Trabajador zombi: asalariado que no cobra
Las denuncias por impago de salarios ante la inspecci¨®n se disparan un 50% desde 2008 Los retrasos marcan muchas veces el preludio de las insolvencias: el destino es el Fogasa
Los datos oficiales permiten aproximarse a muchas situaciones dif¨ªciles de la crisis, a los seis millones de personas que est¨¢n en el paro, a los casi dos millones de hogares en los que nadie en edad activa trabaja o en los que, adem¨¢s, han agotado ya cualquier prestaci¨®n por desempleo. Pero hay una bolsa de afectados por la crisis que escapa de las estad¨ªsticas, miles de trabajadores que no cuentan como parados pero tampoco tienen ingresos, trabajadores zombi de empresas con dificultades que pasan meses desempe?ando su funci¨®n sin cobrar la n¨®mina. Las denuncias por impago de salarios o finiquitos se han disparado desde que comenz¨® el declive econ¨®mico en Espa?a, tanto en los tribunales como ante las autoridades laborales. La Inspecci¨®n de Trabajo recibi¨® un total de 7.875 el a?o pasado, 500 m¨¢s que el a?o anterior. Desde 2008, han aumentado hasta un 50%.
Muchas veces el impago de sueldos continuado es el preludio de la suspensi¨®n de pagos de una empresa y la plantilla tiene que acudir al Fondo de Garant¨ªa Salarial (Fogasa), que ve caer los recursos: este a?o tiene un presupuesto para prestaciones de 843 millones, seg¨²n los sindicatos, un 33% menos que en 2012, mientras las necesidades no dan tregua.
Pilar Camacho es una de esas damnificadas ocultas de esta interminable crisis. Cuenta como ocupada y asalariada, pero la cadena hotelera para la que trabaja, Husa, empez¨® a ser impuntual en el pago de los sueldos hace tres a?os. El sueldo de febrero es lo ¨²ltimo que ha visto entrar en su casa. ¡°La situaci¨®n ha llegado a un punto insoportable, mi marido lleva dos a?os en el paro y est¨¢ cobrando la ¨²ltima ayuda de 426 euros, pero pagamos 600 de hipoteca. Es un problema muy gordo: mi hija de 29 a?os no se puede independizar porque nos tiene que ayudar a nosotros¡±, lamenta la trabajadora de unos de los establecimientos de Madrid, miembro del comit¨¦ de empresa.
Las solicitudes abarrotan el Fogasa, denuncian los sindicatos
La compa?¨ªa ha prometido pagar esta semana 15 d¨ªas de sueldo correspondiente a marzo y completar el mes de abril en julio. ¡°Y mientras, trabajamos a tope, porque el hotel se llena y hay menos empleados. Pero tampoco puedo dejar el trabajo porque no hay ad¨®nde irse y, porque si no te despiden, te vas sin nada¡±, apunta Camacho, de 52 a?os.
La empresa tambi¨¦n ha tenido problemas para pagar los sueldos en otros hoteles aunque, seg¨²n fuentes de la firma, ya se est¨¢n solucionando. En este caso, ¡°el objetivo es que el retraso quede en un m¨¢ximo de una mensualidad en julio¡±, se?alan las mismas fuentes, que recalcan ¡°los malos resultados econ¨®micos¡± que arrastra la cadena. Husa pact¨® a primeros de a?o con sus bancos acreedores para refinanciar el 80% de su deuda (unos 42 millones de euros), lo que le otorga una carencia de un a?o y le evita pagos de m¨¢s de nueve millones hasta junio de 2014.
¡°Este es un problema indetectable, los trabajadores que se mantienen en el empleo pero pasan meses sin ingresar nada constituyen un fen¨®meno que desgraciadamente est¨¢ ah¨ª y es muy dif¨ªcil de detectar. Los trabajadores, con buen criterio, est¨¢n optando por aguantar dadas las escasas alternativas de hoy en el mercado laboral¡±, apunta Miguel ?ngel Garc¨ªa, jefe del gabinete econ¨®mico de Comisiones Obreras. En su opini¨®n, ¡°en esos casos lo que tiene que funcionar bien es la negociaci¨®n colectiva, para que las partes puedan llegar a acuerdos, y que la empresa act¨²e de buena fe y no prive de informaci¨®n critica a la plantilla¡±.
