M¨¢s de 5.000 mujeres sientan ante el juez al fabricante de las mamas PIP
Arranca en Francia el macrojuicio por las pr¨®tesis fraudulentas El empresario y cuatro exdirectivos se enfrentan a cinco a?os de c¨¢rcel por un esc¨¢ndalo global
Dos a?os despu¨¦s del estallido del caso de los implantes mamarios fraudulentos de la marca Poly Implant Proth¨¨se (PIP), fabricados en parte con un gel industrial no homologado, hoy se abre en Marsella (Francia), el esperado juicio por enga?o agravado y estafa. Es el primero al que se enfrenta Jean-Claude Mas, de 73 a?os, fundador de la empresa que export¨® sus pr¨®tesis a medio mundo, en un esc¨¢ndalo sanitario que podr¨ªa afectar a unas 300.000 mujeres, algunas de las cuales sufrieron infecciones, quistes o dolores por la rotura de los implantes. En paralelo, siguen abiertas las investigaciones por lesiones y homicidio involuntario tras la muerte de una paciente por un linfoma raro, y por bancarrota fraudulenta.
El proceso, que se celebrar¨¢ hasta el 17 de mayo, lo han iniciado m¨¢s de 5.000 querellantes ¡ªel 95% de ellas francesas¡ª, representadas por unos 300 abogados. Pero cualquier paciente que haya llevado estos implantes puede sumarse a la parte civil hasta la v¨ªspera del alegato final ¡ªsolo en Francia se calcula que hay unas 30.000¡ª. La Fiscal¨ªa espera que un 10% de las afectadas acuda a Marsella, y para dar cabida a este macrojuicio, el tribunal se ha desplazado al centro de congresos de la ciudad, el Parc Chanot. All¨ª se ha preparado una sala de audiencia de 4.800 metros cuadrados, con capacidad para 700 personas, y tres salas anexas con v¨ªdeo transmisi¨®n y espacio para 830 personas. Un dispositivo con un coste estimado de 800.000 euros.
Al separar la causa abierta por lesiones y homicidio involuntario ¡ªla m¨¢s grave y posiblemente la que requerir¨¢ una investigaci¨®n m¨¢s larga¡ª de la de enga?o y estafa, la justicia ha querido garantizar la celebraci¨®n de un juicio de forma relativamente r¨¢pida, a diferencia de lo ocurrido con otros esc¨¢ndalos sanitarios. Esta es la primera ocasi¨®n que tienen las v¨ªctimas de verse cara a cara con el principal acusado, Jean-Claude Mas, quien ha admitido haber recurrido a un gel propio con un coste diez veces menor al declarado. Junto a ¨¦l comparecen cuatro exdirectivos de la empresa. Se enfrentan a una posible pena de cinco a?os de c¨¢rcel.
13 a?os al borde de la ley
Mayo 2000. Las autoridades de EE UU concluyen que los implantes PIP est¨¢n "adulterados". Proh¨ªben su venta.
Marzo 2010. Francia detecta un nivel anormal de roturas de pr¨®tesis PIP. Proh¨ªbe su venta, tambi¨¦n en el extranjero. Le siguen cientos de denuncias civiles contra la empresa. La justicia investiga.
Septiembre 2010. Las autoridades francesas recomiendan la retirada de los implantes si se sospecha su rotura. El Gobierno asume los costes en los casos de pr¨®tesis mamarias tras un c¨¢ncer.
Diciembre 2011. La fiscal¨ªa investiga a la empresa por da?os y homicidio involuntario tras recibir 2.000 quejas. Una mujer hab¨ªa muerto de c¨¢ncer tras la rotura de una pr¨®tesis en noviembre. Francia recomienda la retirada de todas las pr¨®tesis "de forma preventiva". Le siguen Brasil, Finlandia e Italia. Una semana despu¨¦s, Francia anuncia 20 casos de c¨¢ncer en mujeres con pr¨®tesis PIP. La justicia italiana y brit¨¢nica investigan.
Enero 2012. El distribuidor de qu¨ªmicos m¨¢s grande del mundo, Brenntag, admite haber suministrado silicona industrial a PIP. El abogado de la empresa dice que los implantes defectuosos contienen gel alimentario. Jean-Claude Mas, fundador de PIP, reconoce en un interrogatorio haber utilizado gel no homologado. Cientos de latinoamericanas denuncian a la empresa. Holanda y Alemania recomiendan la extracci¨®n de los implantes. Mas pasa a disposici¨®n judicial por da?os y homicidio involuntario.
Abril 2013. La justicia francesa abre la v¨ªa para indemnizar a mujeres a las que se retiraron los implantes por prevenci¨®n.
