M¨¢s asustados, menos tolerantes
Los estudios reflejan un aumento de la discriminaci¨®n por parte de los j¨®venes espa?oles Crece el rechazo al musulm¨¢n, el enfermo de sida o el exdrogadicto Los expertos discrepan sobre si es coyuntural
Un 34% de los j¨®venes espa?oles de 15 a 29 a?os no quiere tener como vecino a un exdelincuente, un grado de intolerancia que ha subido 5,4 puntos desde hace ocho a?os. Al 21% no les gustar¨ªa tener cerca a un exdrogadicto y el 16% prefiere no cruzarse en el descansillo de su casa con un musulm¨¢n. En ambos casos la discriminaci¨®n es cinco puntos mayor que en 2004. Los datos pertenecen al Informe de la Juventud 2012 que elabora el Injuve. Y reflejan lo que los t¨¦cnicos llaman ¡°distancia social¡±. El documento, elaborado tras encuestar a 5.000 j¨®venes, refleja que el colectivo gitano es el ¨²nico que mejora su posici¨®n. Pese a ello, persiste el racismo: el 14,2% prefiere no tener relaci¨®n con estos ciudadanos (tres puntos menos).
Del aumento de la intolerancia da idea tambi¨¦n el bar¨®metro de Ikuspegi, el Observatorio de la Inmigraci¨®n de la Universidad del Pa¨ªs Vasco y el Gobierno de la comunidad. En 2012, el 21,3% de los encuestados consideraba que se deber¨ªa expulsar a todos los inmigrantes ¡°irregulares¡±, frente al 8,8% del a?o anterior.
La tendencia hacia una creciente discriminaci¨®n acaba de ser refrendada por el Informe Anual 2013 de SOS Racismo. El apartado que acoge m¨¢s denuncias es el laboral, ¡°debido probablemente a la crisis econ¨®mica y sus efectos¡±. Le siguen los casos relacionados con prestaciones sociales y el acceso a locales p¨²blicos. Ambos suponen un tercio de las 107 denuncias llegadas a SOS durante el a?o 2012.
¡°Hay racismo latente en todos. Necesitamos diferenciarnos¡±, dice Garc¨ªa Casta?o
Almudena Moreno, profesora de Sociolog¨ªa de la Universidad de Valladolid y coautora del Informe de la Juventud 2012, cree que estos datos ¡°expresan la coyuntura en la que vivimos¡±, pero que es preciso esperar a ver c¨®mo evolucionan estos datos para determinar si se trata o no de un viraje solo circunstancial y abocado a revertir cuando mejore la situaci¨®n econ¨®mica. Pone como ejemplo los ¨ªndices de independencia de los j¨®venes espa?oles. ¡°En el 2000 se empez¨® a hablar de una tendencia emancipadora que nos iba a llevar a tener n¨²meros parecidos a Europa. Sin embargo, al final, con la crisis, los j¨®venes no se est¨¢n yendo de casa. Veremos qu¨¦ sucede con la intolerancia. No creo que vaya a ir a m¨¢s¡±. En el caso de los musulmanes, Moreno cree que los datos reflejan la identificaci¨®n que muchos j¨®venes hacen entre seguidores de este credo, integrismo y terrorismo.
El antrop¨®logo Francisco Javier Garc¨ªa Casta?o, director del Instituto de Migraciones de la Universidad de Granada, ve las cosas con algo m¨¢s de pesimismo: ¡°S¨ª que hay racismo. Yo de las encuestas no me f¨ªo mucho porque expresan un deseo, una actitud¡±. En su opini¨®n, ¡°hay algo que confirma y refleja que hay construcciones de la diferencia en Espa?a: los ¨ªndices de segregaci¨®n por escuelas. ?Por qu¨¦ en un colegio p¨²blico de Granada hay un 52% de inmigrantes y en el concertado de al lado no hay casi ninguno? La ideolog¨ªa racista est¨¢ latente en todos nosotros. Necesitamos diferenciarnos del de al lado y si no es por la etnia, es por la clase social. Algo nos inventamos¡±.
L¨®pez Pel¨¢ez, uno de los autores de La transici¨®n de los j¨®venes a la vida adulta, de la Fundaci¨®n La Caixa, cree que ¡°la juventud es muy heterog¨¦nea y antes de alarmarse por las encuestas hay que verlas a largo plazo¡±. ¡°Con la crisis se ha instalado un discurso negativo de los j¨®venes. Se habla de sus altas tasas de paro, de su imposibilidad de tener un empleo fijo o de vivir como sus padres. El joven percibe vivir una situaci¨®n de riesgo y ello le lleva a una prevenci¨®n hacia lo desconocido y a fortalecer la red familiar que le refugia. Rechaza hacer el esfuerzo de entender a otro distinto de ¨¦l, de adaptarse¡±.
