lenguas y no hay conflicto, ?por qu¨¦ en la escuela s¨ª? Queremos una ense?anza biling¨¹e, como en la calle, pero no dos modelos distintos, en castellano y en catal¨¢n, sino que estudien todos juntos en la misma aula, con un reparto equilibrado del idioma, incluso por d¨ªas, si es necesario. No me importa que el catal¨¢n sea incluso predominante, pero es que al castellano se le est¨¢ tratando como una lengua extranjera¡±, explica. ¡°Y ojo¡±, asegura Moreno, ¡°la escuela de mi hijo, p¨²blica, Ferran Sunyer, es una gran escuela. Con lo que no estoy de acuerdo es con la pol¨ªtica educativa¡±.
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