La sequ¨ªa laboral lleva a muchos empleados a seguir pese a no cobrar
Si la Inspecci¨®n solo recibi¨® cerca de 8.000 denuncias por este motivo en toda Espa?a se debe, sobre todo a que, ¡°la v¨ªa del ministerio abre el proceso administrativo por el cual, adem¨¢s de reclamar el pago, se procede a sancionar a la empresa a buscar un acuerdo, pero las personas afectadas suelen optar por recurrir a la v¨ªa judicial para reclamar que se le pague el sueldo¡±, explican fuentes del Ministerio de Empleo.
¡°Lo que se suele intentar es encontrar un acuerdo o una v¨ªa de soluci¨®n para que los trabajadores recuperen el dinero cuando las circunstancias lo hagan posible¡±, explican las mismas fuentes. Las sanciones por este motivo oscilan de los 600 a los m¨¢s de 180.000 euros, pero cuando la empresa se acerca a la insolvencia, estas multas solo sirven para engordar un saco de deuda muy dif¨ªcil de cobrar despu¨¦s por la Administraci¨®n.
Cubigel es una de esas compa?¨ªas derrumbadas que debe dinero a sus antiguos trabajadores. La antigua Unidad Herm¨¦tica, que fabricaba sobre todo motores para neveras en Sant Quirze del Vall¨¨s (Barcelona), present¨® el concurso de acreedores en febrero de 2012 y sus 162 empleados no solo no recibieron la indemnizaci¨®n, sino que tambi¨¦n perdieron dos pagas extras y una mensualidad, seg¨²n explica el presidente del comit¨¦ de empresa, Joan Roura. Adem¨¢s, hab¨ªan cedido el 25% de su salario durante una temporada para que se pudieran pagar las materias primas una temporada. M¨¢s de un a?o despu¨¦s, la firma ha pasado a manos de una empresa asi¨¢tica, Huayi, que ha salvado la producci¨®n y parte del empleo, y los trabajadores han recuperado sus sueldos adeudados, pero las indemnizaciones de los despedidos tendr¨¢n que correr a cargo del Fogasa, y eso se traduce en mucho tiempo de espera para lograr la paga m¨ªnima.
¡°La morosidad crea un c¨ªrculo vicioso¡± lamentan desde una patronal
La compensaci¨®n m¨¢xima de este fondo, que se nutre de las aportaciones por cuota de trabajadores y empresas, se sit¨²a en dos veces el salario m¨ªnimo por a?o trabajado con un tope de 120 d¨ªas (eran 150 hasta el pasado mes de julio). Silvia Ramos, representantes de UGT en el organismo, explica que muchos trabajadores se encuentran entre la espada y la pared: ¡°Solo pueden pedir la rescisi¨®n de contratos con derecho a indemnizaci¨®n y paro cuando la empresa comete impago de salario durante tres meses consecutivos o seis no consecutivos, luego ya depende del juez, as¨ª que muchas empresas van abonando una parte y as¨ª se paralizan los plazos¡±.
Tanto UGT como CC OO llevan tiempo denunciando que el organismo est¨¢ saturado de solicitudes con la crisis y falto de recursos para atenderlos. ¡°Los tiempos medios de tramitaci¨®n superan los 12 meses y los expedientes que est¨¢n pendientes de pago superan los 150.000¡±, se?alan las centrales en un documento conjunto. El Fogasa, a?aden en su escrito, ¡°debe participar en miles de procedimientos concursales, a la vez que es citado anualmente a cerca de 90.000 procedimientos declarativos ante los juzgados de la jurisdicci¨®n social, m¨¢s de 670 juicios por letrado y a?o¡±.