¡°El joven se siente en riesgo y no se esfuerza por entender al otro¡±, afirma L¨®pez Pel¨¢ez
Existe ¡°un sentimiento, no solo de abandono por parte de la clase pol¨ªtica a la ciudadan¨ªa, sino tambi¨¦n de cierta explotaci¨®n de una hacia la otra, puesto que la crisis no la ha pagado ni la clase pol¨ªtica, ni los bancos, sino la ciudadan¨ªa¡±, se?ala el informe del CIS Representaciones pol¨ªticas y 15 M.
Seg¨²n el Informe Raxen 2012, del Movimiento contra la Intolerancia, que se present¨® el pasado junio a la Defensora del Pueblo, en Espa?a se producen cada a?o m¨¢s de 4.000 agresiones contra inmigrantes, gitanos, gente sin hogar u homosexuales por motivos ¨¦tnicos, sociales o religiosos. Sin embargo, advierte que la cifra puede ser muy superior porque algunas investigaciones indican que solo se denuncian un 4%. Adem¨¢s, calcula que existen unas 1.500 webs xen¨®fobas gestionadas desde territorio espa?ol.
La citada encuesta del Injuve refleja que un 14% de los j¨®venes se sentir¨ªa inc¨®modo junto a un enfermo de sida, 2,2 puntos m¨¢s que en el 2004. Este incremento coincide con factores como el recorte en los fondos para campa?as de prevenci¨®n o la aprobaci¨®n en Madrid de una normativa que impide a los enfermos de sida (¡°enfermedades infectocontagiosas¡±, indica el texto) optar a una nueva licencia de taxi. Esta medida provoc¨® la recogida de m¨¢s de 78.000 firmas de protesta a trav¨¦s de Internet.
Pese al aumento, la xenofobia sigue en Espa?a por debajo de otros pa¨ªses de la UE
Julio Camacho, director del Observatorio de la Juventud, est¨¢ convencido de que ¡°no es una tendencia. Es un fen¨®meno coyuntural por la crisis. Yo no hablar¨ªa de riesgo de racismo, sino de desencanto¡±. ¡°Estamos ante la primera generaci¨®n globalizada y asume dos ejes claros en su vida: la convivencia global y la sostenibilidad del planeta. Es verdad que estas respuestas de rechazo no van en consonancia, pero la tendencia es hacia la socializaci¨®n. Su relaci¨®n con gente en otros pa¨ªses es m¨¢s estrecha y com¨²n que con sus padres y profesores¡±, prosigue Camacho. ¡°Los j¨®venes del 68 fueron revolucionarios por idealismo, por romanticismo, y los de ahora lo van a ser por un sentido pr¨¢ctico¡±.
Antonio L¨®pez Pel¨¢ez, catedr¨¢tico de Trabajo Social en la UNED, comparte la opini¨®n de Camacho: ¡°Yo hablar¨ªa de un repunte moment¨¢neo en un momento de extrema penuria. La intolerancia es un reflejo de la inseguridad que sienten los j¨®venes¡±. Es m¨¢s, recuerda que los movimientos xen¨®fobos ¡ªcomo Plataforma per Catalunya (PxC), o Espa?a 2000 en la Comunidad Valenciana¡ª no han crecido de manera especialmente notable en Espa?a, a diferencia de lo sucedido en otros pa¨ªses europeos: ¡°Han conseguido algunos concejales, pero para la que est¨¢ cayendo es muy poco. Aunque, evidentemente, los partidos pol¨ªticos, los investigadores o las familias debemos estar pendientes¡±.
Algunas autoridades caldean el ambiente con discursos contra los inmigrantes
¡°La gente tiene m¨¢s sensaci¨®n de inseguridad y los medios de comunicaci¨®n informan de formas de violencia a la que no estamos acostumbrados¡±, encuentra explicaci¨®n Camacho a la discriminaci¨®n a los exdelincuentes. De hecho, aprueba la pena de muerte un 42,8% de los j¨®venes. Lo que sorprende m¨¢s es la intolerancia a los inmigrantes ¡ªser vecino de un for¨¢neo no convence al 12,4%, tres puntos m¨¢s que en 2004¡ª cuando esta generaci¨®n se ha criado con ellos, pues sus a?os escolares coinciden con los de la llegada a Espa?a de unos extranjeros que ahora abandonan el pa¨ªs expulsados por la crisis. Y m¨¢s cuando las cifras de racismo en las aulas no son alarmantes. El Instituto Universitario Ortega y Gasset y la Universidad de Princeton han encuestado recientemente a 6.900 hijos de inmigrantes de 180 centros y menos de un 10% dijo haberse sentido discriminado.