El esc¨¢ndalo de las pr¨®tesis PIP, con dimensiones mundiales ¡ªPoly Implant Proth¨ºse exportaba a m¨¢s de 60 pa¨ªses¡ª, ha evidenciado el escaso control de las autoridades sanitarias de los pa¨ªses de la UE: el fabricante es franc¨¦s y el organismo que las audit¨® alem¨¢n. Los ligeros sistemas de vigilancia y la inexistencia de un registro de estos productos provocaron que las alertas sobre las incidencias detectadas no trascendieran. Se hab¨ªan producido roturas, infecciones, quistes o dolores ¡ªen Reino Unido hubo, incluso, alg¨²n juicio por negligencia¡ª, pero no fue hasta 2010, cuando las autoridades francesas dieron la primera alerta, y suspendieron su comercializaci¨®n. Meses m¨¢s tarde, tras investigar el problema y descubrir su magnitud, Francia tomaba una decisi¨®n sin precedentes y ped¨ªa a todas las portadoras de las PIP que acudieran a extra¨¦rselas; una indicaci¨®n que repitieron Alemania, Holanda o Venezuela.
Tras el esc¨¢ndalo may¨²sculo, Bruselas inici¨® una reforma de la directiva de control de productos sanitarios destinada a endurecer la vigilancia.
¡°Lo ocurrido puso de manifiesto que el sistema de ex¨¢menes e inspecciones tiene amplias grietas¡±, incide el europarlamentario socialista espa?ol Andr¨¦s Perell¨®, miembro de la comisi¨®n de Salud y Medio Ambiente. Cuando la directiva tenga luz verde ¡ªest¨¢ en los tr¨¢mites finales¡ª los 27 Estados miembro estar¨¢n obligados a establecer mecanismos m¨¢s exhaustivos de vigilancia y a imponer inspecciones aleatorias y por sorpresa a los fabricantes. ¡°Adem¨¢s, habr¨¢ m¨¢s coordinaci¨®n entre los pa¨ªses y con la Agencia Europea del Medicamento¡±, indica Perell¨®. ¡°Esto no puede volver a ocurrir¡±, a?ade.
A Marie Conord le practicaron una reconstrucci¨®n mamaria en 2002 y 2004, en ambas ocasiones con implantes PIP, despu¨¦s de perder el pecho por un c¨¢ncer. Estaba de vacaciones cuando supo del esc¨¢ndalo. ¡°No me sent¨ª aludida¡±, explica. ¡°Pens¨¦ que al haber sufrido un c¨¢ncer de mama no me podr¨ªan haber colocado una porquer¨ªa como esa¡±. Cuando se entr¨® de que las llevaba, no se lo pod¨ªa creer. ¡°Todo el sufrimiento pasado volvi¨® de golpe, los dolores, las operaciones... Psicol¨®gicamente no ten¨ªa ganas de volver a empezar¡±, relata. ¡°Tengo rabia, quiero que este juicio sirva para algo, que los responsables paguen, y sobre todo que se nos reconozca como v¨ªctimas¡±. En el banco de los acusados, muchas echan en falta la presencia de responsables de la firma de certificaci¨®n alemana T?V, que otorg¨® la homologaci¨®n durante a?os ¡ªhac¨ªa los controles previo aviso¡ª al fabricante franc¨¦s y que se ha considerado finalmente v¨ªctima del fraude.
Cerca de la mitad de las 30.000 mujeres que en Francia han tenido un implante PIP se lo hab¨ªan hecho extirpar a finales de 2012, seg¨²n la Agencia del Medicamento y de los Productos Sanitarios francesa. Un cuarto de las pr¨®tesis ten¨ªa fallos: rotura en los dos tercios de los casos y filtraci¨®n los restantes. Adem¨¢s, m¨¢s de 2.500 pacientes sufrieron efectos adversos.
¡°Las autoridades espa?olas nos han dejado abandonadas¡±
Mar¨ªa G. a¨²n se recupera de las secuelas que le han dejado las pr¨®tesis mamarias defectuosas que llev¨® durante a?os. Esta valenciana de 34 a?os es una de las alrededor de 18.500 mujeres que, seg¨²n estimaciones de la Agencia Espa?ola de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), recibieron los implantes Poly Implant Proth¨¨se (solo el 4,2% se oper¨® en la sanidad p¨²blica). Como ella, muchas han sufrido roturas e infecciones y han tenido que extra¨¦rselas.
La mayor¨ªa lo ha hecho por su cuenta. Pese al compromiso del Ministerio de Sanidad a finales de 2011 de que los servicios de salud cubrir¨ªan la intervenci¨®n en caso de rotura ¡ªaunque no la sustituci¨®n de las pr¨®tesis¡ª, las afectadas hablan de dificultades para acceder a esta prestaci¨®n. ¡°Las autoridades nos han dejado abandonadas. Ponen dificultades enormes para hacerse cargo de la intervenci¨®n y los tiempos de espera para cualquier prueba es inasumible¡±, dice Mar¨ªa. Junto a otras m¨¢s de 400 mujeres, miembros de la Plataforma de Afectadas por las PIP, ultiman una demanda colectiva contra las autoridades espa?olas por no haber controlado diligentemente este producto sanitario. ¡°Fallaron los mecanismos de control¡±, dice.
Espa?a no ten¨ªa, como otros muchos pa¨ªses de la UE, un registro de pr¨®tesis y otro tipo de productos sanitarios sensibles para facilitar el control de incidencias como las que se detectaron con las PIP. Sanidad y la Sociedad Espa?ola de Cirug¨ªa Pl¨¢stica, Reparadora y Est¨¦tica (SECPRE) lo est¨¢ ultimando.
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