Por ello, UGT exige una bater¨ªa medidas para reforzar los servicios y evitar el ¡°taponamiento¡± de expedientes. Al margen de medidas de m¨¢s largo plazo, los sindicatos reclaman un plan de choque inmediato que refuerce el personal y una ¡°definici¨®n de un modelo de cargas de trabajo con los efectivos necesarios que permita dimensionar adecuadamente la estructura de plantilla y que gu¨ªe las actuaciones que deban realizarse a futuro¡±.
¡°En esos casos debe funcionar
Antes de las situaciones de insolvencia, se acumulan los meses de problemas. Fuentes del Ministerio de Empleo explican que el impago de salarios ¡°es un pecado general, no se puede atribuir a un tipo de empresas o a un sector determinado m¨¢s que a otros¡±. Muchos clubes deportivos, que han visto pincharse su particular burbuja econ¨®mica, tambi¨¦n adeudan sueldos a sus jugadores y rozan la insolvencia. Y el ¨¦xito en las canchas no lo evita. Para muestra, un bot¨®n: el Ademar, el equipo de balonmano de Le¨®n, no ha tenido un mal a?o: cuartos en la liga y en octavos de la Champions. Pero a finales de febrero, cuando present¨® el concurso de acreedores, casi la mitad de los 500.000 euros de deuda correspond¨ªa a salarios impagados.
Destaca el n¨²mero de casos en el sector de la atenci¨®n a personas y servicios relacionados con la dependencia. Es el caso de Encarna Barrios, que trabaja en la empresa concesionaria de ayuda domiciliaria del Ayuntamiento de Jerez, y cuenta que la semana pasada cobr¨® la n¨®mina del mes de enero. ¡°Somos un colectivo formado mayoritariamente por mujeres y el sueldo base es de unos 800 euros y pico, cuando es el segundo salario de la casa se puede tirar adelante pero otros no pueden¡±, se?alan. Las irregularidades comenzaron hace a?os, seg¨²n Barrios, y el peor momento se dio en 2012, cuando llegaron a acumular siete n¨®minas sin cobrar.
El endeudado Ayuntamiento de Jerez lleva a?os con dificultades para pagar tanto los sueldos del personal como a sus proveedores o las cuotas del pr¨¦stamo del Instituto de Cr¨¦dito Oficial (ICO). El consistorio envi¨® el pasado abril una remesa de facturas por valor de 32 millones de euros al Ministerio de Hacienda con el fin de acogerse al nuevo plan de proveedores puesto en marcha por el Ejecutivo, que busca aliviar la morosidad de la Administraci¨®n P¨²blica, y ha ampliado la l¨ªnea de cr¨¦dito del ICO. Jerez se ha acogido cuatro veces en menos de un a?o para liquidar deudas anteriores a enero de 2012.
Morosidad fabrica morosidad. Un trabajador que tarda en cobrar su salario tira de los ahorros hasta que estos se agoten y tambi¨¦n se demora en pagar sus cuentas a no ser que un pr¨¦stamo alivie su situaci¨®n. ¡°Es un c¨ªrculo vicioso¡±, admite Antoni Ca?ete, presidente de la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad, que agrupa a m¨¢s de 700.000 empresarios y aut¨®nomos.
Ca?ete, tambi¨¦n secretario general de la patronal de las pymes en Catalu?a (Pimec), admite que la crisis multiplica los casos de compa?¨ªas que dejan sin cobrar a su personal, pero asegura que se trata del ¨²ltimo recurso. ¡°Sobre todo cuando se trata de peque?as y medianas empresas, la relaci¨®n entre la direcci¨®n y la plantilla es muy estrecha y es lo ¨²ltimo que el empresario deja de pagar. Cuando eso ocurre, es que la situaci¨®n es muy grave¡±.
¡°La morosidad merma la liquidez de las empresas y genera m¨¢s morosidad, y la falta de cr¨¦dito no permite romper con esa espiral¡±, lamenta.
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