Un informe de la UE pone de manifiesto, sin embargo, el inferior arraigo de la xenofobia en la sociedad espa?ola en comparaci¨®n con poblaciones con un porcentaje de inmigraci¨®n similar (12,2%), como B¨¦lgica o Austria. Solo hace falta echar una ojeada a los titulares m¨¢s recientes: en Rusia se ha prohibido lo que denominan ¡°propaganda homosexual¡±, todo un ataque a la poblaci¨®n gay; en Francia, el discurso contra los gitanos ha sido incorporado incluso por el ministro del Interior, hijo y nieto de republicanos espa?oles; y en Italia, este a?o, un vicepresidente del Senado compar¨® a una ministra de origen congole?o con un orangut¨¢n.
La ONU echa de menos un liderazgo pol¨ªtico claro contra el racismo
Un reciente an¨¢lisis del relator especial de la ONU sobre racismo, Mutuma Ruteere, remarcaba que, aunque Espa?a ha realizado ¡°notables avances para solucionar el problema del racismo y la xenofobia (...), falta un liderazgo pol¨ªtico claro y m¨¢s visible para combatirlo¡±. Algo que, en su opini¨®n, resulta especialmente necesario en un momento en el que se asiste a una ¡°incitaci¨®n al odio en Internet y en las redes sociales¡±.
Amnist¨ªa Internacional comparte el diagn¨®stico de la ONU. ¡°La lucha contra el racismo es una asignatura pendiente de los Gobiernos. No hay pol¨ªticas activas y contundentes de sensibilizaci¨®n y persecuci¨®n como existen en Suecia o Reino Unido¡±, explica Mar¨ªa Serrano, su portavoz. ¡°Zapatero, a finales de su ¨²ltima legislatura, present¨® una estrategia nacional contra el racismo que se ha quedado en nada¡±. Amnist¨ªa Internacional lamenta que no haya cifras oficiales de actos de racismo y critica que las autoridades estigmatizan a los inmigrantes, asegurando que abusan de la sanidad p¨²blica y que no contribuyen al desarrollo del pa¨ªs. En opini¨®n de Serrano, los j¨®venes adoptan actitudes discriminatorias que son ¡°validadas socialmente y se esconden detr¨¢s del anonimato de las redes sociales para expresar un racismo que reproduce estereotipos¡±.
Un 42,8% de los j¨®venes apoya la pena de muerte, seg¨²n el Injuve
?Qui¨¦nes forman ese colectivo disgregador? ¡°Tradicionalmente j¨®venes con pocos estudios. Pero ahora tambi¨¦n hay universitarios que ven amenazado su puesto de trabajo y responden de esta forma¡±, se?ala la experta. Los j¨®venes son, de hecho, el granero habitual de los partidos xen¨®fobos. Y el deporte, con el boxeo y el f¨²tbol a la cabeza, sirve a menudo como aglutinador, seg¨²n concluye la valenciana Anna L¨®pez en su tesis sobre el partido pol¨ªtico Espa?a 2000. En Silla (Valencia) este grupo tiene 500 afiliados, la mayor¨ªa j¨®venes seducidos en el gimnasio por su l¨ªder.
Hay expertos como Carles Feixa, antrop¨®logo social de la Universidad de Lleida, que prefieren poner el foco en la ola de solidaridad a la que asistimos en un momento de aut¨¦ntico derrumbe econ¨®mico. ¡°Las coyunturas de escasez o de crisis no necesariamente fomentan la intolerancia, sino que pueden reforzar la ayuda mutua y la cooperaci¨®n. Los j¨®venes espa?oles, cualquiera que sea su relaci¨®n con la educaci¨®n y con el mercado laboral, saben que en la aventura de hacerse adulto no hay rutas fijas, y que es algo que les afecta a todos, m¨¢s all¨¢ de su origen ¨¦tnico, condici¨®n social o identidad sexual¡±, razona Feixa.
¡°Otra cosa es la tolerancia en las relaciones interpersonales. Si ahora se muestran m¨¢s intolerantes ¡ªaunque los porcentajes no son dram¨¢ticos¡ª es precisamente porque la sociedad es m¨¢s plural que hace 10 a?os: la diversidad ¨¦tnica, sexual y cultural es cada vez m¨¢s visible, lo que en buena l¨®gica provoca una reacci¨®n contraria¡±, prosigue Feixa. En su opini¨®n, ¡°si hay un leve aumento de la intolerancia ideol¨®gica es, precisamente, porque la tolerancia cotidiana se ha hecho m¨¢s efectiva¡±.
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