Un comisario de polic¨ªa alem¨¢n, sospechoso de canibalismo
Detlev G est¨¢ acusado de asesinato La polic¨ªa teme que se haya comido a un divorciado de 59 a?os
El comisario Detlev G. niega un m¨®vil sexual y tambi¨¦n haberse comido a su v¨ªctima. Sus colegas del cuerpo policial saj¨®n hablan del ¡°trato extravagante¡± que dio al cad¨¢ver y la Fiscal¨ªa de Dresde investiga un asesinato perpetrado ¡°para satisfacer inclinaciones sexuales¡±. El muerto era un divorciado de 59 a?os venido desde Hannover a Dresde hace alrededor de tres semanas. Ten¨ªa, seg¨²n contaron a los investigadores algunos de sus conocidos, ¡°la fantas¨ªa de que alguien lo matara y se lo comiera¡±.
Encontr¨® a Detlev en el foro para can¨ªbales de Internet Zambian Meat, que se ufana de ofrecer ¡°la direcci¨®n n¨²mero¡ã 1 para carne ex¨®tica¡±. Tras su primer contacto el mes pasado, los dos hombres chatearon e intercambiaron correos y mensajes de texto hasta que la confianza mutua alcanz¨® para llamarse por tel¨¦fono. Quedaron el 4 de noviembre en Dresde y de all¨ª viajaron, como hab¨ªan acordado, a la pensi¨®n que el comisario G. mantiene junto a su pareja en la localidad de Reichenau. En el s¨®tano del edificio vac¨ªo por reformas reban¨® el polic¨ªa la garganta de su v¨ªctima. Voluntaria, seg¨²n dice el asesino confeso.
Despu¨¦s lo desmembr¨® durante cuatro o cinco horas, de acuerdo con los c¨¢lculos policiales, para acto seguido ir enterrando los pedazos en el jard¨ªn del inmueble, ahora lleno de hoyos excavados por los equipos de homicidios. No se han confirmado por ahora las sospechas iniciales de que Detlev G. comiera partes del muerto. El castigo por asesinato en Alemania puede llegar a la cadena perpetua y es dudoso que las ganas de morir de la v¨ªctima puedan servir de atenuante. No hay indicios de que nadie m¨¢s participara en el crimen.
Pas¨® una semana hasta que se denunci¨® la desaparici¨®n de la v¨ªctima tras el asesinato. Los investigadores dieron con ella gracias al registro de sus conversaciones en el foro can¨ªbal. Confirmaron que la ¨²ltima llamada de su m¨®vil fue a Detlev G., cuya dilatada experiencia en el cuerpo no le priv¨® de cometer estas torpezas de aficionado. Confirmada la sospecha, los polic¨ªas solo tuvieron que andar al despacho de G. para detenerlo. Enseguida confes¨® los hechos y, al d¨ªa siguiente, guio a sus compa?eros a los restos desperdigados de su conocido.
Detlev G. hab¨ªa estado casado con una colega del cuerpo, de la que se divorci¨® antes de contraer una uni¨®n civil con otro hombre, cuyo apellido asumi¨® con el compromiso. Con ¨¦l fund¨® la pensi¨®n de Reichenau, en el valle de Gimmlitztal. Si las ten¨ªa, sus fantas¨ªas can¨ªbales no llamaron la atenci¨®n de nadie en el Cuerpo. El presidente de la polic¨ªa del land de Sajonia, Dieter Kroll, explic¨® el viernes que ¡°pasaba por un polic¨ªa sin tacha¡±. Adem¨¢s, la imaginaci¨®n ¡°no es un campo que incumba a los jefes policiales¡±. Kroll dice que ¨¦l no puede ¡°ni explicar[se] ni entender¡± los actos de su subordinado.
En el foro de Internet para can¨ªbales, que tiene unos 3.000 usuarios registrados, pueden leerse miles de historias sobre asesinatos y festines antrop¨®fagos. La polic¨ªa cree que ¡°el 99%¡± de los usuarios se conforman con la lectura y la redacci¨®n de estas fantas¨ªas. Algunos, sin embargo, prefieren la pr¨¢ctica a la teor¨ªa.
Tal fue el caso de Armin Meiwes, el c¨¦lebre can¨ªbal de Roteburgo que en 2001 mat¨®, descuartiz¨® y cocin¨® parcialmente a un berlin¨¦s a quien hab¨ªa conocido en un foro de can¨ªbales. Pese a que su v¨ªctima estaba de acuerdo en que lo matara y asisti¨® por propia voluntad al fre¨ªdo de su pene reci¨¦n cercenado, Meiwes fue condenado a cadena perpetua.
A¨²n no se han encontrado todos los restos de la v¨ªctima del comisario Detlev G.
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