¡°Es m¨¢s f¨¢cil sacar petr¨®leo que hacer pagar a los ricos¡±

El pol¨ªtico ecuatoriano de izquierda Alberto Acosta (Quito, 1948) no permite que su oposici¨®n a explotar el petr¨®leo oculto en la selva Yasun¨ª ¡ªuna joya medioambiental amaz¨®nica declarada reserva mundial de la biosfera por la ONU en 2008¡ª emborrone su recuerdo de la amistad que un d¨ªa tuvo con Rafael Correa, actual presidente de Ecuador. ¡°Era agudo y muy jovial¡±, describe subrayando el tiempo pasado del verbo. Conoci¨® a Correa en el 2000 y junto a otros compa?eros construyeron un proyecto pol¨ªtico distinto al del Gobierno ecuatoriano actual. En 2005, sus reuniones para planear la candidatura de Correa no llegaban a llenar las seis sillas del comedor de su casa. ¡°No es que Correa se apareciera como un rel¨¢mpago en el cielo despejado, las nubes ya estaban cargadas de demandas de cambio de las clases populares¡±, habla en referencia a su triunfo electoral.

Acosta se muestra feliz de volver a Espa?a, donde mantiene grandes amigos. Regresa para impartir conferencias sobre deuda externa, en su faceta de economista ¡ª¡°nadie es perfecto¡±, se excusa¡ª, y promocionar su libro El buen vivir (Icaria), sobre un estilo de vida que promueve relaciones armoniosas de la naturaleza con los hombres y entre s¨ª. Este principio aparece reflejado en la Constituci¨®n de su pa¨ªs, que ayud¨® a nacer en 2008 como presidente de la Asamblea Constituyente. Jovial, pide a la camarera que le se?ale en la carta todo lo que no lleve cebolla. No quiere dar muchas explicaciones sobre su cruzada contra esta hortaliza. ¡°Eso dar¨ªa para otra entrevista¡±, bromea. Pide un solo plato. ¡°Cuando tengo que hablar mucho, no quiero dormirme¡±.

Acosta relata con tranquilidad su ajetreado paso por el primer Gobierno de Correa, en 2007. Cinco meses como ministro de Energ¨ªa y Minas, y medio a?o largo como presidente de la Asamblea Constituyente. ¡°El presidente Correa me acusaba de ser demasiado dem¨®crata¡±, asegura. Se distanci¨® de su entonces amigo y volvi¨® a dar clases en la Universidad sin desligarse de la lucha junto a los sectores populares.

Entre bocado y bocado, reconoce que sinti¨® el furor petrolero en su juventud. Fue consultor de energ¨ªa. ¡°En los setenta se pensaba que Ecuador era el Kuwait de los Andes¡±, dice. Pero su visi¨®n ha cambiado con el tiempo. ¡°Ha sido tambi¨¦n gracias a mi pareja, Ana Mar¨ªa, que es bi¨®loga¡±. Donde ¨¦l ve¨ªa ¡°la yugular de la econom¨ªa¡±, su compa?era, a la que conoci¨® a mediados de los ochenta, advert¨ªa ¡°la sangre de la Amazonia¡±.

¡°Banano, cacao, petr¨®leo, siempre hab¨ªa alg¨²n producto que resolv¨ªa los problemas del pa¨ªs y Ecuador tiene que dejar de ser un pa¨ªs producto¡±, sentencia. En su opini¨®n deben salir del extractivismo, elaborar una estrategia de transici¨®n que permita al pa¨ªs elaborar productos y no depender tanto de la renta de la naturaleza. ¡°Es m¨¢s f¨¢cil explotar la naturaleza que cobrar impuestos a los ricos, porque la naturaleza no se queja, aparentemente¡±, subraya.

Entre las razones para frenar la explotaci¨®n del campo petrolero ITT en el Yasun¨ª, que quiere explotar el Gobierno ecuatoriano, destaca que se evitar¨ªa la desaparici¨®n de varios pueblos ind¨ªgenas, la conservaci¨®n de la biodiversidad y un ahorro de emisi¨®n de m¨¢s de 400 millones de toneladas de CO2. Sabe que es una tarea dura, pero uno de sus lemas es no rendirse.