En 2011 hubo en Espa?a ocho casos de beb¨¦s nacidos con VIH
El objetivo de eliminar el sida pedi¨¢trico es factible en pa¨ªses desarrollados
Hace algo m¨¢s de un mes, el caso del beb¨¦ de Misisipi en principo curado del VIH gracias a un agresivo y precoz tratamiento antirretroviral dio la vuelta al mundo como una noticia enormemente positiva, que alimenta las esperanzas para seguir avanzando en la lucha contra el sida. El env¨¦s de esta noticia es, sin embargo, descorazonador, pues bajo la superficie de este posible hallazgo se esconde una gran decepci¨®n: el fracaso que representa que todav¨ªa nazcan beb¨¦s infectados en pa¨ªses desarrollados, como EE UU, donde se cuenta con todos los medios necesarios para evitar la transmisi¨®n vertical del VIH.
En el momento actual, las sociedades avanzadas disponen de conocimientos suficientes sobre los mecanismos que influyen en la transmisi¨®n vertical del VIH; cuentan tambi¨¦n con datos suficientes sobre la eficacia de diferentes estrategias dirigidas a evitarla; y poseen finalmente los medios y recursos necesarios para desarrollar estas estrategias, las cuales pasan, en gran medida, por la identificaci¨®n precoz de la infecci¨®n en la embarazada. De modo que, garantizando el diagn¨®stico, podemos prevenir casi en su totalidad la transmisi¨®n de la madre al ni?o, siempre que aseguremos la informaci¨®n adecuada y el acceso al control obst¨¦trico y al tratamiento.
El objetivo de transmisi¨®n vertical cero no es, por tanto, una utop¨ªa, sino que es un objetivo asequible y alcanzable, al menos en las sociedades desarrolladas. Y, sin embargo, la realidad es la que atestigua el reci¨¦n nacido de Misisipi y la que muestran los ocho casos de contagio materno-infantil que se produjeron en Espa?a en 2011. Son apenas un 0,3% de las nuevas infecciones, pero ocho casos son ocho fracasos que no nos deber¨ªamos permitir en un sistema p¨²blico de salud como el que afortunadamente tenemos.
Menos a¨²n deber¨ªamos permitirnos los tres millones de ni?os con sida que hay en el mundo, principalmente en pa¨ªses subdesarrollados, de los que m¨¢s de dos millones no recibe ning¨²n tipo de tratamiento y la mitad muere antes de cumplir dos a?os. Pero ese es un problema a escala global que requerir¨ªa otro tipo de respuestas y soluciones m¨¢s comprometidas y globales y me temo que tambi¨¦n m¨¢s dif¨ªciles. Posiblemente s¨ª entremos aqu¨ª en el terreno de la utop¨ªa planteando el objetivo de transmisi¨®n vertical cero en el momento actual.
Hay m¨¦todos para que las personas infectadas tengan hijos sin transmitirles el virus
Pero en los pa¨ªses con sistemas de salud avanzados como el nuestro s¨ª es posible y razonable plantear este reto, cuyo logro est¨¢ estrechamente vinculado, como dec¨ªa antes, al conocimiento de la infecci¨®n en la mujer embarazada, que es sin duda el aspecto crucial para prevenir la transmisi¨®n vertical.
De ah¨ª que el nuevo consenso sobre transmisi¨®n vertical de VIH, que acaba de elaborar Gesida (Grupo de Estudio de Sida), en colaboraci¨®n con la Secretar¨ªa del Plan Nacional sobre el Sida, la Sociedad Espa?ola de Ginecolog¨ªa y Obstetricia y la Sociedad Espa?ola de Infectolog¨ªa Pedi¨¢trica, aporte como novedad la recomendaci¨®n de repetir la serolog¨ªa frente al VIH en el tercer trimestre del embarazo, para evitar as¨ª que la infecci¨®n se conozca en fases m¨¢s avanzadas de la gestaci¨®n o incluso durante el parto y poder iniciar cuanto antes el tratamiento antirretroviral.
La importancia de esta terapia para evitar el contagio materno-infantil es tal que, si no se realiza ning¨²n tratamiento preventivo, la tasa de transmisi¨®n vertical oscila entre el 12% y el 30%, llegando hasta el 40% o 50% en los pa¨ªses sin recursos. Con el tratamiento antirretroviral y el manejo cl¨ªnico adecuado las tasas de transmisi¨®n disminuyen hasta un 0,1%. La mayor¨ªa de los casos de transmisiones verticales en nuestro pa¨ªs en 2011 fueron de ni?os de madres no diagnosticadas o con diagnostico tard¨ªo de la infecci¨®n. Dicho de otra manera, los fracasos del sistema, nuestros ocho fracasos de 2011, fueron principalmente por la ausencia de un diagn¨®stico precoz. Poner toda la informaci¨®n y todos los medios necesarios para hacer posible el diagn¨®stico temprano de la infecci¨®n en la mujer embarazada debe ser, por tanto, el primero de los objetivos hacia el que tenemos que volcarnos para lograr el reto final de la transmisi¨®n vertical cero. Pero hay tambi¨¦n otros retos, que tambi¨¦n se abordan en el consenso recientemente elaborado, y que est¨¢n relacionados con las expectativas de los pacientes infectados por el VIH y que desean tener descendencia.
Cuando el hombre es el ¨²nico miembro de la pareja infectado, en el momento actual, la opci¨®n de reproducci¨®n m¨¢s segura, aunque costosa, para evitar la infecci¨®n a la pareja es la realizaci¨®n de lavado seminal (no se ha demostrado virus VIH en los espermatozoides) con t¨¦cnica de reproducci¨®n asistida asociada. Si es la mujer la que est¨¢ infectada, la autoinseminaci¨®n supone un m¨¦todo sencillo y eficaz.
El diagn¨®stico de las madres es fundamental para romper la cadena
Dada la dificultad de muchas parejas para acceder a las t¨¦cnicas de reproducci¨®n asistida, hay que considerar tambi¨¦n la posibilidad de realizar la concepci¨®n de forma natural, esto es manteniendo relaciones sexuales no protegidas en los periodos de mayor fertilidad, siempre que la infecci¨®n est¨¦ controlada y exista supresi¨®n viral. Asimismo, debe considerarse tambi¨¦n la utilizaci¨®n de profilaxis preexposici¨®n periconcepcional con determinados f¨¢rmacos para disminuir el riesgo de transmisi¨®n.
De todo ello se ofrecen criterios y pautas espec¨ªficas en el nuevo consenso sobre transmisi¨®n vertical de VIH, que actualiza las recomendaciones sobre tratamiento antirretroviral, eval¨²a cu¨¢l debe ser el modo de parto de la mujer positiva y analiza nuevas cuestiones, sin un desarrollo espec¨ªfico en el consenso anterior, como las actuaciones a seguir en el ni?o prematuro y el manejo de los casos de coinfecci¨®n en la mujer gestante.
Como dec¨ªa, tenemos la informaci¨®n y el conocimiento necesarios para conseguir la transmisi¨®n vertical cero en las sociedades avanzadas. Ahora lo que nos hace falta es la determinaci¨®n y el compromiso para conseguirlo y para que ese logro vaya irradi¨¢ndose tambi¨¦n hacia las sociedades menos desarrolladas, amortiguando los datos de contagio vertical de VIH que se producen en estas sociedades y que provocan ¡ªo deber¨ªan provocarnos¡ª verdadero sonrojo.
Juan Berenguer es presidente de Gesida.
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