Maestros enganchados al aula
Profesores jubilados contin¨²an como voluntarios impartiendo clases de alfabetizaci¨®n a inmigrantes, a mayores o de refuerzos escolares a ni?os
¡°Martes. Est¨¢ nublado. No hace fr¨ªo. Han terminado las vacaciones de Semana Santa¡±. Ante la mirada atenta de varias mujeres inmigrantes, Francisco Caballero, que en marzo cumpli¨® 63 a?os y en 2010 se jubil¨® despu¨¦s de cuatro d¨¦cadas como maestro, escribe en la pizarra. ¡°Al principio empec¨¦ con la gram¨¢tica, con que si ¡®yo he¡¯, ¡®t¨² has¡¯... Pero vi que eso no les serv¨ªa, as¨ª que nos contamos la vida unos a otros y hablamos¡±. As¨ª describe Caballero su trabajo como voluntario en el centro cultural de su pueblo (Sonseca, Toledo), con el que da clases de espa?ol dos d¨ªas a la semana. Las estudiantes son todas mujeres inmigrantes: hoy est¨¢n Navila y Zoha (marroqu¨ªes) y Naseem (paquistan¨ª). ¡°Hay tambi¨¦n alfabetizaci¨®n en el centro de adultos, pero all¨ª no van porque hay hombres entre los alumnos. Por eso a esta clase la llaman la de las se?oras¡±, cuenta el maestro.
?Durante d¨¦cadas, Caballero ha dado clase ¡ªentonces, de Matem¨¢ticas¡ª a los hijos de inmigrantes ¡ªde Marruecos, de Pakist¨¢n, de Ruman¨ªa, de Ecuador¡ª, y ha luchado para que continuasen sus estudios. No era f¨¢cil pelear contra la necesidad del dinero en sus casas y la facilidad para encontrar empleo en la industria textil y de la madera, hoy casi muerta, pero entonces y durante muchos a?os floreciente en la zona. Ahora, jubilado, da clases a las madres ¡ªhasta hace poco lo hac¨ªan dos profesoras a las que despidi¨® el Ayuntamiento por falta de fondos¡ª. Hasta nueve mujeres se juntan en su clase, a las que muchas veces acuden con sus hijos: algunos, de unos meses; otros, de dos a?os.
Un exdocente ense?a a extranjeras que evitan compartir
Como Caballero, multitud de docentes retirados de toda Espa?a siguen dando clases como voluntarios, dan charlas, apoyos extraescolares en asociaciones de mayores... ¡°Aunque la definici¨®n de actividad es muy amplia, podr¨ªamos decir que los docentes jubilados s¨ª son, en t¨¦rminos generales, m¨¢s proclives a la participaci¨®n en actividades sociales de tipo formativas¡±, explican las profesoras de Metodolog¨ªa de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Valencia Amparo Oliver y Laura Galiana (ellas s¨ª, en activo), aunque advierten que sus investigaciones se han centrado en docentes universitarios retirados. En este caso, hablan de una ¡°preocupaci¨®n por establecer y guiar a la nueva generaci¨®n¡±, que no desaparece tras la jubilaci¨®n, ¡°sino que sigue constante y mueve a las personas a querer ofrecer sus habilidades y conocimientos al resto de miembros de la sociedad¡±.
¡°Me enter¨¦ de que esta familia iba a venir al pueblo y me ofrec¨ª a que, si quer¨ªan, yo les ense?aba a leer y a escribir¡±. La que habla ahora es Josefina Garc¨ªa, maestra jubilada de 66 a?os, y la familia, de origen marroqu¨ª, es la de F¨¢tima y Mohamed con sus tres hijos, que se han mudado recientemente a la peque?a localidad de Barrado (C¨¢ceres) para hacerse cargo de las tierras de un agricultor retirado. Son los ¨²nicos inmigrantes del municipio, de 450 habitantes.
¡°?Qu¨¦ es esto? Un vaso, ?no? Y ?de qu¨¦ es: de cristal o de pl¨¢stico?¡±. Josefina se llev¨® a F¨¢tima hace unos d¨ªas a la cafeter¨ªa de la Casa de la Cultura del pueblo, donde les han dejado un aula. La maestra se?alaba objetos y preguntaba por su nombre. ¡°?De qu¨¦ le sirve saber escribir zarza si no sabe lo que es? Pues vamos a la calle y le se?alo una zarza, el asfalto, los baldosines...¡±.
¡°La sociedad me ha dado muchas oportunidades; quiero devolverlas¡±
Sin una preparaci¨®n espec¨ªfica y sin hablar una palabra de ¨¢rabe, la maestra ha recurrido a lo que llama ¡°ense?anza directa¡±. Le da clases a F¨¢tima y a su marido de lunes a viernes, de 17.30 a 19.00 desde el pasado 10 de enero. Mohamed se maneja mejor, as¨ª que a veces la profesora le deja ir antes para concentrarse en ella, que ha salido menos que su marido de su c¨ªrculo de compatriotas. ¡°Ya domina 344 palabras¡±, dice orgullosa.
