Yakiri: ¡°Solo quise vivir¡±
EL PA?S visita en la c¨¢rcel a la joven mexicana que denunci¨® violaci¨®n y fue inculpada del homicidio de su presunto agresor
La ¨²ltima vez que Yakiri prob¨® la comida de su madre fue el 9 de diciembre de 2013. Esa misma noche, herida, acudi¨® a pedir ayuda a una patrulla de la polic¨ªa capitalina en la colonia Doctores, un barrio bravo de la Ciudad de M¨¦xico a pocas calles del centro de la capital del pa¨ªs. La joven, de 20 a?os y poco m¨¢s de 50 kilos, declar¨® que dos hombres la hab¨ªan secuestrado, violado y golpeado. ¡°Fui a denunciar porque pensaba: van a venir a por m¨ª y me van a hacer algo peor; estaba desesperada, nerviosa¡±, cuenta en el ¨¢rea de visitas del reclusorio femenil de Tepepan, al sur del Distrito Federal. Nadie crey¨® su historia en comisar¨ªa: que dos sujetos en moto la hab¨ªan abordado por la calle cuando ella iba caminando a encontrarse con su pareja, Gabriela, con la que va a hacer ya dos a?os de relaci¨®n: ¡°Oye, oye, c¨®mo te llamas, te llevo a donde quieras¡±; ¡°Ya s¨²bete o te subimos¡±, recoge su declaraci¨®n oficial. A golpe de navaja la llevaron hasta un hotel, la desnudaron y uno de ellos -Miguel, de 37 a?os, 1,80 de estatura y 90 kilos- la viol¨®. El otro ¨Csu hermano Omar, de 33- sali¨® de la habitaci¨®n. Tras la agresi¨®n sexual ¨¦l la golpe¨®, hubo un forcejeo y ella se defendi¨® rasg¨¢ndole el cuello con la misma navaja que ¨¦l estaba utilizando. El hombre se visti¨® unas bermudas y huy¨® desangr¨¢ndose. Seg¨²n Omar, que apareci¨® en la comisar¨ªa poco despu¨¦s de que Yakiri llegara a denunciar, falleci¨® en la puerta de su casa. El juez dict¨® contra ella auto de formal prisi¨®n por homicidio calificado, alegando que eran amantes y el asesinato fue alg¨²n tipo de venganza movida por los celos.
Yakiri, con el cabello oscuro recogido, discreto r¨ªmel en los ojos y vestida con un su¨¦ter negro de cuello cisne y pantalones de mezclilla, abraza con cari?o a Marina y a Jos¨¦ Luis, sus padres, en cuanto entran por la puerta. La estancia, amplia y con ventanas que dan gran luminosidad, funciona como comedor para los de fuera, ya que dispone de mesas y de una tienda para comprar alimentos. Yakiri se ve chica, como en las fotos que portan quienes abanderan el comit¨¦ ciudadano creado para su liberaci¨®n, pero cuando habla uno entiende que tiene ante s¨ª a una joven madura, lastimada, consciente de su situaci¨®n, pero que se niega a perder la esperanza. ¡°Por algo pasan las cosas¡±, dice ella cuando se le pregunta si cambiar¨ªa algo de lo que sucedi¨® aquel d¨ªa. ¡°Ahora hay una movilizaci¨®n que ojal¨¢ ayude a acabar con el machismo, la injusticia¡±. Su caso ha cobrado fuerza desde el pasado diciembre gracias al apoyo de varias organizaciones de la sociedad civil y de la Comisi¨®n de Derechos Humanos del DF, el Instituto de las Mujeres, el Senado e incluso una comisi¨®n de la ONU.
