Concluye la evacuaci¨®n del barco ruso atrapado en el hielo de la Ant¨¢rtida
Un helic¨®ptero chino rescata a los pasajeros y cient¨ªficos del 'Akad¨¦mik Shok¨¢lskiy' Llevaban atrapados desde el 24 de diciembre
¡°Hemos llegado sanos y salvos al Aurora Australis. Millones de gracias a los equipos chino y australiano¡±. El tuit de Chris Turney, director de la expedici¨®n El Esp¨ªritu de Mawson, pon¨ªa fin a 10 d¨ªas en que los 52 pasajeros y 22 tripulantes del Akad¨¦mik Shok¨¢lskiy han estado aislados rodeados por capas de hielo de hasta tres metros que inmovilizaban el nav¨ªo y con la amenaza de nuevos icebergs acerc¨¢ndose para estrechar a¨²n m¨¢s el cerco. Los pasajeros ¡ªcient¨ªficos que quer¨ªan recordar la expedici¨®n del australiano Douglas Mawson en las mismas costas entre 1911 y 1914, estudiantes de ciencia y un reportero de la BBC¡ª llegar¨¢n a Australia a mediados de mes. Los tripulantes del nav¨ªo se quedaron a bordo a la espera de condiciones m¨¢s propicias para llevar el barco a puerto.
El viaje hab¨ªa comenzado en noviembre con el esp¨ªritu de los viejos expedicionarios. Mawson, el explorador homenajeado, fue el primer australiano que hizo de la observaci¨®n cient¨ªfica el objetivo de sus viajes al continente austral, centrado en los territorios al sur de Australia y Nueva Zelanda, hace un siglo pr¨¢cticamente desconocidos (los pioneros usaban otras v¨ªas de acceso, m¨¢s cerca del Atl¨¢ntico Sur y el cabo de Hornos). Un siglo despu¨¦s, los 52 expedicionarios quer¨ªan repetir las mediciones de aquella primera exploraci¨®n con el ¡ªtriste¡ª objetivo de verificar lo que todos se temen: el impacto del calentamiento en el continente.
Pero, seg¨²n narra el propio capit¨¢n, el 24 de diciembre todo se torci¨®. En el blog de abordo, el bi¨®logo marino Greame Clark narra con precisi¨®n el brusco cambio en las condiciones que caus¨® la inmovilizaci¨®n del buque. ¡°Se dice con frecuencia que la Ant¨¢rtida es un entorno din¨¢mico. Hoy lo hemos experimentado de primera mano, seg¨²n hemos pasado de un tiempo excepcionalmente bueno a vernos rodeados por una gruesa e impenetrable capa de hielo, imposible de atravesar pese a los en¨¦rgicos esfuerzos de capit¨¢n Igor¡±.
Clark refleja bastante bien el esp¨ªritu de los atrapados. ¡°Aunque nuestra barrera de hielo es claramente frustrante para algunos, otros me aseguran que no les preocupa lo m¨¢s m¨ªnimo. Las dificultades son un a?adido al sentido de aventura y satisface un deseo primario de luchar contra los elementos. Al fin y al cabo, ?qu¨¦ ser¨ªa de una expedici¨®n a la Ant¨¢rtida sin pasar un tiempo atrapado por el hielo? Se me ocurren lugares mucho peores donde estar atrapado que en este magn¨ªfico paisaje rodeado de icebergs¡±.
Las fotos que los pasajeros hicieron llegar no demuestran, desde luego, mucha preocupaci¨®n. En el blog de la expedici¨®n hay algunos rasgos de a?oranza ¡ª¡°?Echo de menos a Nikki!¡±, se lamenta Carol Cook, otra de las expedicionarias, quien relata c¨®mo el 25 de diciembre muchos llegaron tarde al desayuno despu¨¦s de pasar la noche anterior cenando y cantando¡ª.
Esta buena predisposici¨®n, sin embargo, no evit¨® que el mismo 24 el jefe de la expedici¨®n emitiera una alarma que, por proximidad geogr¨¢fica, tuvo que atender la Autoridad de Salvamento Mar¨ªtimo de Australia (AMSA por sus siglas en ingl¨¦s), que el propio d¨ªa 25 informa de que hay tres naves de rescate que se dirigen hacia el barco bloqueado, que est¨¢ a 1.500 millas al sur de Hobart, la capital de Tasmania.
El 27 ya hay dos nav¨ªos cerca del barco inmovilizado, uno a 15 millas y otro a 20 millas. Pero el tiempo, con fuertes r¨¢fagas de viento y nieve, impide que el rescate se lleve a cabo. Un barco chino que se ha acercado a la zona tambi¨¦n tiene problemas para acceder. Aunque se esperaba que las condiciones climatol¨®gicas mejoraran para el 30 o el 31, el rescate se retrasa. El barco, advierten las autoridades australianas, se mantiene en buenas condiciones. No hay problema de suministros y uno de los navegantes escribe que ¡°intr¨¦pidos ping¨¹inos¡± se acercan y deslizan cerca de los expedicionarios.
¡°Es una semana muy intensa¡±, escribe el jefe de la expedici¨®n, Chris Turney. ¡°En el momento en que fuimos capturados por el hielo, el mar abierto estaba a dos o cuatro millas na¨²ticas del Shok¨¢lskiy. Ahora la capa de hielo es mucho mayor, con continuas aportaciones debido al viento del este, lo que nos ha dejado a 16 millas del mar abierto. El esfuerzo internacional ha sido extraordinario, y estamos especialmente agradecidos por todo el trabajo realizado para ayudar a la Expedici¨®n Ant¨¢rtica Australiana 2013-2014, especialmente a chinos, franceses y australianos. Los vientos se han calmado un poco, pero en algunos momentos han excedido los 70 kil¨®metros por hora, unas condiciones similares a las sufridas por la expedici¨®n de Douglas Mawson hace un siglo en el cabo Denison. Estremece pensar c¨®mo aquellos hombres no solo sobrevivieron, sino que consiguieron llevar a cabo una importante expedici¨®n cient¨ªfica¡±.
Para final de a?o ya estaba todo listo para el rescate. Solo faltaba que las condiciones meteorol¨®gicas lo permitieran. La distancia del mar oblig¨® a hacer un primer traslado en helic¨®ptero, en grupos de 12, hasta el rompehielos chino Xue Long. Luego, una barcaza los traslad¨® hasta el Aurora Australis. Fueron momentos de tensi¨®n. Las autoridades australianas que coordinaban el rescate estuvieron a punto de suspenderlo. El viaje por aire, unos 45 minutos, era la parte m¨¢s peligrosa. Pero tampoco las condiciones del hielo en el que deb¨ªa posarse el helic¨®ptero (y sobre el que deb¨ªan trasladarse los expedicionarios y sus equipajes) parec¨ªan seguras.
Ahora, ya todos embarcados y rumbo a Australia, donde llegar¨¢n a final de mes, pueden presumir de que han disfrutado de una Navidad de aventura, que bien vale los 8.500 d¨®lares (6.150 euros) que costaba el pasaje.
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