¡°Por justicia debemos ayudarles; est¨¢n aqu¨ª por necesidad. La sociedad me ha dado muchas oportunidades y tengo la necesidad de devolverlas. Adem¨¢s, siempre he tenido una especial sensibilidad con la gente que no ha podido estudiar¡±. A esta maestra de Lengua y de Franc¨¦s que le gusta cifrar las cosas, le duele no haber hecho una lista de los cientos de personas a las que ha dado clase: ni?os y mayores.
Recuerda que, en 1967, recal¨® en Jarandilla, un municipio cercano, con un plan de alfabetizaci¨®n y que una se?ora no se quer¨ªa apuntar porque le daba verg¨¹enza. Pero su marido estaba en el extranjero y ten¨ªa que pedir a una vecina que le leyera las cartas; as¨ª que venci¨® su timidez y se anim¨®. ¡°Cuando por fin pudo dejar de recurrir a su vecina, me dijo: ¡®Nunca me olvidar¨¦ de tu nombre¡¯. Y, ya ves, yo he olvidado el suyo¡±.
¡°La clave es no competir por trabajos que existen¡±, dice CC OO
¡°Venimos porque no sabemos nada¡±, dice Alejandra Herrero, de 61 a?os, que recibe clases ¡ª¡°para leer y a escribir bien, hacer las cuentas...¡±¡ª en la Asociaci¨®n Cultural de Mayores de Fuenlabrada, al sur de Madrid. Precisamente, Herrero hace muchos a?os tambi¨¦n tuvo a su marido en Suiza y tambi¨¦n recurr¨ªa a una vecina por eso de las cartas; pero en su caso no pudo dejar de pedir ayudar hasta que su esposo volvi¨®.
¡°Esto es para que te siga funcionando esto¡±, dice Jos¨¦ Luis de la Heras mientras se da golpecitos con el dedo ¨ªndice en la sien. ¡°No vas a estar todo el d¨ªa nada m¨¢s que jugando al domin¨®¡±, a?ade, se?alando alrededor. En la planta baja de la asociaci¨®n, la mayor¨ªa de las mesas est¨¢n ocupadas por gente que anda echando la partida a media ma?ana.
En el centro (que la asociaci¨®n logr¨® mantener abierto hace un a?o, cuando Bankia, due?a del edificio, decidi¨® cerrar el recurso), aparte de las clases de alfabetizaci¨®n, maestros jubilados ayudaron el verano pasado a los j¨®venes del barrio que ten¨ªan que examinarse en septiembre. En estas clases apoy¨® Jos¨¦ Luis, que ha ejercido gran parte de sus tres d¨¦cadas como profesor en un centro p¨²blico de educaci¨®n de adultos de Fuenlabrada.
Desde Sonseca, Francisco Caballero tambi¨¦n explica por qu¨¦ sigue dando clases: ¡°Porque me siento ¨²til, porque puedo seguir haciendo lo que he hecho toda mi vida: intentar ayudar a la gente¡±, dice. ¡°Yo pagar¨ªa por hacer esto¡±, a?ade.
¡°Hago lo que he hecho toda mi vida: intentar ayudar a la gente¡±
El dinero fue precisamente uno de los conflictos en torno a la normativa que, en Extremadura, ha regulado el apoyo de docentes jubilados en las escuelas p¨²blicas. Finalmente, el proyecto se cambi¨® para que los profesores retirados que lo soliciten puedan ejercer tareas de apoyo en los centros, sin cobrar y siempre con un tutor.
¡°La clave es no competir por puestos de trabajo que existen¡±, dice Jaime Ruiz, responsable de la secci¨®n de jubilados de la Federaci¨®n de Ense?anza de CC OO. Pero los tiempos son los que son y algunos ¡ªpor ejemplo, los sindicatos que se opusieron en principio a la iniciativa extreme?a¡ª temen que alguna Administraci¨®n tenga la tentaci¨®n de tapar con maestros jubilados alguno de los important¨ªsimos huecos que est¨¢n dejando los recortes de profesorado en toda Espa?a ¡ªde m¨¢s de 60.000 desde 2009, calcula CC OO¡ª.
Julio Rogero (66 a?os) dice que si le pagaran o que si pensase que su trabajo voluntario en el colegio p¨²blico Miguel Hern¨¢ndez de Getafe (Madrid) est¨¢ quitando un puesto de trabajo, lo dejar¨ªa inmediatamente. Rogero, un veterano de los movimientos de renovaci¨®n pedag¨®gica, ejerce como apoyo a la lectoescritura y al c¨¢lculo en clases de primero y segundo de primaria ¡ª¡°Muchos pensamos que el fracaso escolar se fragua en las primeras etapas; aunque los refuerzos se suelan poner en la secundaria¡±¡ª y tambi¨¦n da talleres de animaci¨®n a lectura. Se jubil¨® hace cinco a?os, despu¨¦s de 37 como maestro, pero le costaba ¡°much¨ªsimo dejarlo¡±: ¡°Mi proyecto de vida y mi pasi¨®n es la educaci¨®n¡±, remata.
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