¡°Gracias a mi marido estoy sana¡±
Los ri?ones de Ana le hab¨ªan hecho pasar 26 veces por el quir¨®fano y estaban al l¨ªmite En contra de lo que suele ser habitual, en este caso el hombre fue el donante y ella la receptora
¡°?Y si doy el m¨ªo y no llega el de mi mujer?¡±. Jos¨¦ estaba convencido de dar su ¨®rgano para participar en un trasplante cruzado de ri?¨®n que permitiera a su esposa acceder a un ¨®rgano compatible. Pero ten¨ªa cierta prevenci¨®n. Tem¨ªa que alguno de los donantes se echara atr¨¢s a ¨²ltima hora. ?Y si suced¨ªa despu¨¦s de que le extrajeran a ¨¦l el ¨®rgano? ?Qu¨¦ pasar¨ªa con el ri?¨®n de su esposa? ¡°Era lo que m¨¢s me preocupaba¡±, reconoce. Fue el coordinador de trasplantes del hospital Carlos Haya de M¨¢laga, Miguel ?ngel Frutos, quien le tranquiliz¨®. ¡°No te preocupes, estamos en contacto telef¨®nico en los tres hospitales en el momento de la extracci¨®n por si alguien se echa atr¨¢s; no es posible que alguien se quede sin ¨®rgano¡±, recuerda que le aclar¨®. Ahora, Jos¨¦ es un entusiasta del trasplante cruzado: ¡°quisiera decirle a la gente que no tengan recelos, esta t¨¦cnica es una maravilla¡±.
Lo m¨¢s frecuente es que los pacientes con insuficiencia renal sean hombres. Por ello, lo habitual es que sus mujeres (o familiares, en algunos casos) sean quienes se ofrecen para donar un ¨®rgano a sus parejas, sea directamente ¡ªcuando es posible¡ª ya sea indirectamente, a trav¨¦s del procedimiento cruzado. As¨ª sucede en dos de cada tres injertos de ri?¨®n entre vivos, seg¨²n los datos de la Organizaci¨®n Nacional de Trasplantes, en los que las donantes son mujeres. Sin embargo, en este caso, la receptora era Ana.
Me pareci¨® una opci¨®n maravillosa, lo m¨¢s importante es la calidad de vida de mi mujer Jos¨¦, donante de una cadena de trasplante cruzado
Todo comenz¨® con su primer embarazo, all¨¢ por 1980. Desde entonces, sus ri?ones comenzaron a dar problemas en un proceso degenerativo lento pero firme que le llev¨® a las puertas de la hemodi¨¢lisis. El problema fueron siempre las piedras, que se le reproduc¨ªan constantemente. ¡°Recuerdo una vez que le limpiaron totalmente los ri?ones; a los seis meses ya estaba otra vez igual¡±, apunta su marido. Los c¨¢lculos se multiplicaban, obstru¨ªan el ur¨¦ter y alteraban la funci¨®n renal. ¡°Hasta 26 veces ha pasado por el quir¨®fano por lo mismo¡±, subraya Jos¨¦, ¡°y ya ten¨ªa muy mal el poco ri?¨®n que le quedaba, despu¨¦s de tantas operaciones y extracciones¡±.
Jos¨¦, sin embargo, no se hab¨ªa tumbado jam¨¢s en una mesa de operaciones. Aunque tampoco se lo pens¨® demasiado. ¡°Estaba tan seguro de lo que quer¨ªa hacer, que no me planteaba que me pudiera pasar nada malo¡±, relata.
¡°Mi marido se ofreci¨®, dijo que quer¨ªa hacer algo¡±, recuerda Ana. Sin embargo, sus ri?ones no eran compatibles con su mujer. ¡°Al no poder recibir su ri?¨®n, nos plantearon que cab¨ªa la posibilidad de entrar en el programa de trasplante cruzado, y accedimos¡±.
¡°Me pareci¨® una opci¨®n maravillosa, lo m¨¢s importante es la calidad de vida de mi mujer, y no lo pens¨¦ dos veces¡±, relata Jos¨¦. ¡°Si con un ri?¨®n se puede vivir perfectamente y tengo dos, pues uno para ella¡±. El recuerdo que guarda del proceso previo a la intervenci¨®n, as¨ª como de la operaci¨®n, no puede ser mejor. ¡°Nos trataron muy bien en todo momento, con una gran humanidad¡±, relata. ¡°Ahora mi mujer est¨¢ mucho mejor, ha ganado peso, tiene m¨¢s apetito y la veo con mucha m¨¢s vitalidad¡±.
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