En su situaci¨®n, tal y como se ha expuesto en la apelaci¨®n al auto del juez, no se aplicaron los protocolos internacionales para v¨ªctimas de violaci¨®n: ¡°No le han dado retrovirales, ni se le hizo un examen ginecol¨®gico completo hasta diez d¨ªas despu¨¦s¡±, explica Marina. Los agravios, seg¨²n denuncia la defensa, van m¨¢s all¨¢: en ning¨²n momento se le comunic¨® a Yakiri que se encontraba en calidad de detenida: ¡°Tard¨¦ en darme cuenta de que no me estaban ayudando, de que todo lo que les contaba lo estaban usando en mi contra¡±, dice ahora la joven, quien sin embargo, prefiere pensar en positivo. ¡°Yo tambi¨¦n aprend¨ª¡±, a?ade, ¡°lo que vale la familia, un peso, la comida y por supuesto, la libertad¡±.
La muchacha, tranquila, prosigue: ¡°Siempre pens¨¦ que el d¨ªa que me llegase la hora de morir iba a estar bien porque cre¨ªa que hay que disfrutar lo que uno vive, y ser feliz con eso, yo lo era, pero cuando estuve con ellos fue distinto. Pens¨¦ que no iba a existir para contarlo, que se acababa todo. En ese momento solo quise vivir¡±.
Yakiri asegura que trata de reponerse: ¡°Fue muy feo lo que me pas¨®, pero si mi familia y tanta gente est¨¢n luchando, lo menos que puedo hacer es colaborar. Igual que yo sufro si veo a mi madre llorar, pienso que al rev¨¦s ha de ser igual. Tengo que estar bien. Al principio no quer¨ªa comer, me descuid¨¦ f¨ªsicamente. Pero no pod¨ªa seguir as¨ª¡±. Varias compa?eras del penal interrumpen a Yakiri para saludarla a ella o a sus padres. La muchacha sonr¨ªe a todo el mundo, a veces incluso bromea y da ¨¢nimos al resto. La joven, natural de Tepito, un barrio conflictivo de la capital, trabajaba en una tienda vendiendo bolsos. Su familia est¨¢ ligada al movimiento cultural de la zona y el pasado noviembre, hicieron un acto contra la violencia machista. ¡°Aqu¨ª [dentro del reclusorio] hay cursos, estoy estudiando la prepa [el bachillerato], hago baloncesto y acondicionamiento f¨ªsico. Trato de mantener mis d¨ªas ocupados¡±, se?ala.
¡°Me gustar¨ªa que no hubiese este trato hacia la mujer, un cambio en la justicia y tambi¨¦n en la sociedad. Parece que por ser mujer no te puedes defender¡±. Pese a todo, mantiene un punto de confianza en el sistema judicial porque ¡°est¨¢n los buenos y los malos¡±.
Las heridas de Yakiri
Desde el primer d¨ªa, su padre, Jos¨¦ Luis, y la abogada, Ana Katiria Su¨¢rez, denuncian ¡°que no se respet¨® el debido proceso¡±. Seg¨²n ¨¦l, ¡°la polic¨ªa manipul¨® la escena del crimen, los dos hermanos se encargaban de los desalojos de los agentes ministeriales, eran sus colaboradores y varias fotos de mi hija con heridas desaparecieron¡±. Las supuestas im¨¢genes de Yakiri, extraviadas en la Procuradur¨ªa, fueron difundidas a trav¨¦s de redes sociales por el propio movimiento para la liberaci¨®n de la joven. En algunas de ellas, se identifica su rostro, descompuesto, y el logo de la PGJ en la pared.
Las fotos muestran manchas de sangre en la espalda, en la cara y en los brazos, uno de ellos con una herida muy profunda que la propia Yakiri ha reconocido que se le infect¨® despu¨¦s. "Me cosieron r¨¢pido, yo estaba nerviosa y me lo hicieron mal". La Comisi¨®n de Derechos Humanos del Distrito Federal entreg¨® esta semana ante la Quinta Sala en Materia Penal del Tribunal Superior de Justicia del DF un amicus curiae. En el documento se ofrecen "argumentos en materia de derechos humanos y perspectiva de g¨¦nero asociados a casos de violencia contra las mujeres, con la finalidad de allegar a este Honorable Tribunal elementos jur¨ªdicos de utilidad para su inminente fallo en relaci¨®n con el caso". Entre otras acciones, el informe pide a la Procuradur¨ªa "que informe si sabe el origen de las fotos".
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