¡°Isabel solo quer¨ªa una casa y un trabajo fuera de aqu¨ª para irse con sus ni?os¡±
La madre de los dos menores asesinados a tiros junto a su abuela era v¨ªctima de maltrato, seg¨²n familiares y amigos
Ha perdido a sus dos hijos de 13 y 5 a?os. Y a su madre. Justo cuando se hab¨ªa armado de valor y hab¨ªa decidido poner fin al infierno de maltrato y amenazas al que, seg¨²n algunos de sus pr¨®ximos, la ten¨ªa sometida su marido, Miguel ?ngel Carrero Alarc¨®n (45). El mismo que, presuntamente en venganza, acab¨® con todos ellos a tiros el viernes y luego se suicid¨®. Isabel Serrano Cubas hab¨ªa decidido poner tierra de por medio, separarse de su presunto maltratador y empezar desde cero en cualquier otro sitio. Con sus ni?os. Lejos de Manzanares (Ciudad Real), donde resid¨ªa con ¨¦l. El lugar al que, apresuradamente, tuvo que volver hoy de madrugada desde Gij¨®n (Asturias) para dar el ¨²ltimo adi¨®s a sus peque?os, ?ngel y Javier, y a su madre, Catalina (70), que se hab¨ªa quedado al cuidado de ellos. El inmenso dolor por las p¨¦rdidas casi le ha impedido hacerlo.
?Qu¨¦ es lo que impuls¨® a Isabel a dejar Manzanares? La madre de ?ngel y Javier se fue del pueblo en la tarde del 1 de abril, el primer d¨ªa tras las vacaciones de Semana Santa. Pilar, una se?ora de unos 70 a?os amiga de Catalina, cuenta lo que la abuela de los ni?os le dijo entonces. ¡°En Semana Santa hab¨ªan tenido una fuerte discusi¨®n y ella hab¨ªa decidido separarse. Por eso se march¨®¡±, explica la mujer entre sollozos y cogida del brazo de su hija a las puertas del tanatorio. ¡°Lo que quer¨ªa era encontrar un trabajo y una casa fuera de aqu¨ª para irse a vivir con los ni?os¡±, prosigue. ¡°Catalina dec¨ªa que quer¨ªa esperar a junio para volver, porque as¨ª los ni?os habr¨ªan terminado el curso, pero ?c¨®mo se iba a figurar esa criatura que su marido ser¨ªa capaz de esto?¡±.
Pilar asegura que Catalina en ning¨²n momento le habl¨® de maltrato o de amenazas aunque s¨ª le dijo que su relaci¨®n no era buena. El subdelegado del Gobierno en Ciudad Real, Fernando Rodrigo, asegur¨® el viernes que no exist¨ªa ninguna denuncia por maltrato y un sobrino de Isabel lo confirma.
La mujer estaba decidida a separarse y empezar de cero
Pero una de sus mejores amigas, de unos 40 a?os, que prefiere no dar su nombre, asegura que Isabel le habl¨® de amenazas y de insultos. De unos celos enfermizos por los mensajes que ella habr¨ªa intercambiado con otro hombre por Internet y que ¨¦l hab¨ªa descubierto. Del miedo que la llev¨® a solicitar ayuda a una abogada a la que luego pidi¨® que no hiciera nada.
¡°Ella me ense?¨® los mensajes amenazantes que su marido le mandaba por el m¨®vil¡±, cuenta con la voz entrecortada y visiblemente nerviosa la amiga de Isabel. ¡°Durante mucho tiempo sopes¨® separarse, pero no se atrev¨ªa. Estaba muy preocupada por el futuro de sus hijos, por eso no lo hac¨ªa¡±, se?ala. ¡°Hace unos seis meses abandon¨® definitivamente la idea de romper con ¨¦l y decidi¨® perdonarlo¡±, contin¨²a. ¡°Yo le ped¨ªa por favor que no siguiera con ese loco, pero ella respond¨ªa que hab¨ªa dejado de maltratarla, que se hab¨ªa vuelto bueno¡±, a?ade. ¡°As¨ª hasta que el 1 de abril se fue. No he vuelto a saber de ella¡±.
Del car¨¢cter violento de Miguel ?ngel tambi¨¦n da cuenta su sobrina Tamara, de 16 a?os e hija de uno de sus hermanos. La menor, que acudi¨® al tanatorio el pasado viernes para dar el p¨¦same a la familia, asegur¨® que Isabel quer¨ªa separarse, pero su el presunto agresor no lo aceptaba. ¡°Se hab¨ªa vuelto loco¡±, asegur¨® Tamara. ¡°Yo me llevaba muy bien con Isabel y con mis primos y quer¨ªa seguir vi¨¦ndola, pero ¨¦l me lo prohibi¨® con amenazas¡±, a?adi¨® la menor, que sentenci¨®: "No tengo ning¨²n empacho en llamarle asesino. Aunque fuera mi t¨ªo".
Isabel lleg¨® de madrugada a Manzanares, pero no pudo ir directamente al tanatorio, donde sus hermanos y otros familiares y amigos velaban a los menores y a su madre. Los m¨¦dicos y los psic¨®logos que la asistieron decidieron que, dado su estado, lo mejor era que permaneciera en el hospital Virgen de Alta Gracia, bajo atenci¨®n m¨¦dica. Solo pasadas las tres de la tarde pudo acercarse al velatorio. Lo hizo rodeada de voluntarios de la Cruz Roja que se encargaron de vigilar su estado de ¨¢nimo y que decidieron que no asistiera al multitudinario funeral celebrado en la Iglesia de la Asunci¨®n, junto al Ayuntamiento. Tampoco tuvo fuerzas para ir al entierro.
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