Segregar al alumnado por sexos, ?exige una explicaci¨®n?
Es esperanzador que el Consejo de Estado haya tenido el coraje de cuestionar algunas de las propuestas de reforma educativa, pero llama la atenci¨®n la poca claridad que demuestra
Es esperanzador en las circunstancias en que vivimos que el Consejo de Estado haya tenido el coraje de cuestionar algunas de las propuestas de reforma educativa del ministro Wert, pero llama la atenci¨®n la poca claridad que demuestra ante un tema tan controvertido como es el de las subvenciones a los colegios concertados que segregan por sexos.
Aunque en su dictamen defienden la igualdad entre los sexos, exigen que se especifique ¡°una justificaci¨®n objetiva y razonable de la excepci¨®n y la concreci¨®n de un programa y de las medidas acad¨¦micas a implantar para favorecer la igualdad¡±, tratando de eludir la inconstitucionalidad de legislar contra el principio de igualdad que defiende la norma fundamental.
El Consejo parte del supuesto de que separar a chicos y chicas puede beneficiar tanto a unos como a otras. Se piensa que separ¨¢ndolos lograr¨ªan mejores rendimientos escolares, porque es posible que partan de la creencia de que necesitan diferentes programas acad¨¦micos para conseguir los mismos resultados.
En primer lugar, hay que decir que los rendimientos m¨¢s bajos de ¡°algunos chicos¡± est¨¢n motivados por el tipo de cultura masculina tradicional que juega un papel importante en su desinter¨¦s por la escuela y en su rechazo hacia un orden que les impone una determinada actitud y comportamiento. En ambientes segregados los estereotipos sexuales se afianzan m¨¢s porque en el ambiente educativo se refuerzan aquellos aspectos que son m¨¢s fuertes en los chicos y en las chicas. Los comportamiento de los chicos suelen empeorar al segregarlos.
La segregaci¨®n como forma de organizaci¨®n incrementa los estereotipos y legitima el sexismo
En segundo lugar, en Europa las escuelas de un solo sexo en la ense?anza p¨²blica no son muy comunes. Se est¨¢ pidiendo una ¡°justificaci¨®n objetiva y razonable¡± a colegios regentados por el Opus Dei y de la organizaci¨®n de Cristo Rey , que son los que reclaman la segregaci¨®n, fundament¨¢ndola en la doctrina tradicional cat¨®lica que cree que ni?os y ni?as est¨¢n destinados a ocupar posiciones y funciones diferentes en la sociedad y en la familia. No creen en la igualdad entre sexos igual que tampoco lo cree el Partido Popular, como lo demuestra el haber quitado estos contenidos de la asignatura de ¡°Educaci¨®n para la ciudadan¨ªa¡±, antes de eliminarla por completo.
En tercer lugar, el convenio de la Unesco de 1960, no es congruente con la Constituci¨®n, porque nuestra legislaci¨®n plantea est¨¢ndares democr¨¢ticos superiores con respecto a la igualdad entre los sexos a los que plantearon en aquel convenio, que se estableci¨® para garantizar la escolarizaci¨®n de las ni?as en aquellos pa¨ªses con legislaciones muy restrictivas con respecto a las libertades de las mujeres.
En cuarto lugar, no hay ninguna evidencia cient¨ªfica de que la segregaci¨®n por sexos mejore los resultados acad¨¦micos de los chicos o de las chicas, porque tampoco es cierto que aprendan de forma distinta. Suelen encontrarse mayores diferencias seg¨²n la clase social o la etnia a las que pertenecen que la que pudiese producirse por la diferencia de g¨¦nero.
El comportamientos de los buenos estudiantes es muy similar en chicos y chicas. S¨ª es cierto que la segregaci¨®n como forma de organizaci¨®n incrementa los estereotipos de g¨¦nero y legitima el sexismo institucional.
No deber¨ªamos permitir que los logros conseguidos en la educaci¨®n de las mujeres, hace apenas treinta a?os, sufran un retroceso. La escuela mixta es la forma natural de socializaci¨®n conjunta. Con estrategias y formas de educaci¨®n co-educativas, pueden mejorar los rendimientos y las bajas expectativas debidas a los roles tradicionales de g¨¦nero, adem¨¢s de representar la forma normal de convivir en sociedad.
Carmen Rodr¨ªguez Mart¨ªnez es profesora de la Universidad de M¨¢laga.
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