El ministro pirot¨¦cnico
El responsable de Educaci¨®n ha rodeado su trabajo de sonoras pol¨¦micas y decisiones err¨¢ticas que le han obligado a corregirse sobre la marcha
¡°Yo no improviso¡±, le dijo Jos¨¦ Ignacio Wert a este peri¨®dico hace casi un a?o. Aquel d¨ªa, acababa de levantar una inmensa polvareda al decir en el Congreso, en pleno auge independentista, que su intenci¨®n era la de ¡°espa?olizar a los alumnos catalanes¡±, si por eso se entiende que los ni?os ¡°se sientan tan orgullosos de ser espa?oles como catalanes¡±.
Tras casi dos a?os como ministro de Educaci¨®n, parece claro que, si Wert no ha improvisado, desde luego s¨ª ha calculado bastante mal en numerosas ocasiones, a juzgar por el rosario de pol¨¦micas y de rectificaciones (completas o parciales) que jalonan su trayectoria en el departamento. En ese tiempo ha soliviantado (de palabra y de obra) a los nacionalistas, a buena parte de la comunidad educativa (incluso en los sectores m¨¢s afines le acusan de falta de di¨¢logo, de discurso y de programa), a los rectores (que abandonaron por una vez su habitual actitud institucional para dejarle plantado en una reuni¨®n oficial) y a mucha gente, incluso, dentro del partido de Gobierno, el PP.
Con un equipo que le fueron confeccionando sobre la marcha y que ha sufrido numerosos cambios (el jefe de gabinete, la responsable de FP o la de Universidades dejaron el puesto en los primeros nueve meses), Wert empez¨® a principios de 2012 a dise?ar una reforma educativa que en seguida trajo consigo la primera rectificaci¨®n: el bachillerato de tres a?os (ahora tiene dos) que hab¨ªa prometido Mariano Rajoy durante su investidura como presidente qued¨® olvidado; era una iniciativa complicada y cara.
A la vez, el ministro comenz¨® pronto a mostrar su capacidad para sembrar descontentos may¨²sculos con sus declaraciones; ocurri¨® en febrero de 2012, por ejemplo, al hablar de una ¡°avalancha de marroqu¨ªes¡± en las aulas de Ceuta y Melilla ¡ªcuando apenas hay extranjeros; hay espa?oles musulmanes¡ª; y tambi¨¦n cuando quiso demostrar el supuesto adoctrinamiento de los contenidos de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa recurriendo para ello a un libro que result¨®, al final, que no era un manual de clase.
Los rectores, en un gesto ins¨®lito, le dejaron plantado en una reuni¨®n
Y la materia de Ciudadan¨ªa, de hecho, conduce a otra de las rectificaciones y a los enfados que tambi¨¦n ha causado el ministro entre los suyos. A los Gobiernos aut¨®nomos dirigidos por el PP no les hizo ninguna gracia que el ministerio no les consultase la primera redacci¨®n de la reforma educativa (LOMCE). Adem¨¢s, echaban de menos tantas se?as de identidad del Partido Popular que le obligaron a parar y rehacer el texto, retrasando el rapid¨ªsimo avance de la ley. El nuevo borrador lleg¨® en diciembre de 2012 con apoyos a la asignatura de Religi¨®n, a la ense?anza concertada y con la eliminaci¨®n de todo rastro de la asignatura de Ciudadan¨ªa. A pesar de los cambios, las autonom¨ªas gobernadas por el PP segu¨ªan recelando de la capacidad econ¨®mica para llevar a cabo un cambio de gran calado en una ¨¦poca de ahogos financieros.
En ese tiempo, el ministro ya hab¨ªa sufrido (antes del verano) una in¨¦dita huelga general en educaci¨®n contra los recortes presupuestarios en el sector. El decreto de ajustes aprobado en mayo de 2012 ¡ªse ampliaba el l¨ªmite de alumnos por clase, las horas lectivas de los profesores o se invitaba a las comunidades a aumentar el precio de las matr¨ªculas universitarias¡ª consigui¨® unir en una sola protesta a un sector que antes hab¨ªa ido manifest¨¢ndose por comunidades e, incluso, por etapas educativas.
A aquella huelga general le han seguido otras dos ¡ªa los recortes se uni¨® el rechazo a la reforma educativa¡ª, a las que se han acabado sumando nombres tan inesperados como el del principal sindicato de la ense?anza concertada (Fsie) o de ANPE y CSIF. En la de mayo de 2013, los convocantes consideraron una provocaci¨®n de Wert el hecho de llevar la LOMCE al Consejo de Ministros para su aprobaci¨®n justo al d¨ªa siguiente del paro. Finalmente, el ministro rectific¨® (o le rectificaron) y el proyecto de ley fue aprobado una semana despu¨¦s. La siguiente huelga, m¨¢s masiva que la anterior, fue el pasado 24 de octubre, el mismo d¨ªa en el que Wert firm¨® la orden que dejaba sin las ayudas Erasmus del Gobierno a la mayor parte de los estudiantes con el curso ya empezado. Otro quebradero de cabeza, y otra rectificaci¨®n. La ¨²ltima, tambi¨¦n obligado por presiones internas del PP, ha sido con la LOMCE, que se desarrollar¨¢ en tres a?os en vez de en dos, como estaba previsto. Los consejeros del PP se lo pidieron en una reuni¨®n en G¨¦nova.
Junto a la reforma educativa (con todos sus frentes: el interno, con la izquierda, con buena parte de la comunidad educativa, los nacionalistas), la pol¨ªtica de becas ha sido sin duda la otra gran fuente de conflictos para el ministro. El endurecimiento de los requisitos acad¨¦micos para conseguir y mantener una beca general (las destinadas a que los j¨®venes con menos recursos puedan seguir estudiando despu¨¦s de la ense?anza obligatoria) ha sido muy criticado.
Las autonom¨ªas del PP le empujaron a rehacer el texto de la reforma escolar
Aquel plant¨®n de los rectores en mayo de 2012 fue porque el ministerio se neg¨® a colocar en el orden del d¨ªa esa medida y el resto de ajustes en la universidad (m¨¢s horas de clase para los profesores, aumento de tasas). Finalmente, aquel a?o Wert decidi¨® moderar ligeramente la subida de notas para conseguir ayudas y hacerlo en dos a?os: hasta el 5,5 el curso pasado y hasta el 6,5 este. Pero la pol¨¦mica ha continuado, y un descenso del n¨²mero de becarios en al menos 10.000, volvi¨® a obligar al ministro en junio a matizar: hace falta un 5,5 para no tener que pagar matr¨ªcula y el 6,5 para conseguir una de las becas de dinero destinadas a los estudiantes m¨¢s pobres. Eso s¨ª, solo tres d¨ªas antes hab¨ªa invitado por televisi¨®n a los alumnos que no lleguen al 6,5 a abandonar la universidad: ¡°Yo no niego que pueda existir la posibilidad de que un estudiante de pocos recursos se esfuerce, y no llegue a ese 6,5. En ese caso, la pregunta que hay que hacerse es: ?est¨¢ bien encaminado ese estudiante que no puede conseguir un 6,5 o deber¨ªa estar estudiando otra cosa?¡±.
Como ministro de Cultura tambi¨¦n le ha salpicado la pol¨¦mica en torno a la subida del IVA cultural o a la declaraci¨®n de bien de inter¨¦s cultural de las corridas de toros.
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